MADRID, 19 Nov. (Por Eloisa Molina, coordinadora de comunicación de World Vision) -
¿Sabías que 2.000 millones de personas carecen de acceso a servicios básicos de saneamiento, como retretes o letrinas? De ellas, 673 millones no tienen más remedio que defecar al aire libre aun siendo conscientes de las consecuencias para su salud. Y es que una gran proporción de las muertes infantiles se pueden prevenir mediante intervenciones básicas de agua, saneamiento e higiene.
¿En qué consisten estas intervenciones básicas? En instalar puntos de agua potable para las familias, pozos y por supuesto retretes. Sin embargo, la experiencia nos ha demostrado que dichas intervenciones deben aplicarse de forma integrada, no como proyectos independientes, o de lo contrario el impacto será escaso. Por ejemplo, el impacto neto en las muertes por diarrea entre los niños menores de 5 años por proporcionar acceso al agua potable es sólo del 3% al 5% si no va acompañado de otras intervenciones, mientras que proporcionar acceso a un saneamiento eficaz reduce las muertes entre un 5% y un 10% (letrinas) y hasta un 20% (inodoros de cisterna).
Sin embargo, el impacto del agua potable se multiplica muchas veces si se combina con la mejora del saneamiento en el mismo lugar: la reducción media de las muertes infantiles por todas las causas cuando se unen ambas es del 55%. Esto se debe a que el acceso al agua potable es un requisito previo para maximizar los efectos del saneamiento en la salud, y el saneamiento eficaz es un requisito previo para maximizar los efectos del agua potable en la salud.
Pero empecemos por el principio, ¿de qué hablamos cuando ponemos en marcha un proyecto de este tipo? Cuando una ONG como World Vision se compromete con el agua, el saneamiento y la higiene en una comunidad, se utiliza una variedad de enfoques para abordar las necesidades de saneamiento. Esto incluye la programación del cambio de comportamiento para promover la construcción, el mantenimiento y el uso de letrinas o inodoros en los hogares, las escuelas y los centros de salud, y la instalación de letrinas o inodoros y establecimientos para lavarse las manos en las escuelas y los centros de salud para prevenir la propagación de enfermedades.
LA HISTORIA DE PREETY
Preety sólo tiene 12 años. Es una niña tímida, pero ya ha logrado un gran cambio en su pueblo de la India. Todo empezó cuando puso en marcha su campaña para que ninguna casa de su pueblo se quedase sin retrete. En ese momento todo el mundo salía al campo con las consecuencias higiénicas y sanitarias que esto conllevaba. "La vida antes era un desastre", dice Preety. No tener retretes implicaba de forma directa una vida insalubre. La gente enfermaba constantemente, con diarrea, fiebres y malaria.
Las cosas eran especialmente difíciles para las mujeres y las niñas. El área designada para que ellas hicieran sus necesidades estaba más lejos que la de los hombres, y para mantener algo de privacidad la mayoría de las mujeres iban muy temprano, antes de que amaneciera. Podían tardar una hora en ir y volver, llevando el agua para lavarse, y por el camino a menudo tenían que esquivar serpientes o arriesgarse a sufrir asaltos violentos.
Preety empezó a escuchar conceptos sobre higiene. Sabía lo que su comunidad necesitaba y fue su familia la que instaló el primer retrete del pueblo. Ese mismo día supo que no iba a detenerse ahí y, con el apoyo de World Vision, ha conseguido que las 110 familias de su pueblo tengan su propio retrete y difundir cambios en los comportamientos, ya que las infraestructuras por si solas no bastan.
Y es que los retretes... ¡salvan vidas!