MADRID 4 Sep. (EDIZIONES) -
La crisis humanitaria ha alcanzado cotas sin precedentes en el noroeste de Nigeria. Unos 4,5 millones de personas corren el riesgo de morirse de hambre por culpa de la violencia desatada por Boko Haram estos meses y Naciones Unidas ni siquiera conoce la situación real de los dos millones atrapados en las zonas controladas por los milicianos islamistas.
La violencia de Boko Haram no es nueva --el grupo armado lucha desde 2002 por instaurar un Estado islámico en el norte de Nigeria, de mayoría musulmana-- pero en estos meses se ha disparado a niveles que amenazan a toda la Cuenca del Lago Chad.
En Nigeria hay 2,5 millones de desplazados internos, la mayoría de los cuales han surgido en los últimos meses. En el momento de mayor violencia, 1,5 millones de personas abandonaron localidades rurales del estado de Borno hacia Maiduguri, capital regional, sumándose al millón preexistente.
Sirva de ejemplo el feroz ataque lanzado el pasado 3 de junio por Boko Haram sobre la localidad nigerina de Diffa, situada en la frontera común. Las 100.000 personas que estaban refugiadas allí se vieron forzadas a volver a Borno.
Los tentáculos de Boko Haram no se limitan a Nigeria, sino que desde hace tres años se extienden a países vecinos como Níger, Chad y Camerún, que se han tenido que sumar a la ofensiva contra la organización terrorista y asumir su parte de la crisis humanitaria.
El peor escenario se dibuja sin duda en el noroeste de Nigeria. Según datos de la Oficina para la Coordinación de la Ayuda Humanitaria de la ONU (OCHA), 2,1 millones de personas están completamente aisladas en los estados de Borno, Yobe, Gombe y Adamawa.
En Borno, epicentro del conflicto, solo unas pocas de las 26 comunidades que hay son accesibles a la ayuda humanitaria. Boko Haram, las minas antipersona y los explosivos de la última guerra son solo algunos de los peligros, entre los que incluso hay que contar el clima, porque las lluvias torrenciales han aislado pueblos enteros.
Las agencias de Naciones Unidas han dado la voz de alarma porque llevan meses sin poder constatar el estado de estos dos millones de personas. Calculan que entre los civiles atrapados y los que viven en otros lugares, hay 7 millones con necesidades humanitarias urgentes.
AL BORDE DE LA HAMBRUNA
La situación es "extremadamente grave" para 4,5 millones de personas --el doble que en marzo de este año-- que sufren una "inseguridad alimentaria grave" en el noreste de Nigeria, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
El último informe del PMA, publicado el mes pasado, 65.000 personas están en fase cinco (hambre) en Borno y Yobe; más de un millón se encuentra en fase cuatro (emergencia) en Borno, Yobe y Adamawa; y 3,3 millones sufren la fase tres (crisis) en estos tres estados.
La situación es especialmente crítica para los niños. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha advertido de que cerca de 475.000 menores en toda la región sufren desnutrición aguda. Además, muchos de ellos lo afrontan solos: únicamente en Nigeria 20.000 menores han sido apartados de sus familias.
Los ataques de Boko Haram para hacerse con el control de estos territorios y los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad para arrebatárselo han devastado los campos, dificultando así la agricultura y la ganadería y, en consecuencia, haciendo a estas personas totalmente dependientes de la ayuda internacional.
Preocupa también, y mucho, la situación sanitaria de estas personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha avisado de que este panorama podría dar lugar a enfermedades e incluso epidemias, al combinar la debilidad causada por el hambre y la falta de medicamentos.
La OMS ha recordado que habitualmente, antes de que se desencadenara la actual crisis humanitaria, Nigeria y sus vecinos regionales ya registraban las mayores tasas de mortalidad infantil y mujeres embarazadas.
AYUDA URGENTE
En las zonas a las que sí ha podido acceder la ayuda humanitaria la situación es "desastrosa e impactante", según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La agencia de la ONU ha apuntado, en concreto, a los 500.000 habitantes de diez localidades liberadas recientemente de las garras de Boko Haram.
El PMA ha puesto en marcha un plan de emergencia para entregar alimentos a unas 700.000 personas durante los próximos meses, lo que incluye comida específica para 150.000 niños menores de cinco años que están desnutridos.
La OMS también ha lanzado un Plan de Respuesta Humanitaria centrado en la inmunización frente a enfermedades que podrían desatar epidemias, la prevención del VIH --dada la intensa violencia sexual-- y los cuidados especializados a recién nacidos y sus madres.
"Confiamos en poder superar al menos algunas de las múltiples barreras que impiden la entrega de ayuda urgente para llegar a los supervivientes de esta violencia", ha dicho Sebastian Weber, trabajador alemán de la Oficina de la OCHA en Borno.
"Buscaremos las brechas en el muro, los caminos que lo rodeen, los túneles y las laderas, para conseguir nuestro objetivo de aumentar el acceso a la ayuda humanitaria sin exponer ni a las comunidades locales ni a los cooperantes a riesgos inaceptables", ha prometido.
Sin embargo, una vez alcanzada esta meta, podría surgir un nuevo desafío humanitario. "A medida que lleguen las lluvias, el periodo de escasez avance y se abran más zonas a la ayuda humanitaria, es probable que la magnitud total del hambre y la devastación salga a la luz", augura Abdou Dieng, director regional del PMA.