COX BAZAR (BANGLADESH), 1 Sep. (Reuters/EP) -
Cerca de 400 personas han muerto por la ola de violencia que estalló hace una semana en el estado de Rajine por un ataque de insurgentes rohingya contra fuerzas de seguridad, al que han seguido "operaciones de limpieza" contra esta minoría étnica y religiosa, de acuerdo con el último balance proporcionado por las autoridades birmanas.
Las fuerzas birmanas han indicado que al menos 370 insurgentes rohingya, 13 uniformados, dos funcionarios y 14 civiles han muerto a causa de esta ola de violencia, lo que la convierte en la peor que ha vivido el país asiático en las últimas décadas.
Además, unos 60.000 rohingya han huido de Birmania, de acuerdo con tres fuentes de Naciones Unidas consultadas por Reuters. Estas fuentes han detallado que 38.000 han logrado llegar a Bangladesh por distintos medios, mientras que otros 20.000 permanecen varados en tierra de nadie en la frontera entre ambos países.
El único precedente son los disturbios que se produjeron en 2012 en la capital de Rajine, Sittwe, por los enfrentamientos entre rohingya y fuerzas de seguridad, que se saldaron con cerca de 200 fallecidos y unos 140.000 desplazados.
La crisis se desencadenó el pasado viernes, cuando milicianos del Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA), un grupo armado conocido anteriormente como Aharak al Yaqin que fue creado por los rohingya exiliados desde 2012, atacaron varios puestos policiales y una base militar en Rajine.
En respuesta, el Ejército birmano ha puesto en marcha "operaciones de limpieza" para dar con los insurgentes rohingya. Ha evacuado a la población no musulmana de Rajine y registra casa por casa en busca de supuestos milicianos entre esta minoría étnica y religiosa.
La situación había permanecido en relativa calma desde el pasado mes de octubre. Entonces, un ataque rohingya contra guardias fronterizos que se cobró nueve vidas entre los uniformados desató nuevos operativos militares que provocaron la huida de 87.000 personas hacia Bangladesh.
Naciones Unidas ha condenado la violencia rohingya y ha pedido a las fuerzas de seguridad que den una respuesta equilibrada a dichos ataques. Además, ha subrayado que esta situación podría haberse evitado si el Gobierno de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi hubiera abandonado la "retórica inflamatoria".
Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.