La violencia sexual en Tigray se agrava por el conflicto

Archivo - Campamento de refugiados etíopes en Sudán
Archivo - Campamento de refugiados etíopes en Sudán - WORLD VISION - Archivo
Publicado: sábado, 19 junio 2021 8:27


MADRID, 19 Jun. (Por Kebede Gizachew Ayalew, director de comunicación de World Vision Etiopía) -

El conflicto en curso en Tigray, que comenzó en noviembre de 2020, ha provocado un aumento de las necesidades humanitarias, ha afectado gravemente a la seguridad
alimentaria y ha perturbado los medios de subsistencia de la población. Cientos de miles de personas, entre ellas niños, mujeres y ancianos, se han visto obligadas a huir de sus hogares y viven ahora en campos de desplazados internos.

En este contexto, el sufrimiento humanitario es inminente y tiene un grave impacto en la seguridad alimentaria, ya que los medios de vida de la población se ven gravemente afectados. Los relatos de primera mano de los supervivientes del conflicto, de los niños desplazados y de las familias indican que muchas personas, especialmente los niños, las mujeres y los ancianos, están sufriendo a causa de la guerra y de la inestabilidad continua en la región.

Berhan Belay, de 36 años, madre de tres hijos, vive en los alrededores de Negash, a pocos kilómetros al norte de la ciudad de Wukro. Según Berhan, Tigray se ha convertido en un infierno desde que comenzó el conflicto. "Nunca he vivido una época tan mala en mi vida. Huimos sin nada, dejando atrás nuestra casa y nuestras propiedades. Cuando volvimos todo había desaparecido", se lamenta Berhan con profunda rabia.

"Nuestros medios de vida han sido destruidos y no tenemos nada para alimentar a nuestros hijos. Estamos sufriendo mucho por la falta de alimentos y los niños tienen miedo".

"En mi pueblo, los soldados se quedaron nueve días. Saquearon todas nuestras
propiedades. Nos intimidaron y a las mujeres nos clasificaron como si fuéramos esposas de las fuerzas especiales o de la milicia local", dice Leteberhan, otra mujer de 45 años, del pueblo de Wukro.

NIVEL ALARMANTE DE VIOLENCIA

El informe de febrero de este año de la Oficina para la Coordinación de Asuntos
Humanitarios (OCHA) indica que se han producido niveles alarmantes de violencia contra la población civil. Han continuado los asesinatos y la violencia de género.

Sara (cuyo nombre ha sido cambiado), de 30 años, nació y creció en la ciudad de Sobiya, en Qersa, Adigrat. Tiene dos hijos, un niño de 11 años y una niña de 6. Cuando estalló el conflicto huyó a Sobiya Ademariam, en Assimba, junto con sus hijos y muchas otras personas, para salvar sus vidas.

Permanecieron allí durante aproximadamente un mes. Para entonces, se había quedado sin comida y, junto a otras siete personas, decidió regresar. A su vuelta fue secuestrada por hombres armados. La insultaron, la golpearon y la violaron
en grupo durante dos días, hasta que perdió el conocimiento.

"El primer día me violaron cinco hombres. Después fueron diez. Entonces me desmayé, me desplomé y estuve inconsciente hasta por la tarde", explica Sara mientras llora.

Según los expertos, antes de que se iniciara el conflicto, ya había casos de agresión sexual en Tigray, como en muchas otras partes de Etiopía. Sin embargo, la magnitud y la naturaleza de la violencia sexual cometida estos días es diferente. "Los incidentes sexuales solían producirse cuando una mujer o un niño o niña se desplazaba a buscar agua o a recoger leña. Estas agresiones se cometían sobre todo contra las niñas, pero ahora, los casos son contra madres", dice Hadas Aschenaki, experta legal para supervivientes de agresiones sexuales en el hospital Ayder de Mekelle.

"Es deplorable que los informes de violaciones que llegan ahora muestren a mujeres violadas por al menos tres o cuatro hombres y en algunos casos hasta por quince. Esto tiene graves consecuencias psicológicas en las mujeres. La
agresión es tanto física como sexual".

SIN ATENCIÓN DURANTE SEMANAS

La hermana Mulu Mesfin trabaja en el centro de atención única para supervivientes de agresiones sexuales del hospital Ayder. Mulu dice que el inusual fenómeno de estos horribles casos de violación es un acontecimiento reciente que ha seguido al conflicto en Tigray.

"Lo peor es que los agresores impiden que las víctimas reciban tratamiento médico después de violarlas. Toman a las víctimas como rehenes y las mantienen en sus campamentos durante varias semanas o incluso un mes", explica Mulu.

Para curar las heridas y devolver la esperanza a Sara y a muchos otros miles de personas atrapadas en la crisis, sobre todo niños y niñas y mujeres, World Vision ha respondido mediante la protección, el apoyo psicosocial, la asistencia en efectivo, el agua, el saneamiento y la higiene, así como la sensibilización y la formación para el desarrollo de capacidades de los voluntarios de la comunidad y del personal de las oficinas gubernamentales.

"Incluyendo a Sara, hemos proporcionado ayuda en efectivo a 50 supervivientes de la violencia de género para recibir atención médica, legal y psicosocial y hemos apoyado a más de 850 niños y niñas desplazados internos mediante actividades
recreativas. Además, más de 1.800 desplazados internos (niños y mujeres) tuvieron acceso a apoyo psicosocial, incluyendo espacios seguros y aprendizaje socio-emocional", explica Bethlehem Abraham, coordinadora de protección infantil y violencia de género en Tigray.