@ElizaGoroya
COMIDAS CALIENTES EN BERLÍN
"Cuando llegan a Alemania, los refugiados ya han sido reducidos a un funcionamiento humano básico", dice Björn Freter, hombre de 37 años de Berlín, Alemania. Lleva colaborando como voluntario en uno de los centros de registro de solicitantes de asilo de la ciudad desde agosto, tras haber acudido un día con un amigo a entregar alimentos donados.
Personas de países como Siria, Irak y Afganistán lo han arriesgado todo para alcanzar el país europeo que sabían que los recibiría: Alemania. Pero el sistema está desbordado a causa de la gran afluencia reciente, por lo que muchas no tienen dinero para alimentos ni un lugar donde dormir.
Björn nos enseña el centro mientras explica lo frustrante que es para estas personas refugiadas exhaustas, hambrientas y traumatizadas esperar hasta 15 días para tramitar sus solicitudes de asilo. Un hombre le dijo: "Prefiero volver a Siria y morir que dormir a la intemperie durante días, como un animal".
Al igual que en Kos, voluntarios y voluntarias se han puesto manos a la obra y ofrecen una comida vegana caliente al día, bocadillos, agua, ropa y atención médica básica. También hay una zona de juegos infantiles, un centro de obstetricia donde se efectúan revisiones a las mujeres embarazadas y una sala silenciosa donde los padres y las madres pueden descansar mientras los voluntarios cuidan de sus hijos e hijas.
PIES MARCADOS TRAS SEMANAS CAMINANDO
Según Björn, cuando finalmente llegan a Alemania, la mayoría de los refugiados tienen terribles cicatrices y astillas en los pies y están deshidratados. Muchos están traumatizados y algunos tienen heridas de metralla. Sus dolencias suelen ser consecuencia de haber caminado durante días o semanas.
El doctor Hartmut Wollmann, pediatra semijubilado que colabora como voluntario en el centro médico, dice que existe un déficit de atención médica para los refugiados no registrados, porque no se pueden derivar al hospital los casos que no se consideran emergencias.
Le han conmovido profundamente las situaciones de muchas personas, incluido un chico sirio de 17 años que estaba muy delgado. No tenía grasa en el cuerpo. Dijo que llevaba caminando dos semanas y media y que no había comido bien. Estaba tan profundamente traumatizado que le dolía el pecho y tenía dificultades para respirar.
"Desde el punto de vista médico, no encontré nada anómalo: lo que tenía era miedo y dolor; sólo necesitaba cuidados y descanso --dice el doctor Hartmut--. Otra paciente, embarazada, tenía un niño de tres años con graves problemas de desnutrición y una infección bucal, lo que significaba que no podía ni comer ni beber".
REFUGEES WELCOME: UN MOVIMIENTO QUE ESTÁ CAMBIADO LA POLÍTICA
Björn hace hincapié en la importancia de los voluntarios y voluntarias: "Si no estuviéramos aquí, cuatro o cinco personas a las que he conocido personalmente habrían muerto. Una había recibido una puñalada, otra tenía mucha fiebre. Cuando no hay suficiente comida, lo anunciamos en las redes sociales y la gente trae donaciones".
"También es importante mostrarles que son bienvenidos --añade--. No podemos comunicarnos en el mismo idioma, pero podemos sonreír y hacerles saber que pueden confiar en nosotros".
"Este movimiento ya está cambiando la política en Alemania --añade el doctor Hartmut--. La prensa habla de los ataques de la extrema derecha, de que han prendido fuego a las viviendas destinadas a la población refugiada, pero el número de personas que está ayudando a los refugiados es mucho mayor".