MADRID 2 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Estados Unidos ha lamentado este jueves la decisión de la junta militar de Malí de poner fin al Acuerdo de Argel, firmado entre el Gobierno y los grupos separatistas tuareg, tras el aumento de las tensiones con el principal mediador entre las partes, Argelia.
"Seguimos preocupados por la reanudación de las hostilidades y el riesgo de volver a la guerra civil entre los grupos armados signatarios del Acuerdo de Argel y el Gobierno de transición, incluidos sus socios de (los paramilitares rusos) Grupo Wagner", ha declarado el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
En este sentido, ha remarcado en una rueda de prensa que, "de haberse aplicado plenamente" el acuerdo, "habría aportado más estabilidad a todos los malienses y a toda la región". "Creemos que la retirada del acuerdo fue desafortunada y lamentamos que el Gobierno de transición haya tomado esa decisión", ha agregado.
Bamako anunció la semana pasada el fin "con efecto inmediato" del acuerdo, después de que las autoridades argelinas hubieran recibido a varios líderes rebeldes, que llegaron a reunirse con el presidente de Argelia, Abdelmayid Tebune, que calificaron de "actos de hostilidad" por la "recepción sin consulta ni notificación previa y al más alto nivel del Estado argelino de ciudadanos malienses subversivos y de ciudadanos malienses procesados por la justicia maliense por actos de terrorismo".
Ante esta decisión, los tuareg del norte de Malí agrupados bajo el Marco Estratégico Permanente para la Paz, la Seguridad y el Desarrollo (CSP-PSD) señalaron que el anuncio es una declaración "abierta de guerra": "Sí, hay preocupación, hay consternación... pero sobre todo nos lo esperábamos. No nos sorprende. Solo podemos tomar nota de su decisión, por muy graves que vayan a ser sus consecuencias", declaró el portavoz, Mohamed Elmaulud.
Argelia ha sido el principal mediador en las conversaciones entre las autoridades malienses y los tuareg, cuyas negociaciones derivaron en 2015 en el acuerdo de paz por el que los separatistas pasaron a formar parte de las Fuerzas Armadas, se selló un alto el fuego y se propuso dotar de más competencias a la parte septentrional de Malí.
No obstante, la llegada al poder de la junta militar tras los golpe de Estado de 2020 y 2021 derivó en un aumento de las tensiones y el posterior estallido de un conflicto. Los rebeldes tuareg se han levantado en armas hasta cuatro veces en 50 años para conseguir, en unos casos, mayor autonomía o, en otros, directamente la independencia de Bamako.