PEKÍN, 14 Mar. (Reuters/EP) -
China debe adoptar un ritmo de crecimiento más lento y reformas políticas más audaces para evitar los titubeos de su economía y distribuir la riqueza de manera más equitativa, declaró el primer ministro chino, Wen Jiabao, en su última comparecencia ante el Congreso Nacional.
Así, Wen se comprometió a buscar en su último año de mandato un crecimiento más resistente a las presiones externas, rebajar los precios de las propiedades domésticas y contener los riesgos inflacionarios, así como afrontar la deuda de 10,7 billones de yuanes (1,3 billones de euros) que asfixia a las administraciones locales.
"La reforma ha alcanzado un momento crítico. Sin el éxito de la reforma política, no se podrán sacar adelante las reformas económicas y pueden echarse a perder los resultados alcanzados", dijo Wen ante los medios tras concluir la reunión anual del Congreso.
Wen abandonará el poder el próximo año, al mismo tiempo que el presidente chino, Hu Jintao , tras permanecer al mando del gigante asiático durante la última década, periodo en el que China ha confirmado su progresión económica hasta convertirse en la segunda mayor economía mundial.
Sin embargo, el primer ministro chino inauguró el curso parlamentario de este año con una rebaja de las expectativas de crecimiento hasta el 7,5%, frente al 8% augurado para cada uno de los ocho años anteriores.
"Debido a la crisis de la deuda europea y el hundimiento de los mercados externos, existen presiones bajistas sobre la economía china. Bajo estas circunstancias hemos rebajado lla meta de crecimiento para facilitar el ajuste estructural", apuntó.
"Intensificaremos las reformas relacionadas con los tipos de cambio", añadió el primer ministro, quien señaló que la reciente actividad en el mercado de derivados de Hong Kong sugiere que el valor del yuan "se encuentra posiblemente cerca del punto de equilibrio".
China desvinculó la cotización del yuan del dólar en julio de 2005, fecha desde la que se ha apreciado algo más de un 30% respecto al 'billete verde', a pesar de que desde Occidente sean habituales las acusaciones referidas al control de Pekín sobre su divisa para facilitar las exportaciones chinas.