SHANGÁI, 24 Oct. (Reuters/EP) -
El proyecto estratégico del presidente de China, Xi Jinping, conocido como 'La Ruta de la Seda' --una enorme infraestructura que pretende unir a nivel económico a Europa, Asia y Oriente Próximo-- ha sido añadido este martes de manera inesperada dentro de los estatutos enmendados del Partido Comunista chino (PCCh), dándole mayor peso político al proyecto y añadiendo presión para que se concluya con éxito.
Este documento, que fue aprobado por el Congreso, ha recogido el compromiso de seguir adelante con la construcción del 'La Ruta de la Seda', como un nuevo signo del poder creciente de Xi y de que el ambicioso proyecto del presidente --que pretende emular a la antigua ruta de la seda-- perdurará durante años, incluso después de que acabe su mandato.
De hecho, los analistas han asegurado que esta iniciativa demuestra dos aspectos: que el régimen chino ha incrementado su atención por la política exterior y que el deseo del presidente por conseguir que China desempeñe un papel crucial en el liderazgo mundial no deja de crecer.
"Todo el mundo sabe que el 'La Ruta de la Seda' es muy importante para Xi, tiene su estampa personal y autoridad", ha declarado Peter Cai, miembro del think tank 'Lowy Institute' con sede en Sidney, Australia. Además, Cai ha recalcado que tener una "política fuerte" como lo es el 'La Ruta de la Seda', sobre todo en materia de contratación externa, y que dicha política sea incluida en la Constitución del Partido Comunista es "algo bastante significativo".
Este proyecto fue mencionado a nivel público por primera vez durante una conferencia que ofreció Xi en 2013 a los estudiantes de una universidad en Kazajistán, donde definió este plan estratégico como un vehículo para que China adquiera un papel más influyente dentro del escenario internacional gracias a sus conexiones comerciales con más de 60 países.
El mandatario chino ha hecho una enorme campaña del 'La Ruta de la Seda', invitando a los lideres mundiales a que viajen a Pekín en mayo para asistir a una cumbre inaugural en la que solicitará unos 124.000 millones de dólares que irán destinados al proyecto. El régimen también ha animado a las empresas tanto estatales como privadas a que colaboren a través de la inversión en el extranjero.
Algunas voces críticas han sostenido que China está exportando material industrial en exceso con vistas a incrementar su influencia y que la construcción de esta nueva ruta de la seda, que además ha sumergido a los países en vías de desarrollo en deudas considerables, necesita que se sigan principios de gestión y de transparencia que sean más estables.
El director económico de HIS Markit en Asia, Rajiv Biswas, ha subrayado que China ha realizado compromisos y "promesas a muchos países en desarrollo", pero cumplirlas le llevará al Gobierno mucho tiempo, "10 años o más".
Biswas ha señalado que esto también ha fortalecido el "poder blando" de China a nivel mundial, al tiempo que ha resaltado que "no tendría sentido" que China descuidara "repentinamente" todo este proyecto.
Un profesor de la Universidad de Chicago, Dali Yang, ha subrayado que el peligro de haberle dado mayor visibilidad a esta iniciativa es que en realidad va a haber que realizar "más esfuerzos para jugar a la política de una manera política" en lugar de estudiar con cautela los costes y beneficios del proyecto.
Muchos inversores privados comparan sus propios proyectos con el 'La Ruta de la Seda', mientras que los gobiernos locales se han mostrado algo más reticentes a la hora de hacer publicidad de este proyecto del Gobierno central.
Los líderes de las principales empresas chinas como China Communications Construction y China Aerospace Science and Industry Corporation han afirmado en declaraciones a Reuters que se centrarán en desarrollar su expansión en el extranjero para apoyar de esta manera la iniciativa de Xi.