Estados Unidos retira sus fuerzas y oficiales yemeníes hablan abiertamente de "tambores de guerra" en el país
MADRID, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los rebeldes houthis han iniciado este domingo el asalto a Taiz, la tercera ciudad del país y punto de conexión con Adén, donde se encuentra actualmente el gobierno del presidente Abd Rabbu Mansur Hadi. El asalto ha tenido lugar después de que Estados Unidos retirara a su personal del país por la crisis política que culminó el pasado mes de febrero con la toma del poder efectuada por los houthis sobre la capital, Saná.
El portavoz de la Embajada yemení en Washington, Mohammed al Basha, ha declarado en Twitter que el país se encuentra prácticamente en estado de guerra civil, un escenario al que Yemen se ha dirigido de manera inexorable durante los últimos meses ante la inacción de la comunidad internacional.
"Odio decir esto", escribió Al Basha en su cuenta de Twitter, "pero estoy escuchando alto y claro el retumbar de los tambores de guerra en Yemen".
El asalto a Taiz ha tenido lugar a escasas horas de la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que solo se ha decidido a intervenir ante las súplicas del presidente Hadi, cuya residencia de Adén se ha visto amenazada los últimos días por aviones no identificados que incluso han llegado a bombardear sus alrededores, sin causar víctimas.
A todo esto hay que sumar la masacre sin precedentes perpetrada el pasado viernes contra dos mezquitas de la capital del país frecuentadas por los houthis. Se trató del atentado más sangriento de la historia reciente del país, uno que costó la vida a 150 personas y dejó heridas a más de 300. Estado Islámico se ha atribuyó la autoría del atentado en un comunicado donde aseguraba que la matanza era solo "la punta del iceberg".
Ello, sin mencionar la presencia de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP), una de las facciones más activas de la red terrorista internacional que, aprovechando la confusión y el pánico generados por el atentado, aprovechó para tomar durante unas horas la localidad yemení de Al Houtha. El Ejército yemení reaccionó a tiempo y consiguió recuperar la ciudad pagando un elevado precio: una veintena de soldados muertos.
RETORNO AL PASADO
Hadi está convencido que detrás del avance houthi se encuentra la mano de su predecesor, Alí Abdulá Salé, expulsado del poder en febrero de 2012 como parte de la vorágine desatada por la Primavera Árabe. Salé, que escapó del país tras aceptar un acuerdo mediado por Estados Unidos y Arabia Saudí para ceder el poder a cambio de inmunidad.
"El presidente está seguro que detrás de la caída de Saná el pasado 21 de septiembre se encuentra una alianza entre Salé y los houthis, en coordinación con Irán", declaró a Reuters una fuente cercana al mandatario a principios de este mes.
Los contactos entre Irán y los houthis existen. Sin ir más lejos, los rebeldes han firmado un acuerdo con la república islámica para operar 14 vuelos civiles a la semana entre ambos países, según hizo saber la agencia oficial yemení Saba News. Salé, por su parte, ha negado toda implicación en esta presunta alianza.
Sea como fuere, con la toma de Saná, los houthis han conseguido por la fuerza lo que no lograron mediante las protestas que colapsaron la capital el pasado mes de septiembre, iniciadas por la decisión del Gobierno de retirar las subvenciones a los combustibles. La secta zaidí, que representa a una quinta parte de los yemeníes, comenzó como un movimiento juvenil en 1992 y protagonizó su primer levantamiento armado en 2003 en busca de una mayor autonomía, que el Gobierno nunca ha concedido.
El pasado 21 de febrero, Hadi escapó del arresto domiciliario al que estaba sometido y se dirigió inmediatamente a Adén, donde ha proclamado --con el apoyo de los países del Golfo-- que lo sucedido en Saná se trata simple y llanamente de un golpe de Estado.
DISCURSO COMBATIVO
Hadi compareció ayer por primera vez tras escapar el mes pasado del control de los rebeldes houthis sobre la capital, Saná, para exigir a los disidentes que abandonen el poder. El presidente, además, emplazó a todos los grupos a reunirse en Riad (Arabia Saudí) para iniciar un proceso de diálogo que ponga fin a la crisis política.
Se trató, no obstante, de un discurso ambiguo, que mezcló términos conciliadores con amenazas de fuerza. El presidente, de hecho, realizó una llamada a la unidad territorial que los houthis han rechazado desde el primer momento, y durante su discurso llegó incluso a jurar que plantaría la bandera nacional yemení en el bastión houthi de la ciudad de Sadé.
Horas después de la comparecencia, Estados Unidos decidió marcharse de Yemen. Primero, con el repliegue de un centenar de integrantes de las Fuerzas Especiales. Después, con la evacuación de todo su personal. Ahora, los rebeldes houthis han tomado el aeropuerto de Taiz, y su avance hacia Adén, a la espera de la decisión de este domingo del Consejo de Seguridad, podría ser solo cuestión de tiempo.