Los yihadistas buscan adeptos entre refugiados en tránsito y los que han llegado a Europa, según un estudio

Refugiados sirios cruzan la valla en la frontera con Hungría
BERNADETT SZABO / REUTERS
Actualizado: lunes, 6 febrero 2017 19:22


MADRID, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -

Grupos yihadistas como el Estado Islámico están aprovechando el estado de indefensión de los refugiados e inmigrantes que intentan alcanzar Europa para ganar adeptos a veces incluso sufragando el coste de su viaje con las mafias de tráfico de seres humanos a cambio de su lealtad, según un estudio del grupo de estudios británico Quilliam. La situación es especialmente grave para los menores no acompañados, de los cuales más de 88.000 han llegado a Europa.

Los refugiados pagan a las mafias hasta 560 dólares por el traslado de una sola persona hasta las costas del Mediterráneo, pero el Estado Islámico se ofrece a pagar estos costes a quienes expresan su voluntad de unirse al grupo. Una vez allí, el Estado Islámico les ofrece hasta 1.000 dólares a cambio de su fidelidad.

"Además de conseguir un acceso a Europa para sus combatientes, el grupo cuenta con que la simple sospecha de la presencia de yihadistas entre los refugiados provoque un aumento de la xenofobia en Europa y refuerce la narrativa que utiliza el Estado Islámico para captar a refugiados de Siria, Irak y Afganistán y de las comunidades musulmanas de Europa y Occidente", explica el informe.

En particular, el grupo se refiere a los menores no acompañados, "más vulnerables a la radicalización". "Les separan de sus padres, que se quedan en su país de origen expuestos a la violencia y a los grupos radicales", recuerda. Así, los yihadistas aprovechan el marco cultural del Islam para predicar la yihad directamente, aunque el informe alerta de que los jóvenes también pueden radicalizarse de forma autónoma, mediante la propaganda en Internet, por ejemplo.

PROPAGANDA DE ODIO

"Los recién llegados y los inmigrantes de segunda y tercera generación tienen tendencia a la radicalización y se pueden aislar como consecuencia de la percepción de discriminación", apunta el grupo. Por ello, Quilliam propone políticas a largo plazo de integración, democratización y fomento del bienestar y la salud mental para los jóvenes.

El estudio analiza en particular la propaganda de odio difundida a través de Internet por grupos yihadistas como Estado Islámico, los talibán, Al Qaeda, Al Shabaab o Boko Haram relacionada con refugiados y desplazados entre junio de 2016 y enero de 2017. Los temas principales son la predicación y los llamamientos a la yihad (53,07 por ciento), los agravios recibidos tales como la muerte de musulmanes (32,13 por ciento) y la culpabilización (5,07 por ciento).

En ese mismo periodo se detectaron 263 usos propagandísticos de grupos yihadistas sobre refugiados, pero también 366 referencias propagandísticas de organizaciones de ultraderecha europeas relacionadas con los refugiados. La extrema derecha apela principalmente al miedio, al discurso de "otrificación" del diferente que "invade" Occidente y viola a mujeres y niños.

SOLUCIONES

Una de las medidas más simples para evitar el riesgo de radicalización de los refugiados durante su viaje a Europa sería garantizar un pasaje seguro desde sus países de origen o desde los campamentos de refugiados de los países limítrofes.

"Nuestro error al no proporcionar un pasaje seguro a los refugiados pone en peligro sus vidas, (pero) también genera una amenaza a nuestra propia seguridad nacional", ha argumentado la portavoz de Solidaridad con los Refugiados Rosalind Ereira, citada en el informe de Quillian.

"El dinero que pagan los refugiados a los traficantes no solo ayuda a financiar las actividades del Estado Islámico, pero los refugiados son captados por el Estado Islámico a cambio del viaje. Al no dar seguridad a los refugiados, dejamos la puerta abierta a la radicalización", ha añadido Ereira.

Ya en el país de destino, Quilliam insta a las autoridades a aplicar el marco de Salvaguarda y Resistencia al Extremismo, unas directrices que deberían ser aplicadas por las fuerzas de seguridad y otros organismos de los países europeos. Además, exige que se trate con mayor deferencia a los menores, aunque en muchos casos reconoce que es muy difícil averiguar si el refugiado ha cumplido o no los 18 años.