SANTA CRUZ DE LA PALMA 25 Ago. (EUROPA PRESS) -
La artesana costurera Marisol Brito Lorenzo ha presentado una nueva versión de la indumentaria tradicional femenina de la isla de La Palma en la que la falda y la enagua reducen de forma considerable su tamaño para hacer "más cómodo y funcional" el traje y evitar la "continua desvirtuación" que se aprecia en las romerías de la isla.
Según explica esta artesana en una nota, "no podemos seguir quejándonos del mal hacer de nuestras vecinas al enfundarse nuestro traje tradicional sin dar opciones más cómodas". Así, al reducir hasta en un 50% el tamaño de la enagua y la falda, opina que "la mujer gana comodidad, el traje se hace más atractivo, los ricos bordados quedan más a la vista y un elemento tan importante como el zapato artesano queda expuesto".
Marisol Brito, "la vestimenta dieciochesca palmera no se modifica, ya que la forma de llevarlo y combinarlo, su patronaje, sus técnicas de confección y sus complementos permanecen intactos".
La artesana recuerda que en la historia de la isla el traje tradicional femenino ya ha sufrido transformaciones, y apunta que en los textos antiguos se ha encontrado que lo usual en la vestimenta era llevar muchas enaguas, hasta un total de ocho, con lo que se conseguía la silueta de cintura pequeña y amplias caderas tan buscadas en el siglo XVIII. Hoy en día se consigue este efecto variando el patronaje, confeccionando una sola enagua con un casco en las caderas y el vuelo añadido a través del mandonguillo.
En la primera década del siglo XX fotografías antiguas reflejan que el largo de las enaguas de lino y lana eran variables, lo más común en los trajes de diario eran por encima del tobillo, llegando incluso a la media pierna para evitar rozaduras y roturas en la ejecución de sus labores.
UN TRAJE POCO ATRACTIVO
Esta artesana lamenta que muchas jóvenes ya no encuentran atractivo este "rico traje", al ser "unas vestimentas pesadas que al usarse principalmente en las romerías que coinciden con los meses más calurosos del año, acarrea que las faldas se readapten con un resultado poco acertado".
En su opinión, "con esta pequeña variación se consigue menos peso en la cintura, más vuelo y una prenda ágil, cómoda y fresca que no resta tradición ni estética, apreciándose más los detalles del traje".
Marisol Brito asegura que es consciente del celo con el que los artesanos de La Palma han cuidado el traje tradicional, pero para mantenerlo cree necesario que las nuevas generaciones lo vean como "una prenda del pasado de la isla que no ha quedado anclada en unos estereotipos de belleza que nada tiene que ver con los gustos actuales".
"La mujer de hoy no es víctima de su vestuario", señala la artesana, quien sostiene que acortando las faldas del traje se convierte en una prenda "más atractiva" para las jóvenes y "se puede acabar con la desvirtuación continua de la indumentaria tradicional femenina de la isla de La Palma".