El Centro de Coordinación Regional de Canarias, una experiencia de seguridad adelantada a su tiempo

Actualizado: jueves, 6 diciembre 2007 20:37

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 6 Dic. (EUROPA PRESS) -

El Centro de Coordinación Regional de Canarias (CCRC) en su primer año de funcionamiento se ha convertido en una experiencia de seguridad adelantada a su tiempo, tal y como concluye el investigador principal de Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano, Félix Arteaga. A los 29 efectivos existentes en la actualidad en el centro, desplegados en la zona de Canarias, Mauritania, Senegal y Cabo Verde; se le ha unido otro avión de vigilancia italiano, componente de la Agencia Europea de Protección de Fronteras (Frontex), que se incorpora al dispositivo de Senegal hasta finales de diciembre.

El análisis del Real Instituto Elcano describe la organización y el procedimiento de coordinación de la lucha contra la inmigración irregular hacia la frontera sur de España y de la Unión Europea (UE) desde el Centro de Coordinación Regional de Canarias. El balance de resultados, publicados el pasado mes de mayo, se corresponde con la investigación realizada durante los seis primeros meses de funcionamiento del CCRC.

Según los datos facilitados por el Gobierno estatal, en este centro, al mando de un general, están destinados un total de 29 efectivos. Su zona de operaciones cubre un triángulo de unos 1.500 kilómetros de lado, desde Gran Canaria hacia Cabo Verde y Senegal, con una distancia entre éstos de 580 kilómetros, un área de unos 425.000 kilómetros cuadrados, que se duplican para las tareas de salvamento.

Los medios asignados en la zona de Canarias, según los datos estatales, están integrados por dos patrulleros de altura de la Armada, dos aviones del ejército del Aire (un focker y un aviocar), dos remolcadores de Salvamento Marítimo y material de apoyo logístico a los centros de internamiento de inmigrantes del ejército de Tierra, dentro de la operación Alfa-India. Además se dispone de tres patrulleras y dos helicópteros de la Guardia Civil para el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), instalado fijo en Lanzarote y Fuerteventura y dos estaciones sensoras móviles en Gran Canaria.

El dispositivo, en el escenario africano, se despliega entre Mauritania, Senegal y Cabo Verde. En el primero de los países mencionados, la Guardia Civil española tiene una patrullera de altura, un helicóptero y el buque oceánico Britannia Uno. En total trabajan 17 miembros del Instituto Armado más 13 tripulantes civiles. Pero además en estas embarcaciones y aeronaves se integran miembros de las fuerzas de seguridad y Armada mauritanas.

Esta república islámica también dispone de cuatro patrulleras, a las que se han incorporado cuatro guardias civiles mientras que, con personal luxemburgués, opera un avión de vigilancia Cessna.

En Senegal, la Benemérita contribuye con dos patrulleras de altura y el buque Río Miño, en los que trabajan 24 guardias y 16 tripulantes civiles. La Policía Nacional interviene con un helicóptero, operado por tres especialistas. Senegal coopera con una patrullera media y otras dos ligeras. También se cuenta con un avión Saeta y, en Dakar, se encuentra el centro zonal de coordinación.

Desde el pasado 29 de octubre y hasta finales de diciembre coopera, con el dispositivo de Senegal, un avión italiano de vigilancia, que corresponde al operativo Hera de Frontex.

El dispositivo en Cabo Verde comprende al buque Sertosa 17, destacado por el Ministerio del Interior con guardias civiles para patrullas conjuntas con la guardia costera caboverdiana, más un avión del ejército del Aire español.

Los medios adscritos al Centro de Coordinación Regional de Canarias se completan con los componentes de Frontex en las islas que son un coordinador y un experto en análisis de riesgos más cinco expertos en identificación de inmigrantes. Estos últimos provienen de Portugal, Italia y Alemania. Dos de ellos trabajan en Tenerife, otros dos en Fuerteventura y uno en Gran Canaria.

Según el análisis del Real Instituto Elcano, el CCRC desarrolla una experiencia "inédita" en la coordinación entre los distintos órganos nacionales, europeos y locales que hacen frente al desplazamiento de inmigrantes irregulares hacia territorio europeo por vía marítima. La novedad del problema y de la solución arbitrada hace que la experiencia del CCRC, según Félix Arteaga, constituya un "excelente laboratorio" para ensayar estos trabajos de coordinación.

Las conclusiones extraídas por este investigador sostienen que los logros y retos obtenidos, durante los seis primeros meses de trabajo del CCRC, confirman la importancia de la experiencia. Arteaga sostiene que, más allá de la complejidad de la gestión del dispositivo responsabilidad del CCRC, lo que "genera un interés especial" es que su misión es "de una nueva generación de seguridad" al superar las dimensiones interior y exterior, nacional e internacional, civil y militar.

Una "experiencia de seguridad adelantada a su tiempo", continúa, que abre precedentes "valiosos" en el campo de la coordinación civil-militar, en el de la cooperación entre agencias de seguridad y en la interacción entre órganos estatales, europeos y locales.

El problema migratorio plantea un reto de seguridad que no se puede solucionar exclusivamente controlando las fronteras pero, sin progresar en el control de éstas, según este investigador; "de nada" valdrá el esfuerzo diplomático y político que se está realizando.

Las "lecciones aprendidas y las que se aprenderán" sobre el control de las fronteras marítimas en Canarias deben ayudar a rediseñar las capacidades, organización y procedimientos españoles de control y, en opinión de Arteaga, esa sería "nuestra mejor contribución" al control de las fronteras exteriores de la Unión Europea (UE).