LAS PALMAS DE GRAN CANARIA 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Guardia Civil de Gran Canaria investiga a dos personas por la presunta autoría de un Delito Contra los Animales al localizar en unas cuarterías del Lomo de La Herradura, del barrio de Tamaraceite en Las Palmas de Gran Canaria, un caballo cuya vida corría peligro, así como los restos de otro equino fallecido.
La investigación se inició a raíz de la colaboración ciudadana, con participación del Seprona de la Comandancia de Las Palmas, al denunciar la existencia de un caballo que se encontraba en mal estado y la posible muerte de un segundo en un cuarto situado próximo al barrio de Hoya Andrea.
Los agentes se trasladaron hasta el lugar donde se verificó el mal estado de un caballo y la posible muerte de otro, informa la Guardia Civil en una nota.
Al llegar, los agentes confirmaron la veracidad de los hechos y solicitaron la intervención de un técnico veterinario de la Dirección General de Ganadería del Gobierno de Canarias.
Durante la inspección, se encontró una yegua de color marrón en un estado de delgadez extrema, rodeada de excrementos, sin alimento y con solo un poco de agua sucia.
En el transcurso de las gestiones para localizar a los propietarios se observó incluso a la yegua comiendo sus propios excrementos.
Los responsables del animal fueron contactados y uno de ellos se presentó en el lugar, afirmando que una segunda yegua de pelo blanco había sido regalada a una persona desconocida.
Además, alegaron que la yegua en mal estado estaba en recuperación de una enfermedad, aunque sin supervisión veterinaria.
La falta de coherencia en las declaraciones de los responsables levantó sospechas a los agentes del Seprona, por lo que al insistir sobre la situación de la yegua desaparecida, se reveló que había muerto hace tiempo y que sus restos habían sido enterrados en un estercolero cercano.
La Guardia Civil excavó en el lugar señalado donde encontraron huesos de gran tamaño y pelo blanco, que fueron identificados como compatibles con los de un equino adulto.
Ante la gravedad de la situación, se tomó la decisión de intervenir cautelarmente la yegua que aún estaba viva, asegurando que recibiera el tratamiento en una clínica veterinaria.
Los informes veterinarios y la investigación posterior llevaron a la conclusión de que los propietarios y cuidadores de los caballos podrían haber incurrido en un Delito Contra los Animales, realizándose las diligencias policiales correspondientes.