FundéuRAE elige Dana como palabra del año: "Las palabras reflejan los miedos, las preocupaciones"
LOGROÑO, (EUROPA PRESS)
El catedrático de Filología, profesor e investigador de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Santiago López Navia ha señalado cómo dana es una palabra que "evoca el dolor, la pérdida, el desastre" y, por eso, es "lamentablemente necesaria".
Los límites del lenguaje reflejan los límites de mi mundo; una frase del filósofo Ludwig Wittgenstein que acota la idea por la que, cada año, la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) escoge la que se erige como 'palabra del año' y que, este año, ha sido dana.
Dana (escrita con minúsculas) es la palabra en que se ha transformado DANA, sigla de Depresión Aislada en Niveles Altos que ha sido incorporada como término al Diccionario de la Lengua Española en su última actualización, publicada el pasado 10 de diciembre.
"Las palabras reflejan los miedos, las preocupaciones, las expectativas y no es en absoluto casual que una palabra como dana evoque el dolor, la perdida; de ahí su tremenda significatividad", ha relatado.
Dana, término que se impuso entre doce finalistas como palabra del año, "evoca el dolor" y constituye, en sí misma, una categoría única.
Había candidatas más "neutras", como alucinación; otras "que se adscriben a la problemática social", como mena o micropiso; y luego estaba dana.
Es el uso de una palabra, ha explicado este investigador, lo que hace que la Real Academia de la Lengua decida elevarla e incluirla en el Diccionario de la Lengua Española.
Es una decisión que toma "en función de la frecuencia pero, también, de la necesidad real de esas palabras para expresar ideas".
Esto, ha apuntado, "no quiere decir que" la RAE "actúe sin reflexión y sin autoridad, todo lo contrario". Por eso, ha pedido creer "en las bondades de las decisiones de la academia" que, por ejemplo, no autoriza "un error en la pronunciación" y, aunque corriera el bulo, cocreta "no se ha abierto paso".
López Navia ha querido reflexionar ante la pregunta de si la RAE está perdiendo terreno "ante posibles modas", considerando que es "el tiempo el que se encarga de autorizar la pertinencia de las nuevas palabras".
Un caso que ha visto "precioso" en este sentido es güisqui, admitida por la academia pero que "resulta menos encantadora que la palabra original en inglés", whisky, y, por tanto, se usa esta última.
"Hay ciertas palabras aprobadas por la academia pero no tienen tanto éxito en su uso, por tanto, es el tiempo el que se encarga de sancionar la pertinencia de las nuevas", ha concluido.
POR QUÉ HUERFILO NO ES ADMITIDA
La Federación Española de Padres de Niños con Cáncer intenta, desde 2017, que la Real Academia Española reconozca un término para el padre/madre al que se le muere un hijo. Para ello, han escogido 'huerfilo', pero la RAE no la ha admitido en el diccionario.
"Es muy complejo, estamos hablando de una dialéctica difícil de conciliar entre la pertinencia gramatical de una palabra y el significado que evoca", ha indicado.
Así, desde el punto de vista de la construcción de la palabra, huerfilo "no se justifica", porque es una palabra hecha a partir de componentes que "no se corresponden con la evolución de la palabra huerfano".
Lo que se ha hecho es cambiar las dos últimas silabas con una palabra en latín; pero huérfano no es una palabra compuesta. Huerfilo "es un constructo con una segunda parte que, desde el punto de vista etimológico, no se sostiene".
"No hay una palabra para un dolor tan grande, pero donde no llega una palabra llega la perífrasis, falta de un hijo, muerte de un hijo", ha explicado aportando explicaciones académicas sobre un "enorme respeto ante quienes están en una situación que sobrecoge".
"Nada nos dice que alguna vez esa palabra acabe permeando en el diccionario; ni lo contrario". Si acaba "normalizándose" en el uso, la Academia tendrá que replantearse la conveniencia de introducirla en el diccionario, pero "nadie sensato puede descartar, o apostar, por esa posibilidad".
La Academia, en todos los casos, es "prudente, porque su criterio normativo no es impositivo". La academia "recomienda, no impone, si un hablante quiere seguir diciendo cocreta, la academia no se va a enterar, no hay una policía lingüística".