LOGROÑO, 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
El abogado que ha ejercido la defensa de Francisco Javier Almeida, Cesar Martínez, se ha aferrado hoy a un "arrepentimiento voluntario" de su defendido y a la "confesión" del acto sexual para pedir la libre absolución de Almeida.
"Este ha sido un juicio difícil, incluso para poder llegar a la verdad", ha dicho al comienzo de su intervención en la última sesión del juicio, por jurado popular, en una intervención breve que ha dado paso a la declaración de propio Almeida.
Para el abogado, desde los medios de comunicación "se ha llegado a contaminar la narrativa" y, por eso, Almeida ha elegido hablar cuando ya no se pueda "distorsionar" lo que diga, dado que ya es la última sesión.
Ha incidido en que "el niño sube por voluntad" a su casa, "no lo agarra", y así "se ve en el video" cuando "sube por las escaleras". Así puest, "no se lo llevó".
Para el abogado "no hubo engaño", porque el pájaro que le quería enseñar "existe". Después de enseñárselo, ha reconocido que Almeida dio satisfacción a su "deseo sexual", pero ha dicho que lo hizo "sin violencia" porque "no hay muebles rotos".
Ha añadido el "hecho cierto" de que, en la primera sesión, cuando el fiscal pregunta por el acto sexual en concreto el acusado "dijo que sí", lo que para este abogado "es una confesión", y "no se puede tratar igual al que confiesa".
El abogado ha hablado de homicidio, y no de asesinato, y ha dicho que cuando ocurrió "estaban vestidos". El niño, "trata de huir, cuando empiezan a tocar los timbres", y "si hubiese querido matarle bastaba con apretar" y "en segundos" lo hubiese logrado, pero "dejó holgura" y, para el letrado, "esa es la clave".
Almeida no sabe qué hacer en ese momento, "está pensando qué va a hacer, tiene miedo a ser descubierto y sigue apretando"; pero, luego, "se da cuenta de lo sucedido" y "baja con el cuerpo descubierto, coge las llaves del coche pero no la documentación" porque su voluntad es "salir buscando ayuda".
Así, es un "arrepentimiento espontáneo, arrepentido sale a buscar ayuda" y lo hace "sin un plan" porque sabe que "hay cámaras" en el portal. "Quería, arrepentido, salvar al niño", ha dicho.
Luego, en la cárcel, escribe una carta en la que dice "soy el que ha matado al niño, no asesinado". Le ha pedido al jurado que "se fijen en los hechos y el relato coherente".
Ha mantenido la libre absolución y, de forma subsidiaria, que se le aplique la atenuante de reparación del daño y confesión.