LOGROÑO, 2 Jun. (EUROPA PRESS) -
Hay que plantear la gestión del agua como "los ingresos y gastos de una empresa", con la intención de "obtener el mejor rendimiento de los recursos" de los que se disponen, especialmente en el sector agrícola. Unos recursos que, en el caso por ejemplo de los acuíferos, uno de los principales suministradores de agua en el país, se están gastando "por encima de las posibilidades".
Para paliar la situación, y encontrar ese equilibrio entre recursos y consumo, sería deseable "llegar a un gran pacto nacional del agua". Es el planteamiento que, en una entrevista con Europa Press, hace Daniel González-Pérez, profesor del Máster en Gestión Ambiental, investigador del grupo 'Industria, energía y sostenibilidad (InES) de UNIR y especialista en gestión del agua.
Este miércoles, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, una cita de la UNESCO que este año se centra en el lema 'Restaurar las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia del agua', con la sequía como una de las principales preocupaciones globales.
En opinión de González-Pérez, "el tema de la sequía, en realidad, es como las cuentas de una empresa, donde siempre hay dos formas de optimizar el rendimiento económico, hay unos ingresos y unos gastos, y para obtener más beneficio o gastas menos son ingresas más".
"Con la sequía pasa algo parecido -explica el experto-. Nosotros consumimos agua que hay en el territorio y al territorio le llega agua en forma de lluvia. Esos son los recursos naturales, ahí no podemos actuar. Llueve lo que llueve y, como estamos en un clima mediterráneo, hay años que son más lluviosos y años que son más secos".
Por eso, argumenta que "nosotros en lo que podemos actuar es en el gasto del agua", de modo que "podemos hacer un consumo más eficiente, de forma que con la misma disponibilidad de agua, incluso menos agua disponible, podemos obtener un mejor rendimiento". Y a eso añade que "podemos obtener fuentes alternativas del agua".
Apunta, en este sentido, que "en las costas se habla de desalación" pero en zonas de interior, como sería el caso de La Rioja, "se puede recurrir a lo que se denomina la regeneración y reutilización de las aguas residuales para un segundo uso".
"Esto suena un poco sucio, echa para atrás, pero es algo que se hace ya en muchos sitios a día de hoy, y con un nivel tecnológico puntero", en lo que González-Pérez ha puesto como ejemplos Israel, California o Australia-, porque, como detalla, "con reutilizar no estamos hablando de coger el agua residual, tratarla y que luego vaya al grifo de los usuarios".
Eso, pese a que existen países con condiciones muy extremas, como Namibia o Singapur, que llegan a usar estas técnicas de regeneración para el consumo humano, y el experto defiende que este agua regenerada "tiene una calidad mayor que el agua que encontramos en un embalse", normalmente este tipo de recurso "se está utilizando mucho para riego agrícola o para baldeos, y se puede usar para otro tipo de cosas que no sera el consumo humano".
ACUÍFEROS.
En parte relacionado con esta técnica de recuperar agua, el experto de UNIR hace especial hincapié en el tema de los acuíferos, puesto que "nosotros en España utilizamos mucha agua de acuífero".
Así, ha apuntado a ejemplos como el de Estados Unidos, "donde cogen el agua residual, la tratan, la regeneran, le dan un nivel de calidad que ese agua está más limpia que la que cogemos del embalse para luego potabilizar; luego inyectan ese agua regenerada en los acuíferos para frenar la entrada de agua de mar en la costa".
Además, de este modo "van recargando los acuíferos y años después se extraerá esa agua a través de pozos con un filtrado en la tierra con el que se simula el proceso natural, el agua que llega se filtra al acuífero y años después la extraemos para usarla, sería una buena apuesta".
Recuerda González-Pérez que "los acuíferos tienen unas cantidades terribles de agua, puede ser cuatro o cinco veces más del agua que llueve anualmente en ese territorio" pero lamenta que "en España, estamos viviendo un poco por encima de nuestras posibilidades en cuanto a recursos de agua porque estamos gastando de los acuíferos más agua de la que todos los años le llega".
Por eso, advierte que "los acuíferos poco a poco se están vaciando", aunque "depende también de zonas", con el norte -Cornisa Cantábrica, Galicia, incluso La Rioja- sin tantos problemas como los tradicionales de Andalucía o Levante y en los que ahora incluye a Castilla y León, "una zona históricamente sin problemas con el agua, pero que empieza a tener déficit" debido, sobre todo, a los elevados usos agrícolas.
De este modo, cuando el experto habla de la importancia de "estrategias para reducir el consumo de agua", incide no tanto en el consumo humano -"los españoles consumimos de media menos agua que en otros países del norte y centro de Europa", asegura-; en los turísticos -"que gastan, pero traen recursos a la vez, matamos dos pájaros de un tiro"- o los industriales, "porque la industria ya lleva concienciada tiempo con los costes, optimizando consumos"-.
CONSUMO AGRÍCOLA.
A su juicio, "en España, donde tendríamos una gran porción de mejora y de optimización del consumo del agua y de reducir mucho el agua que gastamos sería en el sector agrícola". Pone como ejemplo el caso de Almería, con cultivos "que necesitan mucha agua, por lo que está en situación crítica", lo que está "en disonancia con la disponibilidad de agua" en la zona, frente a lo que "se están planteando desalar para riego".
"Más del 60% del agua que se consume en España -asegura el experto e UNIR- la consume la agricultura. Vamos a ver cómo regamos". Plantea, en este sentido, el caso de "tres tipos de regadío: el que se conoce como 'a manta', que sigue siendo el 20% del regadío español, y otro porcentaje muy elevado de tierras con riego por aspersión", dos sistemas, señala, "en los que hay mucha agua que se pierde, que se evapora".
Aboga, frente a ello, "por la nueva tecnología del riego por goteo, un riego concentrado exactamente en la zona de la raíz de la planta que reduce un 80% la evaporación, con lo cual gastamos a lo mejor un 60% del agua que se gastaría regando por aspersión o 'a manta', consiguiendo a la vez que la planta tenga la misma cantidad de agua".
"Sería un riego mucho más eficiente, ahí tendríamos un punto muy importante de mejora", asegura González-Pérez, quien, con todo, reconoce que el campo español "no está para exigirles mucho ahora" como iniciativa privada. De ahí, finaliza planteando la importancia de "un gran pacto del agua a nivel nacional, para que todos se pongan de acuerdo, se haga un programa de ayudas públicas para modernizar los regadíos y nos pongamos a la vanguardia".