Experta UNIR advierte de "adelanto" en edades de acceso a bebida "como vía de escape" y plantea "atención e interés" a los hábitos de los hijos
LOGROÑO, 20 Sep. (EUROPA PRESS) -
"Hablar mucho y con cariño" o "marcar referencias" y "límites" que son "imprescindibles en la vida". Son algunos de los principales consejos que la coordinadora del Máster en Orientación Educativa Familiar de UNIR Carmen Martínez Conde plantea para que los padres hagan frente al consumo de alcohol en sus hijos adolescentes.
A juicio de la experta, como ha relatado en una entrevista con Europa Press, los jóvenes beben "porque están intentando buscar una vía de escape y olvidarse de los problemas, pero es una vía de escape que no tiene fundamento, buscan respuestas rápidas, instantáneas, algo inmediato".
"Y también porque, en el fondo, tienen un vacío vital, entonces buscan erróneamente rellenarlo con una sustancia que se supone que les da alivio al momento, están buscando este alivio donde no tienen que encontrarlo", ha apostillado Martínez Conde.
A ello se suma que el consumo de alcohol es un tema social "y muy accesible", es "un hábito socialmente muy instaurado al que cada vez se accede de manera más joven, y por eso, precisamente, ahí está uno de los mayores peligros, en esa accesibilidad y esa normalización". Algo que atribuya "a una falta de referencias adecuadas".
Martínez Conde recuerda que la bebida, en exceso, tiene consecuencias físicas "graves", en el propio cuerpo o en otros niveles -en especial, accidentes viales, pero también en el plano social o familiar, "porque afecta a la voluntad de la persona, no puede elegir los mejor para sí mismo o para los demás, se olvida de pasarlo bien de manera sana".
Por eso, la experta de UNIR ha recalcado la necesidad de referencias "cercanas" en el propio entorno, y desde las edades más tempranas. "Es evidente que no es lo mismo beber una copa de vino en la comida que beber en exceso cuando se sale de fiesta, por lo que hay que poner toda la atención en esos momentos sociales", ha asegurado.
Precisamente en este aspecto, ha hecho un especial llamamiento de atención a que "hay un problema muy grande en la raíz de todo, que es que estamos acortando las infancias, lo que hace que se adelanten las edades de consumo porque los niños adoptan antes de lo que les corresponde comportamientos adultos".
"Asocian la idea del consumo a la fiesta, una idea errónea y que, precisamente por falta de referentes, por ese vacío existencial y esa búsqueda de vías de escape y de solución inmediata a los problemas, lo rellenan con ese consumo que les hace ser otra personas que no son. Y esto es un fallo muy grande", ha apostillado.
Y, una vez identificado el problema, ¿cuál es la vía de actuación? Para Martínez Conde, "lo primero que tienen que hacer los padres es estar muy presentes con los hijos, dedicarles tiempo, comprensión y cariño, siendo favorecedores de tiempo de ocio sano y en familia, que a los adolescentes les apetezca también estar en casa y poder hacer cosas en familia".
Porque, como ha subrayado la experta de UNIR, es en el seno familiar "donde es necesario construir una personalidad sólida, que dé herramientas a los hijos para saber qué hacer, qué elección es la mejor en cada momento". "Para que entiendan, sobre todo, -ha añadido- que no es necesario buscar en el alcohol, que les cambia la personalidad, ese disfrute, sino que sean auténticos".
En sus palabras, "la mejor prevención es querer a los hijos, crear para ellos un entorno en el que puedan crecer con seguridad en ellos mismos, que vayan descubriendo poco a poco las cosas buenas que tienen ellos para aportar a los demás, llenar la vida de cosas buenas, en definitiva".
Pero no se para en esto la solución, sino que "es muy importante también analizar cuáles son los factores de riesgo". Así, ha considerado que "no todos los adolescentes tiene las mismas probabilidades de caer en el consumo, hay que estar atento a cómo es su entorno, pero a la vez, que los padres igualemente estemos dispuestos a saber qué es lo que pasa".
"Que sepamos -ha recalcado- cuáles son los hábitos de ocio que tienen los jóvenes, porque es un problema que está muy extendido y que puede entrar en cualquier casa. Por tanto, sin temor y sin miedo, hablar mucho con los hijos, ver dónde están, invitar a los amigos de nuestros hijos a casa, hacerse también parte de su vida".
Un acercamiento a la vida de los adolescentes -aunque Martínez Conde defiende "hacer esto desde bien pequeñitos"-, con preguntas "que pueden tener un afán un poco inquisitorial, en el sentido de que percibe que le estás vigiliando, o preguntas con las que les hagamos ver a nuestros hijos que nos preocupamos por ellos, que nos interesamos".
¿Cómo se demuestra ese interés? Si se ha trabajado en este sentido desde la infancia, "cuando llegan a mayores, se dan cuenta, tienen ya asumido que 'te estoy pregutando porque te quiero y porque me interesa tu vida, me interesas tú'".
Esta tarea no se hace, además, solo con palabras, "lo primero es buscar tiempo, poner toda la atención y voluntad en ello, tener disposición" y acompañarlo, incluso, con "gestos, con silencios, con miradas... se trata de ser auténticos y de hacerlo con buena intención, y eso los jóvenes lo captan".
"Los límites con cariño son imprescindibles, generan un marco de protección y sirven para ir aprendiendo además las normas vitales fundamentales para vivir en familia y para vivir en sociedad. Marca un saber hacer las cosas bien. Y es, insisto, imprescindible hacer esto con cariño y con lógica", ha argumentado.
Porque -en este caso, el alcohol-, "está muy presente y muy accesible en todas partes, en el súper mismo vas a comprar tomates y hay una botella de alcohol en la estantería de al lado. Se ve y esta ahí. Hay que hablarlo y marcar límites y referencias", ha terminado insistiendo la experta de UNIR.