LOGROÑO 20 Dic. (EUROPA PRESS) -
'Media hora más de sol' es el primer poemario del polifacético Álvaro Sánchez, periodista, empresario, dj, músico... La mayoría de los textos que el sábado se presentan recogidos en una edición de Mangolele y Sancha, fueron escritos durante tres tardes de agosto del año de la pandemia, en 2020, en Ajamil de Cameros.
Una esquinita diminuta y perdida, un gamusino del Universo, casi en la frontera entre La Rioja y Soria, al sur de Monte Real, los embrujados prados de Solichurri y el Hayedo de Santiago (protagonista de algunos versos) en la que la pandemia, al igual que los Rolling Stones o el fin del mundo, no llegaron a llegar. En su lugar, los niños del pueblo se pusieron a jugar al Valdeprimi.
El resto de los poemas, excepto dos (uno aparecido en la víspera de Reyes de 2021 y otro de 2009), fueron escritos en ese mismo 2020, en Ajamil y también en Logroño.
El acto tendrá lugar este sábado, 21 de diciembre, en el café Bretón, a las 13 horas. La editorial riojana Mangolele y Sancha cuenta entre su colección con libros de Manuel de las Rivas, Roberto Iglesias, Francis Quintana, Arturo Marcelo Pascual, Desiderio C. Morga o Juan M. González Zapatero, entre otros.
Sus responsables Rafael Amilburu y Sinsal, tanto monta, monta tanto, son ilustradores, musicólogos y encantadores. En colaboración con Alfonso Martínez Galilea, poeta, traductor y editor de AMG, y su socia y librera Ángeles Sancha.
EL AUTOR.
Le daba alergia el pan, los huevos, la leche, la verdura, la carne y el pescado. Le daba alergia todo. Hasta que cumplió los tres años sólo podía comer arroz blanco. Una curandera de Barcelona (una bruja que se decía entonces) lo curó; sin embargo, la cosa no fue mejorando con los años. Con diez u once primaveras leyó unos versos de Poemas Humanos de César Vallejo que lo dejaron mazo loco.
Poco después ya era fan de AC/DC, Dinarama, Pata Negra o Prince, y con 14 años montó su primera experiencia artística en Logroño, la banda de rap junto a los hermanos Ramírez Platanito and The Goomiers. Con 22 años cubrió desde Ermua el horrible asesinato de Miguel Ángel Blanco para el diario El Mundo.
Ese mismo verano en Bilbao también cubrió la liberación de los secuestrados por ETA Cosme Delclaux y Ortega Lara. Y ese mismo año estuvo en la presentación de Ganas de hablar, el primer poemario de su amigo escritor, productor musical y genio Paulino Lorenzo Zárate (y corrector, ayudante y lector de lujo de este "Media hora más de sol"); él es también el actual coordinador de Verso, el nuevo nombre de las viejas Jornadas de Poesía en Español, tal vez la principal razón de la pasión de Álvaro por la poesía.
Después siguió colaborando de periodista con revistas de cultura a nivel nacional como Efe Eme o El Planeta (coordinó su edición para La Rioja durante un periodito en 1998), donde entrevistó a Ariel Rot o Coque Malla, y en otros medios como la revista Mangolele de Análisis del Percal (de sus actuales editores, Mangolele Y Sancha). En sus páginas también entrevistó a Taburete en el café Bretón de Logroño (que posteriormente posó para la foto en los Juzgados).
En el verano de 1999 arrastrado por el cierzo se hizo DJ hasta el 2005. Pinchó en el País Vasco, en Madrid y sobre todo en los peores mejores antros de Logroño (Submarino, La Musa, El Maltés...) hasta que en 2005 volvió al periodismo en El Correo edición Logroño y, entre otros, entrevistó a Alaska, Valerie Tasso, Jorge Drexler, el poeta cubano Manuel Díaz Martínez y otros que no se acuerda.
Sin apenas tocar la guitarra ni el piano y menos aún cantar, tocó la guitarra, el piano, cantó y sacó varios discos tocando por varias ciudades españolas con Chalet Rosa y Las Personas, editando varios vídeo clips que salieron en la web de revistas como Rock De Lux o Mondo Sonoro. "Grandes Caballeros", "Fascinación", "El Baile de la Pulguita" y el que fue tal vez su mayor hit, "Tienes que estudiar", de 2016.
Resumiendo, que es participio, ha sido discjockey, periodista, escritor de canciones, frontman y poeta inédito. Pero, por encima de todo, él se considera actor frustrado. Todo ello, hay que decirlo también, lo dejó a medio hacer.
También hizo -valga la redundancia- teatro y trabajó de actor (uno de los mejores momentos de su vida), fue guionista, secretario, administrativo, compró miles de discos en Edimburgo, tuvo una niña y dos sobrinos, se licenció en Periodismo y casi en Económicas, creyó atisbar un ovni con su hermano César, vio a David Bowie, Lou Reed e Iggy Pop en 1996, a los escritores Juan Carlos Mestre, Eloy Sánchez Rosillo, Lola Mascarell, Eugenio Montejo, Rafael Alcides, Rafael Pérez Foncea, Ioana Gruia, Rocío Arana y un largo etcétera en sus amadas Jornadas de Poesía en Español. A Ilegales, el Niño Gusano, Patrullero Mancuso y Nick Cave varias veces, a los Magnetic Fields en 2023 a y Paul McCartney el otro día.
Durante todo ese tiempo, no ha dejado de escribir, dar guerra y fingir. Siempre llega tarde a todas partes y, durante la redacción de este texto, ha sentido muchas ganas de ir al baño, pero no se ha decidido a levantarse.