LOGROÑO, 6 Jun. (EUROPA PRESS) -
La fase diocesana del Sínodo de los Obispos ha concluido con la petición de la renovación de las estructuras diocesanas y parroquiales, para responder de forma más eficaz a la nueva realidad social y a los nuevos retos y necesidades pastorales, así como por una escucha y sintonía mayor con los signos de los tiempos, entre otras conclusiones.
Una serie de propuestas que se han presentado en la Asamblea Final Diocesana en el Salón de Actos del Seminario Diocesano de Logroño que congregó a más de 500 laicos, religiosos, religiosas y sacerdotes y que finalizó con una Eucaristía presidida por nuestro obispo don Santos.
En dicha Asamblea, se presentaron las conclusiones del trabajo realizado por más de 700 personas en nuestra Diócesis a través de los más de 60 grupos sinodales creados en toda La Rioja.
Las líneas tratadas durante estos meses se han basado en la escucha; el diálogo Iglesia-Sociedad; la celebración; la corresponsabilidad en la Misión; y discernir, decidir y formarse en sinodalidad
El informe presentado se puede leer al completo en nuestra web.
Los puntos coincidentes de las aportaciones sinodales han sido la petición de una renovación de las estructuras diocesanas y parroquiales, para responder de forma más eficaz a la nueva realidad social y a los nuevos retos y necesidades pastorales.
Se aboga por una escucha y sintonía mayor con los signos de los tiempos (corresponsabilidad del laicado, mayor participación de la mujer en las estructuras jerárquicas de la Iglesia, ecología integral, pluralismo en comunión).
Se insiste en la necesidad del acompañamiento a los bautizados, por medio de procesos de maduración de la fe y de discernimiento vocacional cristiano, que les permita asumir y hacer real y eficaz su corresponsabilidad en las distintas tareas de la Iglesia.
Se pide de forma unánime la puesta en marcha de una sólida formación cualificada de todas las personas bautizadas, sobre todo de las que ejercen ministerios pastorales o se preparan para el compromiso público. Se valora la formación que ofrece la Iglesia (catequesis, liturgia, moral), pero se detecta una falta de interés personal y compromiso de formación constante de los fieles.
Se requiere un cuidado y animación litúrgica, que aúne la participación festiva y el respeto y acceso al misterio. Los grupos de liturgia necesitan una renovación seria.
Se palpa cada vez más la ausencia o abandono de una fe inicial y del encuentro con el Señor en los que se acercan a las parroquias con motivo de la celebración de los sacramentos. Lo que, a la vez que nos interroga e inquieta, nos reclama una renovada misión evangelizadora: encuentros o experiencias que despierten la fe, testimonios de vida cristiana que interpelen, insistencia en el primer anuncio de forma vital, etc.
Se constata la necesidad de propuestas audaces y actuales para promover iniciativas de presencia pública de la fe y del diálogo Iglesia-sociedad, concienciación del compromiso social de los cristianos (Doctrina Social de la Iglesia) y de su implicación en tareas de liderazgo social o profesional en los distintos sectores públicos, así como mejorar y profesionalizar el uso de los medios de comunicación, y utilizar un lenguaje claro y adecuado para comunicar el mensaje cristiano. Es necesaria una pastoral de unidad de mínimos y una participación cada vez mayor de todos los bautizados.
La Iglesia en España celebra el próximo día 11 de junio la Asamblea final del Sínodo. Después de un proceso de escucha y discernimiento en las diócesis, congregaciones religiosas, movimientos, grupos eclesiales, e incluso individualmente, se presentará la síntesis que recoge el discernimiento eclesial. Esta Asamblea tendrá lugar en la Fundación Pablo VI de Madrid.