Ciudadanos no consigue entrar en la Asamblea de Madrid y pasa de 26 a 0 diputados
MADRID, 4 May. (EUROPA PRESS) -
El candidato de Ciudadanos a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Edmundo Bal, volverá al Congreso de los Diputados tras perder el pulso a Vox y ver cómo los "extremos" expulsan de la Asamblea de Madrid al "centro", que se queda con un 3,55% de los votos y no logra representación.
Los 'naranjas' se desploman y pasan de 26 diputados y de formar parte de un Gobierno de coalición en Madrid a quedarse fuera del Parlamento autonómico. Bal, personalmente, ha perdido la batalla contra la candidata de Vox, Rocío Monasterio, a quien ha postulado como la otra única opción para ocupar la Vicepresidencia en un gobierno de la ganadora de las elecciones, Isabel Díaz Ayuso.
Ciudadanos partía en esta campaña electoral tocado por los malos resultados cosechados en las elecciones catalanas --pasaron de 36 a 6 escaños-- y la repetición electoral a nivel nacional del 10 de noviembre de 2019, donde cayeron de los 57 a los 10 diputados, lo que provocó la dimisión del entonces presidente del partido, Albert Rivera, y que Inés Arrimadas le tomara el relevo.
Además, estas elecciones autonómicas adelantadas se precipitaban por el eco de la moción de censura en Murcia entre Cs y PSOE contra el PP, que acabaría fracasando, pero que se llevó por delante el Gobierno de coalición de Madrid, cuyos integrantes 'naranjas' estaban cesados unas pocas horas después de que Ayuso pulsase el botón de convocatoria electoral.
CANDIDATO EXPRÉS LLEGADO DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
En este clima de incertidumbre, la mayoría de los partidos se rearmaron en clave nacional, con la llegada del hasta entonces vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, a la cabeza de Unidas Podemos como candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, la toma de la dirección de campaña de Vox por su líder nacional, Santiago Abascal, y la implicación personal del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el socialista Ángel Gabilondo.
Con la figura del exvicepesidente Ignacio Aguado dañada tras ser cesado, este movió ficha, llamó a Bal y le pidió que se postulase él a encabezar la lista de Cs el 4 de mayo --candidatura que refrendaron una semana después los militantes--.
Esta apuesta finalmente no ha sido suficiente, termina hoy la breve pero intensa participación de Bal en la política madrileña y volverá al Congreso de los Diputados, donde es portavoz adjunto y logró ser una de sus caras más visibles durante la baja maternal de Inés Arrimadas.
Precisamente esa posición en la Cámara baja le hizo no renunciar a su acta de diputado, como hiciera Iglesias, y continuar con su trabajo parlamentario, como, por ejemplo, en las intervenciones en las sesiones de control al Ejecutivo central.
No renunciar a su puesto, junto a las encuestas desfavorables durante toda la campaña, hicieron que una de las preguntas recurrentes fuese si no confiaba en entrar en la Asamblea y su acta fuese un salvavidas, a lo que él respondía que le habían puesto "pocos 5 en su vida", que era más de "8,5 y 9" y que los 'trackings' internos apuntaban a que lograrían representación y que se apreciaba una tendencia "al alza", algo que finalmente no ha podido ser.
OPA DEL PP
Bal no ha conseguido capitalizar el "Gobierno de éxito" que constituyó su partido con el PP y ha comprobado como la OPA de los 'populares' para concentrar en ellos el voto de centro-derecha ha surtido efecto.
Estos movimientos comenzaron antes de la campaña, con Ayuso apelando a la "fiabilidad" de su partido frente a Cs y la moción en Murcia, un hecho por el que Bal ha recibido incluso la acusación de "traicionar a España" por boca de Rocío Monasterio.
Esta estrategia de reabsorción se materializó en la incorporación de diputados 'naranjas' a las listas 'populares', entre los que destaca el intento de llevar en lista al exportavoz de Cs en las Cortes Valencianas Toni Cantó, que finalmente fue truncado por la Justicia.
Además, Bal aterrizó en una campaña muy polarizada por el choque entre Ayuso y Sánchez, al que se sumó Iglesias, con eslóganes binarios como 'Comunismo o libertad' o 'Democracia o fascismo' en la que Ciudadanos ha intentado jugar un papel de "moderación" y "concordia".
LÍNEAS ROJAS A LOS "EXTREMISMOS"
De hecho, Cs marcó desde el principio dos líneas rojas en "los extremos" donde situó a Unidas Podemos y Vox, que a efectos prácticos implicaba un veto también al PSOE --porque pactaría con Iglesias-- y a Más Madrid.
Eliminados de la ecuación todos los partidos menos el PP, Bal ha defendido durante toda la campaña la necesidad de reeditar el pacto de 155 puntos que concluyó abruptamente con el cese de Ciudadanos y postulándose como la única opción para acompañar a Ayuso de vuelta a la Puerta del Sol, pero siempre sin depender de los escaños de Rocío Monasterio.
Ella fue una de las protagonistas de uno de los momentos más crudos de la campaña, el debate de la 'Cadena Ser', en el que Iglesias se levantó de la mesa tras cuestionar Monasterio la veracidad de las amenazas de muerte contra el 'morado' y su familia.
Bal pidió a Iglesias que no se fuera y posteriormente a Gabilondo y la candidata de Más Madrid, Mónica García. Un hecho que cambió la campaña y el 'naranja' incorporó los reproches a la izquierda por levantarse de la mesa y "negarle la palabra" a los votantes de Monasterio. Esta capacidad de hablar con todos, le llevó también negarse a establecer cordones sanitarios a Vox y a deslizar que no veía bien que en Francia y Alemania sí que se tomaran estas medidas.
Esta tensión y la cancelación de los debates programados han dificultado a Bal transmitir sus propuestas, uno de los ejes principales de su campaña. Para su programa recuperó muchas de las medidas que se quedaron "en un cajón" con la convocatoria electoral y otras recogidas de mirar "a los ojos" a los madrileños durante su campaña, en la que ha recorrido múltiples municipios de la región.
Finalmente, el candidato 'exprés' llegado de la política nacional para recuperar la "concordia" y "superar las trincheras" no ha conseguido su objetivo de que los "extremos" no condicionen las políticas en Madrid.
Se abre hoy una nueva etapa de incertidumbre para la formación 'naranja' que pierde otra cota de poder territorial y las miradas se posan sobre Inés Arrimadas, quien asumió la presidencia del partido hace poco más de un año.