"El esperpento revela la imposibilidad del español de ser trágico", afirma el director teatral Carlos Martín

Actualizado: miércoles, 7 enero 2009 15:21

La compañía Teatro del Temple estrena mañana en Madrid su versión del clásico 'Luces de bohemia', de Valle-Inclán

MADRID, 7 Ene. (EUROPA PRESS) -

"El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada", afirmó en su momento Ramón María del Valle-Inclán sobre su obra 'Luces de Bohemia', que inauguró un nuevo género teatral, el esperpento. El director Carlos Martín, que estrena mañana esta obra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, corroboró hoy esta afirmación. "El esperpento revela la imposibilidad del español de ser trágico", explicó el director, añadiendo que 'Luces de bohemia' "es una obra en plena vigencia".

Considerado uno de los textos esenciales del teatro español, 'Luces de bohemia' fue escrito en 1920. "El esperpento no es lo grotesco, ni la farsa, es un sentimiento muy nuestro", precisó Martín sobre el concepto estético que Valle-Inclán describe en una de las últimas escenas de la obra y cuya paternidad atribuye a Goya.

"Los alemanes consiguen ser totalmente trágicos, pero nosotros, no", ejemplificó el director. "Es un sentimiento muy post-moderno y tiene que ver con esa necesidad de contemplar todo con una cierta ironía, donde tragedia y comedia conviven", añadió Alfonso Plou, coordinador del espectáculo.

TEXTO ORIGINAL RESPETADO

Personajes turbulentos y situaciones grotescas se suceden a lo largo de este periplo mundano en que el poeta ciego Max Estrella, su lazarillo latino y el resto de personajes nocturnos pululan por Madrid. A lo largo de la noche, estos dos vagabundos van encontrándose con todo el lumpen de la ciudad: delincuentes, prostitutas, proletarios mal pagados, policías, periodistas y ministros, representando un microcosmos de la sociedad de la época.

"Respetamos escrupulosamente el texto original", aseguró Plou, que, sin embargo, explicó que la compañía optó por una función "más sencilla y sintética" en la que los más de cincuenta personajes son divididos entre ocho actores, entre ellos Ricardo Joven (Estrella) y Pedro Rebollo (Latino de Hispalis), los únicos que no cambian de papel.

"No hicimos una adaptación, pero queríamos dar nuestra visión", subrayó Martín, añadiendo que hay toques de contemporaneidad en la interpretación y la escenografía, descrita por él como "un personaje más". "Su movilidad da una sensación cinética", justificó el director. "Además, el gris impera en el vestuario, proporcionando una estética más atemporal y traduciendo los años 20 a un momento más cercano", matizó.

Martín comparó la trama con lo que él y otros contemporáneos suyos vivieron en los años 80. "No me refiero a la Movida, pero nosotros vivíamos esta bohemia tal cual, es casi un reflejo", justificó. "Había un exceso de pasión, locura, delirio poético y romanticismo que Valle-Inclán alertó: 'Cuidado que eso cobrará un tributo'. Y eso pasó también en los 80", detalló.

OBRAS "IRREPRESENTABLES"

La compañía Teatro del Temple llevó a cabo el estreno nacional de 'Luces de bohemia' en el Teatro Principal de Zaragoza el pasado mes de septiembre y pasó, entre otras, por ciudades de Aragón, Galicia y País Vasco. "'Luces de bohemia' no fue realizada para ser una obra obligatoria, pero despierta la obligatoriedad", afirmó Plou. "Tiene un tirón popular difícilmente comparable a otros textos", matizó.

"Hay que acabar con la idea de que Valle-Inclán no es teatral y que sus obras son irrepresentables", sentenció Plou, añadiendo que el dramaturgo gallego, muerto en 1936, logró representar "nuestra España apreciada y dolorida".

"'Luces de bohemia' crea el sentimiento profundo de diseccionar como pocos la esencia de este país", concluyó el coordinador de Teatro del Temple, compañía que cumplirá 15 años en mayo y que seguirá de gira por España tras el 25 de enero, último día de la función en la capital.