Un estudio de 2 casos españoles de fiebre Crimea-Congo muestra el cambio geográfico en la distribución de la enfermedad

José Ramón Arribas
HOSPITAL LA PAZ
Actualizado: jueves, 13 julio 2017 10:24

Son los únicos que se han dado en Europa Occidental y el aumento de temperaturas es una de las causas por cambios migratorios en aves

MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -

La revista New England Journal of Medicine editada por la Sociedad Médica de Massachusetts ha publicado un artículo realizado por investigadores españoles sobre los dos casos de fiebre hemorrágica Crimea-Congo que se dieron en España durante el pasado verano, los dos únicos registrados en Europa Occidental y documenta un cambio geográfico en la distribución de la enfermedad.

El artículo difundido en esta publicación científica, una de las más prestigiosas en el mundo médico y con mayor índice de factor de impacto, expone que la variante de la enfermedad era africana y que pudo llegar a España mediante una garrapata transportada por un ave migratoria, por lo que enfatiza la importancia de que los profesionales mantengan una "rutina de vigilancia" ante los vectores capaces de transmitir la enfermedad para evitar nuevos casos.

Según informa el Hospital de La Paz, el autor principal del artículo es el coordinador de la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital Universitario La Paz-Carlos III, José Ramón Arribas, y también participan profesionales del Instituto de Salud Carlos III, el Centro Nacional de Microbiología y los hospitales Gregorio Marañón e Infanta Leonor, así como la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, entre otros autores.

Con él, documentan diversos aspectos clínicos de esta enfermedad vírica, alguno de los cuales eran desconocidos hasta ahora, cuyo transmisor principal es la garrapata, que al picar un animal infectado se convierte en portadora de la enfermedad.

La infección en humanos se produce por la picadura de la garrapata o por el contacto directo con sangre o fluidos contaminados.

En declaraciones a Europa Press, el doctor Arribas que "por primera vez en la historia" se ha registrado casos de esta enfermedad en humanos en su variante africana en países de Europa occidental, como es el caso de España, constatando su transmisión por medio de garrapatas del grupo Hyalomma, que suele estar asociadas a las aves.

En este sentido, que en 2010 se detectó algún caso de presencia del virus en aves pero solo fue el año pasado cuando se dieron casos en humanos. Esta enfermedad es endémica en África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia.

En Europa hasta agosto de 2016 sólo se habían dado casos en países del sudeste continental como Rusia, Georgia, Ucrania, Albania, Kosovo, Grecia y Turquía.

Además, Arribas expone que ha quedado constatado que esta cepa es africana, es decir, diferente al virus detectado por ejemplo en Turquía, es la que se transmitió a humanos en los dos casos españoles y que este caso revela la posibilidad de desplazamiento "más al norte" de la enfermedad.

En este sentido, los expertos consideran que aves procedentes de África realizan migraciones en zonas geográficas "diferentes", con desplazamientos más al norte por el aumento de las temperaturas.

Al respecto, el facultativo del hospital La Paz-Carlos III, que una de las causas de ese cambio de distribución en el virus está asociada a los aspectos relacionados con el "cambio climático".

Los síntomas suelen presentarse de forma súbita y son fiebre elevada, cefalea, malestar general, dolores articulares y musculares, sudoración, síntomas gastrointestinales y/o respiratorios, hipotensión y síntomas hemorrágicos.

LOS DOS CASOS

El primer caso autóctono español se produjo a finales de agosto de 2016. Un hombre de 62 años contrae la enfermedad tras ser picado por una garrapata mientras paseaba por el campo en una pequeña localidad de Ávila. Falleció el 25 de agosto en el Hospital Gregorio Marañón.

El segundo caso fue la enfermera que lo atendió durante su ingreso en el Hospital Infanta Leonor. En este caso, por presentar síntomas similares al primer paciente, se sospechó la enfermedad y se activaron los protocolos de prevención e ingreso en la Unidad de Aislamiento, UAAN, de La Paz, en donde estuvo hospitalizada un mes.

Esta unidad en la que trabajan más de cien profesionales ha sido activada en 21 ocasiones y es la única de Europa Occidental que ha atendido un caso de fiebre Crimea-Congo y tres por virus del Ébola.

La Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid realizó seguimiento a más de 430 personas que se vieron expuestas al virus, aunque ninguna presentó síntomas de la enfermedad.

VARIANTE AFRICANA DE LA ENFERMEDAD

Los exámenes revelaron que el virus de la sangre de ambos pacientes era idéntico y compartía una huella genética propia de un linaje africano de la enfermedad, no relacionada con la de Europa del Este.

Se cree que esta variante particular pudo haber llegado a España a través de las garrapatas transportadas por aves migratorias procedentes del norte de África.

Estos dos primeros casos autóctonos pusieron de manifiesto un cambio geográfico en la distribución de la enfermedad.

Posteriormente y, según un estudio realizado por el Ministerio de Sanidad, se han observado en diferentes áreas de España más garrapatas portadoras, concretamente en las comunidades de Castilla La Mancha, Castilla y León, Madrid y Extremadura.

No obstante, según los expertos, la probabilidad de que aparezcan nuevos casos en humanos es baja.

Además, las autoridades sanitarias recogen una serie de recomendaciones para evitar la picadura de garrapatas cuando se transita por el campo, como utilizar camisa y pantalón largos y vestimenta de colores claros.

Por otro lado, Arribas comenta que estos dos casos revelan que el virus "existe en España" y que cuando se sufra una picadura de garrapata y se presenten los síntomas asociados a la enfermedad, se debe acudir "inmediatamente" al médico.

Además, recalca que la dolencia implica "un riesgo" para el personal sanitario y que se debe afrontar desde unidades de aislamiento de alto nivel. No obstante, expone que el riesgo de contagio es muy bajo.