MADRID, 12 Ene. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, el "disciplinado militante" del PP y 'fontanero' del Ejecutivo de Cristina Cifuentes, no ha conseguido en nueve meses ganarse la confianza del presidente del partido, Pablo Casado, y se ha quedado a las puertas de la candidatura, pese a repetir en reiteradas ocasiones su deseo de repetir. No obstante, su objetivo es acabar la Legislatura con la "cabeza alta" por su trabajo.
Tras apagar 'todos los fuegos' del Gobierno regional desde el comienzo como consejero de Presidencia a la sombra de Cifuentes, asumió la Presidencia autonómica en funciones tras su abrupta salida. Después de días de incertidumbre y pese a las dudas por su cercanía con la exdirigente, el apoyo de la por entonces secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, fue clave para auparlo como sustituto.
Su baza para aspirar a la candidatura era el perfil de 'relevo natural' y el 'mejor conocedor' del Ejecutivo, junto también a su talante conciliador y su perfil amable. Y es que, había sido precisamente él mismo el encargó de negociar el acuerdo de investidura con Ciudadanos.
En los casi nueve meses desde que asumió el liderazgo de la Comunidad de Madrid, el actual jefe del Ejecutivo madrileño ha mantenido un perfil bajo, defendiendo siempre su gestión al frente de la Comunidad y evitando entrar en polémicas.
No obstante, sí que se han producido fricciones en el ámbito de partido. Y es que, tanto Garrido como los consejeros 'más fuertes' de su Gobierno se quedaron fuera de la nueva Ejecutiva regional que capitanea el presidente del Senado, Pío García-Escudero, y sus vicesecretarios, entre los que se encuentra la recién nombrada candidata 'popular', Isabel Díaz Ayuso.
Garrido criticó que personas "que ganan elecciones" no tuvieran representación en el partido así como los nuevos perfiles incorporados, más a la derecha. Él hubiera "puesto a otros". Sus críticas no gustaron a la Dirección regional y desde entonces su entorno ha criticado que desde su propia formación le "torpedeaban". El presidente no salía en la convocatoria de los actos del partido y apenas tenía visibilidad.
En sus relaciones con el partido, con una cúpula autonómica de la máxima confianza de Casado, tampoco le ayudó que en la carrera por el liderazgo del PP apostara por Cospedal, pese a haber coincidido durante años con el presidente en el seno del partido regional.
Aún así, el actual jefe del Ejecutivo autonómico no dudo en dar un paso al frente y asegurar que él quería ser candidato, porque tiene "proyecto repleto de ideas e iniciativas". "Me gustaría hacerlo tan bien que hasta mi partido creyera que puedo ser el candidato", repitió en algunas ocasiones.
Hasta prácticamente el último momento Garrido se ha mostrado tranquilo ante la decisión de Casado, que hace apenas una semana alabó su "gestión" al frente del Gobierno. Conoció que no sería él el elegido en la tarde de ayer en la sede del partido, en la calle Génova, y haciendo gala de su buen carácter felicitó en redes sociales a la candidata minutos después de que se conociera la noticia. Ya lo había dicho, fuese cuál fuese el aspirante, él estaría "detrás apoyándole".
Según fuentes cercanas al dirigente, el presidente va a ahora a tratar de acabar la Legislatura con la "cabeza alta", sin ruidos y defendiendo la gestión que ha estado haciendo durante el último año al frente de la Comunidad. Por el momento no se sabe si acudirá al acto de presentación de los candidatos que se celebrará el domingo en Madrid o si no lo hará apostando así por darles todo el protagonismo.
Pese a que su objetivo es no entrar ahora en polémicas ni convertirse en un crítico de la dirección, desde su entorno no han ocultado el malestar que ha generado las formas en las que se le ha comunicado la noticia, y posteriormente, informado a los medios.