MADRID, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
Varios de los guardias civiles que intervinieron en la investigación del incendio que arrasó el 16 de junio de 2000 una urbanización en Las Rozas han declarado en el juicio que las víctimas que entrevistaron se quejaron de la tardanza de los bomberos.
"En las diligencias consta que los bomberos tardaron en llegar y lo hicieron con pocos medios", ha manifestado uno de los miembros de la Benemérita que acudió al lugar de los hechos minutos después de que se alertara al 112.
Su relato ha sido escuchado con atención por los acusados, Antonio H. F. y José Luis M. T. Se les juzga por un delito de incendio por imprudencia grave. La Fiscalía solicita una pena de seis años para cada uno de ellos. Además, la solicitud de indemnizaciones se eleva a dos millones de euros.
Ayer, el dueño de la empresa que llevó a cabo la reforma en una de las viviendas de la urbanización afirmó que "aquella salvajada" se produjo por culpa de los bomberos, que a su juicio no supieron controlarlo al tardar veinte minutos desde su llamada al 112 y al acudir sin agua al lugar de los hechos.
En la sesión de este martes, han comparecido varios de los guardias civiles que acudieron a la zona. Uno de ellos tomó declaración a seis personas afectadas por las llamas. Según su testimonio, mostraron su disconformidad con la actuación de los bomberos. Pese a las quejas que consta en las diligencias, la Sala no ha citado a ningún efectivo.
También ha comparecido uno de los agentes que analizó el soplete que habría provocado el inicio del fuego, manifestando que estaba en perfecto funcionamiento.
HECHOS JUZGADOS
Según el fiscal, los acusados el día 16 de junio de 2000 se encontraban en la Urbanización El Triángulo, en Las Rozas, realizando obras en la cubierta de un chalet.
El acusado Antonio H. se encontraba, en concreto, realizando la instalación del aire acondicionado mediante la soldadura de tela asfáltica para impermeabilizar la salida del tubo al exterior de la cubierta, mientras que José Luis M., propietario de la empresa instaladora, supervisaba el trabajo.
Como consecuencia del empleo del soplete se inició un incendio que se propagó al resto de la urbanización. El fuego, de grandes dimensiones, redujo a cenizas los 16 chalets de la urbanización en solo 45 minutos.
Debido al siniestro, los procesados se enfrentan también a la solicitud de indemnización por un importe de algo más de dos millones de euros.