"El policonsumo está prácticamente en la totalidad de los casos tratados", explica su directora general en Madrid
MADRID, 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un miércoles cualquiera, Alberto (50 años, Madrid) vio peligrar su vida. Decidió combinar alcohol y cocaína, como había hecho tantos otros días, pero esta vez la situación se descontroló. Tuvo un "exceso", como él lo llama, que sirvió como detonante para decir basta y empezar a afrontar el grave problema de adicción a estas sustancias que padecía. Ocurrió hace unos tres años, cuenta Alberto, que prefiere presentarse con un nombre ficticio para conservar el anonimato, y, en ese momento, decidió contárselo a su mujer y a su familia.
Lejos de recibir la noticia con reproches o repudias, lo hicieron con alegría y enseguida se movilizaron para empezar a solucionar la adicción. Alberto decidió acudir a Proyecto Hombre, una entidad centrada en ayudar a personas con cualquier tipo de adicción y que este año cumple 40 años desde que se abrió su primer centro, en Madrid. Allí, nada más llegar, estuvo 15 días sin consumir nada con el apoyo de una psicóloga y, posteriormente, entró en un grupo de ayuda al que acudía dos veces por semana.
Las adicciones de Alberto, a la cocaína y al alcohol, son las que se atienden con mayor frecuencia en el centro de Proyecto Hombre de la Comunidad de Madrid. Un 43% de los que acuden muestran dependencia a la primera y un 25% al segundo, según el 'Observatorio Proyecto Hombre sobre el perfil de las personas con problemas de adicción en tratamiento' de 2023. La cifra de adictos al cannabis, más habitual entre los jóvenes, que acuden al centro se queda en un 12% y la de la heroína, en un 2,1%.
Estas cifras no siempre han sido así. Si se deshace el recorrido de los 40 años de vida de Proyecto Hombre Madrid se comprueba como, de una asistencia mayoritaria a personas adictas a la heroína, se ha pasado a una diversificación de adicciones mucho mayor, asegura la directora general, Mercedes Rodríguez, en una entrevista con Europa Press. "En la actualidad, el problema es mucho más complejo y diverso, ya que el policonsumo, que es cuando se consumen más de dos sustancias, está prácticamente en la totalidad de los casos que tratamos", explica.
Coincide en el diagnóstico el psicólogo de la entidad, Pablo Llama, que considera que ahora se detectan "muchas más adicciones porque la atención se ha profesionalizado". "Antes eran adicciones a sustancias principalmente, pero ahora hay muchas que son comportamentales, como las apuestas, las redes sociales o la pornografía, que son las que más han crecido en la última década", razona Llama, que lleva 18 años trabajando en Proyecto Hombre.
CONSUMOS EXPERIMENTALES Y ALEJADOS DE ESTEREOTIPOS
En el centro madrileño de Proyecto Hombre se atiende todo tipo de adicciones. A las mencionadas anteriormente, se añaden otras como el tabaco, los hipnosedantes o los opiáceos. También se ofrece ayuda a personas que sufren ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria o de la personalidad. Y no hay límite de edad; pueden acudir tanto niños y adolescentes como personas adultas.
El estereotipo de la persona adicta que tiene una vida totalmente desestructurada hace años que quedó desmontado argumenta el psicólogo, aunque "puede haber factores familiares o de recursos que influyan". Alberto es un ejemplo de ello; combinaba la adicción al alcohol y a la cocaína con un puesto de responsabilidad como administrativo en una empresa y mantenía una vida familiar aparentemente normal. "Mi mujer y mis hijos sabían el 20% de mi vida, porque nos convertimos en mentirosos profesionales", comenta Alberto, que terminó consumiendo en casa o en el trabajo.
En su caso, empezó como la mayoría de jóvenes, en un ambiente social y por diversión. Tabaco, alcohol y porros fueron los primeros contactos, hasta que empezó a probar otro tipo de drogas más duras. "Poco a poco, los amigos que evolucionan en la misma escala de dependencia son los que continúan contigo, pero al resto los vas perdiendo", reflexiona Alberto. "Siempre me gusta decir que los amigos de fiesta son solo eso, amigos de fiesta y que, una vez que desaparece el pegamento que te une a ellos, en este caso las drogas, automáticamente desaparecen", añade.
Acerca del límite entre un consumo espontáneo y en un entorno de diversión y otro adictivo, la directora de Proyecto Hombre considera que se marca "cuando empieza a impactar en áreas importantes de la vida". "Lo normal es que los consumos experimentales, que suelen producirse en contextos sociales, remitan por sí solos. De esos, solo el 2% desarrolla una adicción", menciona.
La aceptación del tabaco y especialmente del alcohol en la sociedad desencadena, según Llama, un aumento del consumo y de las adicciones. "El alcohol, como droga legal, es el que más problemas genera. Y también el cannabis, ya que existe una percepción baja del riesgo, sobre todo en adolescentes, y conseguirlo es sencillo", argumenta.
Así lo experimentó Alberto, quien ahora se arrepiente de "haber echado la vida por la borda". "No hay una cosa peor en tu vida que estar en una adicción, porque no eres tú, es como estar muerto en vida", sentencia.