Su abogado afirma que el crimen fue "un accidente" tras una actuación policial "desmesurada"
MADRID, 18 Abr. (EUROPA PRESS) -
El marfileño Ali Raba Yode, acusado de matar en enero de 2015 a un policía al arrojarle a las vías del tren, ha declarado este martes en el juicio que no recuerda nada de lo que pasó justo en el momento en el que le habría agarrado con intención de acabar con su vida y ha manifestado que "no asesinó a nadie", insistiendo su defensa en que el crimen no fue intencionado.
Así lo ha manifestado ante el tribunal el acusado, quien está postrado en una silla de ruedas como consecuencia de las graves lesiones que sufrió al caer también a las vías a la llegada del convoy. Un Jurado Popular de la Audiencia Provincial de Madrid será el encargado de dilucidar si el asesinato fue o no fue un accidente, tal y como defiende el abogado defensor.
Durante la presencia del procesado en el juicio, en el que ha estado acompañado por un sanitario, se le han mantenido las manos engrilletadas dado su peligrosidad, según han indicado fuentes jurídicas. El fiscal le imputa un delito de asesinato con alevosía y solicita además que una vez haya cumplido la condena el presunto asesino sea expulsado del territorio nacional con la prohibición de entrar durante diez años.
En la exposición previa de los hechos, la fiscal ha solicitado que se incorpore como una prueba una sentencia que condenó al acusado por unos hechos similares ocurridos el 21 de octubre de 2014 cuando trató de arrojar sin éxito a un agente a las vías del tren. Se le condenó por atentado, lesiones y resistencia a la autoridad.
"Esta sentencia refleja el deseo de matar a un policía que tenía el procesado", ha aseverado la representante del Ministerio Fiscal ante la argumentación de su defensa de que el asesinato no fue intencionado.
También le acusa el abuelo del agente fallecido, ya que se había quedado huérfano en 1994 y se hacía cargo de él. El abogado de la acusación particular encaja el crimen en un homicidio y, al igual que la fiscal, cree con certeza que el procesado llevaba tiempo planeando acabar con la vida con un agente de la autoridad.
ACTUACIÓN POLICIAL "DESMESURADA"
En cambio, el abogado defensor sostiene rotundamente que su cliente "no mató a nadie intencionadamente". "Hubo un altercado y una actuación policial no sé si desmesurada pero sí mal hecha", ha remarcado el letrado, quien ha insistido en que se trató de "un accidente", algo "fortuito".
En su turno de palabra, el acusado ha comenzado manifestando que no ha asesinado a nadie cuando la presidenta del tribunal le ha comentado si conocía los hechos por los que se le acusa. Tras ello, ha relatado que ese día iba contento bajando las escaleras mecánicas de la estacón de Cercanías de Embajadores.
"Iba cantando una canción porque había quedado a comer con amigos. Detrás de mí iba una chica con una bici. No pasó nada cuando subieron dos policías. Me dijeron, 'alto', y luego, 'negro, párate'. Yo como no me llamo negro no paré. Me pidieron los papeles y yo les dije que no quería problemas. Uno se puso muy violento y se cayó. Entonces la señorita les dijo que eso era un abuso", ha recordado.
Después de ello, no recuerda nada más de lo sucedido hasta que se despertó en el hospital. "Yo no sabía lo que había pasado. Una enfermera me preguntaba por mi nombre y si sabía dónde estaba. Yo le respondía que acababa de salir del mercado", ha indicado.
Tras su detallado relato hasta que no recordaba nada, la fiscal le ha preguntado por qué ha cambiado su versión si cuando se le tomó declaración en el hospital no recordaba nada de lo que sucedió aquel día. El acusado le ha replicado que entonces no recordaba mucho de lo que pasó.
Tras su declaración, ha prestado testimonio el compañero del agente fallecido, quien ha manifestado que el acusado les increpó e insultó sin motivo alguno. Por ello, le requirieron la documentación. Éste trató de huir y se dirigió al andén. En el momento en el entraba el convoy a la estación, agarró a su compañero y los dos cayeron a las vías.
HECHOS JUZGADOS
Según el fiscal, sobre las 11.30 horas del pasado 2 de enero de 2105 Ali Raba Yode se hallaba en la estación de Embajadores cerca del lugar donde dos agentes uniformados de Policía realizaban labores de vigilancia y protección.
"Sin motivo alguno -señala el escrito de acusación- el acusado comenzó a increpar a los agentes los cuales se dirigieron al acusado interesándose por su estado".
Pese a ello Ali Raba Yode mantuvo una conducta "agresiva" y "amenazante", motivo por el cual los agentes le requirieron su documentación "intentando reiteradamente que depusiera su actitud". El acusado hizo caso omiso y se dirigió a los andenes de la estación profiriendo "insultos" y "amenazas".
Una vez allí, los agentes le conminaron de nuevo a que depusiera su actitud y trataron de convencerle de que se apartara del borde del arcén y de que les acompañara a un lugar más seguro.
Sin embargo, en el mismo instante en que un convoy hacía su entrada en la estación y, "de modo inesperado y sorprendente" y con el ánimo de acabar con la vida del agente del orden, le agarró y le empujó a la vía cuando pasaba el tren, si bien el acusado perdió también el equilibrio "precipitándose junto con el policía, siendo ambos arrollados por el convoy".
El agente falleció en el instante a consecuencia del impacto del tren en su cabeza que le provocó evisceración casi completa de la masa encefálica, "junto con otros traumatismos en el tórax y extremidades de distinta gravedad".