Veía una 'sombra negra' y escuchaba "la voz de un hombre que le animaba a quitarse la vida"
MADRID, 21 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una psiquiatra del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares ha ratificado en el juicio que la joven que asesinó a su bebé nada más nacer sufría un trastorno de negación del embarazo, entre cuyas consecuencias figura cometer un neonaticidio en las primeras 24 horas de vida del neonato.
El Jurado Popular de la Audiencia de Madrid que juzga a Sonia B.C., española de origen argelino, han escuchado hoy la pericial de varios especialistas en psiquiatría propuestos por la defensa, el letrado Jaime Sanz de Bremond.
La acusada se enfrenta a una petición fiscal de 22 años de cárcel por un delito de asesinato con la agravante de parentesco, pero la solicitud podría rebajarse un grado previsiblemente al haber un principio de acuerdo entre las partes.
El abogado de Sonia adelantó al inicio de la vista que solicitaría la aplicación de una eximente incompleta para su clienta por sufrir un trastorno psicótico en el inicio del parto y una amnesia disociativa, una patología que hace que la acusada no recuerde nada de lo que sucedió la madrugada del 20 de febrero de 2018.
La psiquiatra que examinó a la joven en el hospital ha ratificado el informe que realizó entonces, relatando que sufrió un trastorno de negación del embarazo en el que tu cuerpo no está en sintonía con tu mente.
"Sonia pudo pensar en algunos momentos que no estaba embarazada", ha contado indicando que una de las consecuencias de este trastorno es el neonaticidio.
Sufrir esta patología supone que la mujer no es consciente de su estado, no desarrolla tripa y que incluso pueda seguir teniendo sangrados mensuales.
Según su relato, la joven estuvo antes del parto durante días "acurrucada" en una esquina en la casa de los padres de su pareja sufriendo delirios y alucinaciones auditivas. La familia desconocía que estuviera encinta, un extremo corroborado por la investigación policial.
Además, ha destacado la "altísima" tendencia suicida de la joven, quien al parecer ve "sombras negras" y escucha "la voz de un hombre que la anima a quitarse la vida" al tener "alucinaciones auditivas".
De igual modo, ha defendido que sufre "amnesia disociativa", que es la amnesia originada por un acontecimiento traumático o estresante que produce una incapacidad para recordar información personal importante.
RELATO DE LOS HECHOS
Sobre las 05:00 horas de la madrugada del 20 de febrero de 2018, la joven rompió aguas en el salón del domicilio, "dando a luz a una niña, de 48 centímetros y de 2,950 kilos de peso, que nació viva y respiró espontáneamente fuera del claustro materno, procediendo a cortarle el cordón umbilical".
La acusada, que había mantenido su embarazo oculto tanto a su pareja como a sus familiares, cogió ese mismo día un arma blanca "sin determinar" y, con ánimo de acabar con la vida de la recién nacida, la apuñaló hasta en nueve ocasiones en distintas partes del cuerpo.
"En tres de ellas el arma penetró en el corazón, llegando a atravesarlo una de ellas, otra en el diafragma, y otra perforó el pulmón izquierdo, provocándole un fallo cardiorespiratorio con hemoneumotórax y consiguientemente su fallecimiento", añade la Fiscalía.
Sonia Bedoui, que se encuentra prisión por estos hechos desde el 23 de febrero de 2018, procedió acto seguido a limpiar la sangre e introdujo el papel de cocina utilizado, el paquete de toallitas de bebé, el cadáver y la placenta en varias bolsas de plástico para, a continuación, meterlo todo en el interior de una mochila que dejó colgada en una silla del dormitorio que compartía con su pareja y la hermana de éste.
Una vez limpiada la habitación la acusada se quitó el albornoz que la cubría, también manchado de sangre, y con restos derivados del parto se duchó, se puso un pijama y se acostó en la cama del dormitorio de los padres de su pareja -ausentes en ese momento por encontrarse trabajando- y donde se encontraba durmiendo su pareja.
Dos días más tarde, sobre las 20:51 horas, la acusada ingresó en el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares aquejada de desgarro genital y sangrado vaginal.
Poco tiempo después la madre y la hermana de su pareja fueron al domicilio donde convivía con ellas la joven para buscar sus efectos personales y llevárselos al hospital.
Allí descubrieron la mochila, "sacando las bolsas con el cadáver, la placenta y el resto de su contenido del interior, que colocaron a su vez en otra bolsa de plástico, llevándola el padre de su pareja, al hospital, dejando la mochila en la terraza de la cocina del domicilio".
La hermana, por su parte, cuando descubrió el albornoz manchado de sangre lo arrojó a la basura pensando que era debido a una hemorragia motivada por la anemia de aquella.