MADRID 2 Mar. (EUROPA PRESS) -
El 60% de los ejecutivos europeos del sector de la automoción confía en que antes de 2030 el precio de los coches eléctricos se equipare al de los vehículps con motor de combustión, según una encuesta la última edición del 'Global Automotive Executive Survey', un estudio elaborado por la consultora KPMG en el que se ha preguntado sobre la situación del sector a 915 directivos de la industria del automóvil.
En ese sentido, los ejecutivos europeos encuestados esperan que las ventas de vehículos 100% eléctricos en Europa se sitúen en el 24% hasta 2030, lo cual supone una reducción "considerable" de su previsión recogida el año anterior, destaca el informe.
No obstante, esa reducción de las expectativas no es una cuestión únicamente europea dado que, según el informe, las perspectivas sobre la penetración de este tipo de vehículos en los mercados "son decrecientes en todas las regiones y países analizados, especialmente en India y Brasil".
En todo caso, el 77% de los directivos encuestados prevé una amplia adopción del vehículo eléctrico sin apoyo gubernamental, unos datos que, según KPMG, ponen de manifiesto la confianza de los fabricantes, distribuidores y comercializadores de coches 100% eléctricos de contar con el apoyo del "ecosistema que se está desarrollando a través de alianzas estratégicas y que les hará depender en menor medida de los gobiernos".
En esa línea, el 70% de los ejecutivos encuestados a nivel global han opinado que las cuestiones ligadas a las emisiones y a la movilidad sostenible serán "muy o extremadamente importantes" en la decisión de compra de un automóvil en los próximos cinco años.
LA BARRERA DE LA INFRAESTRUCTURA DE CARGA
Por otro lado, la distribución "insuficiente e irregular" de la infraestructura de carga para vehículos eléctricos en Europa es una de los factores que los directivos del sector automovilístico del Viejo Continente apuntan como una de las principales barreras para el impulso de la penetración de vehículo eléctrico en el continente.
"Se observa un mayor realismo respecto a la tecnología de carga disponible, con tres de cada cinco encuestados dispuestos a esperas por encima de los 30 minutos. Sin embargo, a pesar de que el mundo se está moviendo hacia opciones de carga más rápida que permitan evitar largas colas, la infraestructura de carga rápida pública disponible en Europa apenas ha crecido en el último año", destaca el documento.
OPTIMISMO EN CUANTO A LA RENTABILIDAD
En el estudio también se recoge que las perspectivas ligasdas a la rentabilidad del negocio en Europa en los próximos cinco años son positivas para un 80% de los encuestados, "casi el doble" que en la edición anterior del informe.
"Este mayor optimismo está relacionado con una progresiva remisión de las consecuencias del Covid-19 y de la crisis de semiconductores. No obstante, muestran más cautela respecto a los resultados a corto plazo, teniendo en cuenta el contexto macroeconómico actual. Así, un 75% de los encuestados creen que en 2023 su negocio se verá afectado por los elevados tipos de interés, los precios de la energía y la tasa de inflación", añade el documento elaborado por KPMG.
En ese sentido, el 55% de los directivos europeos encuestados indica que la volatilidad de los precios de las materias primas sigue
siendo una "gran preocupación".
De hecho, para afrontar esta situación las empresas del sector están dispuestas a, según el estudio, aumentar sus inversiones directas en proveedores o en nuevas 'joint ventures', así como a relocalizar la producción, entre otras cuestiones.
"El aprovisionamiento local de materias primas, especialmente en el caso de las baterías, se apunta como un factor prioritario a la hora de abordar estos riesgos para los ejecutivos europeos", asegura el documento.
Por otra parte, las barreras comerciales en forma de aranceles o la "creciente complejidad regulatoria" son cuestiones que están "afectando" a las estrategias de aprovisionamiento del sector, asevera KPMG, que también apunta que en relación con la escasez de mano de obra el 42% de los encuestados en el Viejo Continente expresa su "inquietud y preocupación".