MADRID 19 Jul. (EUROPA PRESS) -
El consejero delegado (CEO) del grupo Volkswagen, Oliver Blume, he pedido desde China, tras una reunión con varios ministros del Gobierno de Xi Jinping, un comercio "libre y justo" en plena crisis arancelaria con la Unión Europea.
En una declaración remitida por el Ministerio de Industria del gigante asiático se ha puesto de manifiesto la colaboración estrecha que debería regir las relaciones comerciales entre los fabricantes de automóviles chinos y europeos.
"El desarrollo económico mundial ha sido uno de los temas centrales. El comercio libre y justo entre mercados abiertos es de suma importancia en esta fase de grandes desafíos", ha afirmado Blume en una declaración remitida por el grupo automovilístico posteriormente.
Tanto la dirección de la automovilística como los responsables políticos chinos han debatido en la reunión de este viernes las condiciones en las que se van a desarrollar a partir de ahora las nuevas tecnologías de conducción autónoma e inteligencia artificial.
CRISIS ARANCELARIA
Por el momento, la Comisión Europea ya ha impuesto de manera unilateral aranceles a la importación de vehículos eléctricos procedentes de China de manera temporal y hasta noviembre, cuando los Estados miembros ya tendrán que haberse pronunciado sobre el asunto para respaldar o no hacer de estos aranceles una medida permanente.
El asunto es que los aranceles provisionales, de entre el 17,4% y el 37,6%, tratan de evitar una llegada masiva de vehículos eléctricos baratos construidos con subsidios estatales del Gobierno de Xi Jinping.
Trabas comerciales que se suman al impuesto que ya se aplica del 10% a las importaciones de automóviles en territorio europeo.
RELACIÓN DE DEPENDENCIA
La industria automovilística ha estado advirtiendo durante los últimos meses del peligro de estas trabas comerciales para el futuro de sus operaciones en Asia, siendo los fabricantes alemanes los más expuestos a una posible guerra arancelaria y, en consecuencia, los que demandan una solución lo antes posible.
Mercedes-Benz es una de las automovilísticas con un mayor porcentaje de negocio en China. El gigante asiático y la región representan un tercio de las ventas de vehículos para el fabricante germano del segmento 'premium', esto es, uno de cada cinco coches vendidos por la marca en China se importan de Alemania, según sus últimos resultados anuales.
Asimismo, la marca del grupo Daimler exporta modelos como el Clase S y el Maybach a China, mientras que los modelos de gama media los produce localmente, por lo que no se verían afectados por las propuestas del Ejecutivo europeo.
Por otro lado, el grupo BMW genera casi un tercio de las ventas de unidades en China, aunque acorde a sus últimos resultados, solo el 13% de las matriculaciones procede de automóviles importados, principalmente, los más caros.
La germana cuenta con una participación del 75% en una 'joint venture' con la China Brilliance Automotive, que produce coches para que los alemanes los vendan en China y el eléctrico iX3 para su exportación a Europa. En este caso, este último modelo sí que se podría ver afectado por los aranceles comunitarios.
En este caso, dentro del plan estratégico del grupo está ampliar la cuota de mercado en China hasta el 15% para 2030 y reducir los costes en 40% para poder competir en una mejor posición con las marcas chinas.
De hecho, BMW y Volkswagen han creado en los últimos meses una empresa conjunta con SAIC Motor para la producción de vehículos eléctricos en Shanghai a través de la cual van a invertir más de 4.675 millones de euros para expandir el desarrollo y la producción local.
Peor es el caso de Porsche, ya que el fabricante de automóviles de lujo registra casi el 25% de sus ventas en China. Al menos, así fue durante el primer trimestre de 2024 y todas ellas con vehículos importados fabricados en Europa.
Hace unas semanas tras la visita oficial del ministro de Economía alemán, Robert Habeck, a China, ambos países firmaron una declaración de intenciones sobre cómo proceder en las transferencias de datos transfronterizas con el fin de permitir que los fabricantes de automóviles trasladen datos a Alemania, un tema polémico debido a las preocupaciones de seguridad en Europa y las restricciones a las empresas extranjeras en China.