MADRID 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los trabajadores del fabricante estadounidense Ford en Reino Unido irán a la huelga durante los próximos días en defensa de sus salarios y las condiciones laborales de la plantilla del grupo de Detroit.
Más de un millar de miembros del sindicato Unite que trabajan en la administración de la compañía no irán a trabajar este miércoles tras denunciar que la cúpula de la firma en el mercado británico no ha ofrecido a los empleados un aumento salarial "permanente" y, en contrapartida, impone una retribución en función del rendimiento a partir de 2025.
"A pesar de su enorme riqueza, Ford ha lanzado un ataque directo contra los salarios y las condiciones laborales de sus empleados. La única razón para ello es la codicia empresarial", ha criticado el secretaria genera de Unite, Sharon Graham.
Por su parte, un portavoz de Ford ha asegurado que, teniendo en cuenta la competitividad salarial de la compañía y su programa de beneficios para los empleados, la oferta final de la compañía de un aumento salarial total del 5% para este año es "justa y equilibrada".
REVISIÓN DE OBJETIVOS Y CRISIS DEL SECTOR
Este anuncio llega apenas unas horas después de que Ford haya recortado sus previsiones de beneficios para todo el año como consecuencia de un incremento de los costes y de las interrupciones en la cadena de suministro a las que han tenido que hacer frente por los recientes huracanes que han azotado diferentes zonas de los Estados Unidos.
De esta manera, la automovilística advierte que para este año, el Ebitda será de alrededor de 10.000 millones de dólares (9.247 millones de euros) --por debajo de la previsión de 12.000 millones de dólares (11.096 millones de euros) vigente hasta el momento--, menor que la estimada incluso por los analistas del mercado.
"Tenemos que movernos más rápido, y las garantías tienen que ser una parte importante de eso", ha asegurado el director financiero de Ford, John Lawler, en las últimas horas.
En julio, las acciones de Ford se desplomaron tras haber informado de un aumento de los costes de garantía que provocaron un incumplimiento de sus estimaciones de beneficios.
Desde entonces, el consejero delegado de Ford, Jim Farley, ha puesto en marcha un plan de ajuste renunciando incluso a obtener beneficios en el corto plazo reteniendo miles de modelos nuevos en aparcamientos de Detroit para realizar controles de calidad adicionales.
Así, desde el grupo han admitido que siguen luchando por tener los costes bajo control, especialmente el gasto de reparación de los problemas de calidad de sus vehículos.