MURCIA 21 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Asociación Naturalistas del Sureste (ANSE) ha advertido que las consecuencias de la riada en el entorno del Mar Menor "podrían ser aún más graves si se sigue creciendo de manera irresponsable y sin aprender de situaciones como la ocurrida estos días". Frente a ello, propone adoptar de forma "urgente" medidas como recuperar espacios e, incluso, demoler y restaurar en aquellos lugares de mayor riesgo ambiental, así como actuar en multitud de aspectos relacionados con la agricultura intensiva".
ANSE ha hecho estas valoraciones y propuestas en un escrito dirigido a los Grupos Parlamentarios de la Asamblea Regional de Murcia, al presidente de la Comunidad Autónoma, Pedro Antonio Sánchez, y a la consejera de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, Adela Martínez-Cachá, en relación a las recientes lluvias torrenciales en el entorno del Mar Menor.
A su juicio, es "urgente" la puesta en marcha de un Órgano de Participación Social del Mar Menor en el que todos los sectores sociales puedan discutir y buscar consensos para aplicar nuevas soluciones a los problemas del Mar Menor, según informaron fuentes de la Asociación en un comunicado.
Además, estima urgente modificar algunas de las inversiones previstas para el próximo año en los presupuestos de la Comunidad Autónoma con el fin de "actuar en el origen de los problemas más graves, y no seguir invirtiendo en infraestructuras y actuaciones al final, como los tanques de tormenta, que recogen una parte ínfima de escorrentías incontenibles, con elevadísimo coste de construcción y mantenimiento".
De la misma forma, cree necesario "recuperar la funcionalidad ambiental de espacios protegidos y lugares no urbanizados; así como evitar nuevos crecimientos urbanísticos inadecuados y, probablemente, eliminar alguna carretera o cambiar su trazado, también de algunos puertos deportivos".
"Hay que hacer infinidad de actuaciones que se vienen planteando desde hace años en diversos foros de participación del Mar Menor y que al final no son tenidas en cuenta, en detrimento muchas de las que se anuncian para seguir la misma senda de las últimas décadas", añade ANSE.
Pero, sobre todo, cree que "hay que demostrar que hemos aprendido para no seguir repitiendo los mismos errores, y eso exige un cambio aún mayor de las políticas de gestión del Mar Menor y su entorno que el que se ha experimento en el último medio año".
"APRENDER DE UNA NUEVA RIADA"
ANSE destaca que la escasez de lluvias, su irregularidad, y el carácter torrencial de estas cada cierto tiempo, constituyen elementos "característicos" de la climatología del Sureste de la península Ibérica a lo largo de miles de años. Las consecuencias catastróficas de las riadas, añade, "forman parte de nuestra historia pasada y reciente, y la investigación sobre el cambio climático apunta a que estos fenómenos podrían acentuarse durante las próximas décadas e incluso siglos".
Lo que ha ocurrido estos días en la Comarca del Campo de Cartagena y en la mayor laguna litoral española, el Mar Menor, constituye según ANSE "un fenómeno en gran medida natural, que se ha producido otras muchas veces en el pasado, también en la mayor parte de la fachada oriental de la costa de la Península Ibérica".
"Aunque la cantidad de lluvias caída ha sido mucho más elevada que en otras ocasiones, su intensidad no ha resultado tan grande en el litoral de la región, y los efectos menos devastadores que otras lluvias más reducidas y violentas", destaca.
La gran diferencia con respecto a otras riadas es que han ocurrido sobre un Mar Menor "muy enfermo", según la Asociación, que recuerda que diversos trabajos, como el estudio realizado por ANSE y el IEO recientemente documentando la muerte de más del 80 por ciento de las praderas marinas, "demuestran que la degradación del Mar Menor ha llegado a una situación límite nunca antes conocida".
La eutrofización permanente de sus aguas durante más de un año, y sus consecuencias sobre la naturaleza lagunar y sobre la economía de las poblaciones ribereñas, "hacía temer por la llegada de lluvias torrenciales acompañadas de riadas, que finalmente se han producido".
Las riadas y las inundaciones asociadas a las mismas, especialmente virulentas en la zona de Los Alcázares, "han demostrado que muchas de las infraestructuras construidas recientemente para evitar los efectos negativos de las riadas no sirven para mucho; en algunos casos directamente para nada", señala.
"Pero mientras casi todas las miradas se dirigen a la agricultura intensiva, responsable en muchos aspectos negativos como la contaminación por nitratos o la llegada de más aguas de escorrentía por la modificación de la topografía, arranque de arbolado, plantaciones en sentido de la pendiente, etc., es necesario mirar más allá", según ANSE.
En concreto, la Asociación estima oportuno "reconocer que la urbanización de lugares que nunca debieron construirse, el trazado de grandes carreteras que desviaron parte de los drenajes, o puertos deportivos y diques que impiden el movimiento de las corrientes lagunares, son también elementos sobre los que se requiere una actuación urgente".
"Nadie en su sano juicio plantearía retrotraernos al Mar Menor y Campo de Cartagena de hace medio siglo, pero menos juicio demuestran quienes no quieren actuar en el origen de muchos de sus problemas, y no solamente al final de los mismos", según ANSE. Aunque reconoce que "es imposible evitar algunas consecuencias de las lluvias torrenciales, se pueden minimizar muchos de sus efectos negativos con planificación y gestión adecuadas y adaptativas", subraya.