MURCIA, 25 Sep. (EUROPA PRESS) -
La edad del suelo influye mucho menos en el funcionamiento de un ecosistema que los cambios ambientales, según un estudio liderado por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla en el que han participado investigadores del CEBAS-CSIC.
En concreto, en el estudio, publicado en la revista 'Nature Communications', han intervenido expertos del Grupo de Enzimología y Biorremediación de Suelos y Aguas del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC).
"La mano del ser humano es aún más peligrosa de lo que pensábamos y puede desequilibrar fácilmente a ecosistemas terrestres que han tardado en formarse millones de años", ha señalado el investigador Felipe Bastida.
Una de las conclusiones obtenidas es que el contexto en el que se desarrollan los ecosistemas terrestres --su clima y el tipo de sustrato-- es mucho más importante que su edad a la hora de determinar su estructura y funcionamiento.
Además, la investigación sugiere que este contexto ecológico controla los procesos de fertilidad, acumulación de carbono y producción de plantas a lo largo de millones de años.
"De este modo, por ejemplo, las zonas áridas siempre tendrán suelos menos fértiles, menor contenido de carbono y menor capacidad para producir alimento que ecosistemas templados o tropicales, independientemente de la edad de los ecosistemas", ha señalado el coordinador y director del laboratorio de Biodiversidad y Funcionamiento Ecosistémicos de la Universidad Pablo de Olavide, Manuel Delgado-Baquerizo.
De igual manera, "los ecosistemas que se forman en suelos arenosos siempre serán menos fértiles que los ecosistemas que se desarrollan sobre suelos volcánicos, independientemente de su edad", ha añadido Delgado-Baquerizo.
La investigación tiene carácter global y en ella han participado decenas de instituciones de gran prestigio internacional. En concreto, desde el CEBAS se ha analizado el flujo de dióxido de carbono (CO2) liberado desde el suelo gracias a la acción de los microorganismos.
Se trata de un aspecto fundamental porque de esta acción de los microorganismos depende en gran medida la capacidad del suelo para actuar como sumidero de carbono y regular el cambio climático a nivel planetario.
CAMBIO CLIMÁTICO, DEFORESTACIÓN E INCENDIOS
Felipe Bastida ha señalado que "lo más relevante" de este estudio es que la edad del suelo tiene una menor importancia que las características del entorno y ambientales sobre el funcionamiento del ecosistema, lo que contrasta con lo que se creía "hasta hace poco", que la edad del suelo era algo crítico en la madurez de los ecosistemas.
"Con este estudio resaltamos que en realidad los cambios en el medioambiente y en el entorno van a alterar mucho el funcionamiento de los ecosistemas terrestres".
Esto, en palabras de Bastida, es "especialmente preocupante" porque" el cambio climático, que es algo muy 'nuevo' en una escala de tiempo geológica, los incendios, los cambios de usos del suelo, deforestación, etc., pueden alterar el funcionamiento de ecosistemas muy rápidamente, a pesar de los millones de años en que tarda en madurar un ecosistema".
Los investigadores han concluido que esta información es esencial para entender cómo los cambios en el clima y los usos de suelo pueden lastrar el desarrollo de los ecosistemas terrestres a largo plazo.
Por ejemplo, los procesos de deforestación e incremento de aridez asociados a la actividad humana "podrían estar hipotecando el desarrollo de los ecosistemas terrestres durante millones de años, afectando a los organismos que dependen de ellos", ha añadido Delgado-Baquerizo.
El estudio se ha llevado a cabo en el marco del proyecto Marie SklodowskaCurie Actions (CLIMIFUN), que investiga los cambios en las comunidades microbianas y el funcionamiento del suelo a lo largo de millones de años.
Para realizarlo, los investigadores recolectaron suelos en casi un centenar de ecosistemas terrestres ubicados en los seis continentes, incluyendo desde zonas desiertas y polares a bosques templados y tropicales.