MURCIA 20 Mar. (EUROPA PRESS) -
El investigador de la Universidad de Murcia (UMU) José Antonio García Charton participa en un artículo publicado en la revista Nature Communication, fruto de una colaboración internacional, que revela el impacto positivo de las áreas marinas protegidas frente al cambio climático.
En concreto, el estudio, liderado por el profesor Lisandro Benedetti-Cecchi, de la Universidad de Pisa, y en el que participan equipos de Italia, España, Portugal, Canadá, Estados Unidos y Australia, arroja luz sobre los efectos globales de las áreas marinas protegidas (AMP).
Así, muestra evidencias sólidas de que estas áreas desempeñan un papel "crucial" en la mitigación de los impactos adversos de las olas de calor marinas a nivel mundial, según informaron fuentes de la institución docente en un comunicado.
A través de la recopilación de datos de 357 áreas marinas protegidas y 747 áreas no protegidas en 50 ecorregiones marinas de todo el mundo, el equipo de investigadores ha logrado una visión integral de la influencia de estas áreas en el contexto del cambio climático.
"Los resultados del estudio demuestran que las áreas marinas protegidas no solo contribuyen a una mayor diversidad, abundancia y biomasa de peces, tal y como hemos establecido en multitud de investigaciones anteriores alrededor del globo, y en especial en el Mediterráneo, sino que también juegan un papel crucial en la capacidad adaptativa de los ecosistemas marinos frente a los cambios ambientales inducidos por el cambio climático", ha explicado el profesor García Charton.
Según el investigador, "esto es debido a que estas áreas promueven una mayor diversidad funcional de los peces, es decir, potencia los roles ecológicos de los distintos grupos tróficos que conforman la comunidad de peces, ya sean carnívoros, herbívoros, micrófagos o planctófagos, haciéndola más resiliente y resistente a las perturbaciones".
Uno de los hallazgos más sorprendentes es que las poblaciones protegidas de peces aumentaron su abundancia y biomasa incluso cuando se enfrentaron a olas de calor marinas que excedieron su límite superior de tolerancia a altas temperaturas del agua, mientras que en las mismas condiciones las poblaciones no protegidas experimentaron disminuciones de abundancia.
LA NATURALEZA QUE RESISTE
Además, el estudio revela que las áreas marinas protegidas situadas en regiones muy alejadas de la influencia humana directa desempeñan un papel significativo en la estabilidad de las comunidades de peces frente a eventos climáticos extremos. Las áreas no protegidas en esos lugares remotos, en cambio, no lograron proporcionar este efecto amortiguador.
García Charton ha destacado que "este estudio proporciona pruebas sólidas de que los beneficios de las AMP bien vigiladas y gestionadas van más allá de los efectos directos de mitigación de las perturbaciones humanas; al fomentar la abundancia y estabilidad de las especies y preservar la riqueza funcional y trófica, las AMP pueden ayudar a estabilizar las comunidades de peces de arrecife frente a cambios climáticos bruscos como los asociados a las olas de calor marinas, cada vez más frecuentes e intensas, pero también frente a otras amenazas de origen humano, como la contaminación, la sobrepesca o las enfermedades emergentes".