MURCIA 24 Dic. (EUROPA PRESS) -
El médico Alergólogo con amplia experiencia hospitalaria, Juan Antonio Pagán Alemán, ha alertado del repunte "notable" en estas fechas navideñas de reacciones alérgicas debido a que se consumen nuevos alimentos y se incrementa la ingesta de otros. Especialmente, explica que son muy frecuentes las alergias a crustáceos o "mariscos de pata", así como frutos secos y frutas.
En la gran mayoría de los pacientes, estas reacciones se producen dentro de los 30 minutos posteriores a la ingesta del alimento, según Pagán. En resumidas cuentas y en términos simples, se trata de las respuestas inesperadas y anormales que inmunológicamente manifiestan algunas personas frente a alimentos concretos que antes toleraban, sin padecer la enfermedad. En sentido médico, Pagán puntualiza que estas personas "han perdido la tolerancia".
Así, puntualiza que las enfermedades alérgicas a alimentos "son para todos los médicos muy prioritarias en el estudio y tratamiento, debido a que la primera vez se manifiestan de forma brusca e inesperada en el restaurante, en el colegio, en su casa, entre otros lugares, "sin que el paciente tenga medicación adecuada para iniciar el tratamiento y en algunas ocasiones, su gravedad compromete la vida". Pagán explica que la mayoría de estas reacciones son clínicamente leves, pero en algunos pacientes pueden ser severas y de pronóstico muy grave.
En estas fechas navideñas, Pagán cita especialmente alimentos como los crustáceos o "mariscos de pata", es decir, gambas, cigalas, quisquillas, langostinos, nécoras, centollos, etc. También las producen con frecuencia "los frutos secos y frutas", añade este alergólogo.
Con poca frecuencia, producen reacciones alérgicas los "mariscos de concha" como las almejas, berberechos, chirlas, navajas, mejillones, vieiras, ostras y cañaillas, así como cefalópodos como el calamar, la sepia, el chipirón y el pulpo; o los gasterópodos como las cañaillas, los caracoles, bígaros, etc.
Los pescados "las provocan con menor frecuencia" y las carnes "muy raramente", puntualiza Pagán, quien explica que continúan dando reacciones alérgicas los lácteos, el huevo y otros alimentos de consumo casi diario todo el año.
Por otro lado, Pagán señala que la alergia al parásito de los frutos de mar, concretamente el anisakis simplex, ha disminuido mucho actualmente debido a los controles sanitarios que se llevan a cabo en lonjas y pescaderías. Los pacientes alérgicos a este parásito toleran pescados y mariscos congelados "a menos de 20 grados centígrados durante tres días", añade este profesional médico.
Pagán advierte que en la gran mayoría de pacientes alérgicos a alimentos, la toma de contacto con ellos por ingestión, inhalación, contacto cutáneo, etc. les ocasiona la aparición de la enfermedad leve o grave.
REACCIONES CONDICIONADAS A FACTORES AÑADIDOS
Aparte de estas reacciones alérgicas citadas, Pagán advierte que "es relativamente frecuente" en estas fechas que algunos pacientes, padezcan reacciones alérgicas especiales a alimentos condicionadas a factores añadidos como el ejercicio físico, la toma de medicamentos, etc. En este grupo concreto de pacientes, hacen falta dos premisas para que se produzca la reacción alérgica: primero, que se tome el alimento responsable al que es alérgico y, segundo, que se asocien otras circunstancias conocidas con el nombre de "cofactores".
Los "cofactores" más frecuentes, según Pagán, son el ejercicio físico como el baile, jugar al tenis, correr, ir en bicicleta o jugar al fútbol, etc. tras la toma del alimento. En segundo lugar, también son "cofactores" los medicamentos, sobre todo analgésicos inhibidores de prostaglandinas conocidos con el nombre de 'AINES' como el ibuprofeno, el diclofenaco, el ácido acetil salicílico, etc. y la toma conjunta del alimento alérgico.
En tercer lugar, también actúan como "cofactores" las situaciones especiales de mucho estrés y, en cuarto lugar, otros cofactores como la fiebre elevada, los desórdenes digestivos, etc. que inducen síntomas alérgicos con mucha menor frecuencia.
En este sentido, Pagán destaca que es relativamente frecuente en estos días navideños y, sobre todo, en Nochevieja, que acudan a los servicios de Urgencia pacientes con reacciones alérgicas agudas, tipo urticaria, anafilaxia, angiodema de labios, párpados, etc. a los 10 o 20 minutos de cenar, tomar las uvas y bailar.
Como ejemplo práctico, Pagán señala que si estos pacientes toman por ejemplo uva, manzana, ibuprofeno, etc. y realizan su digestión en reposo, no tienen síntomas de alergia. Tampoco padecen la enfermedad si bailan, corren y hacen ejercicio físico sin tomar uva, manzana, ibuprofeno u otros cofactores. Padecen los síntomas alérgicos exclusivamente cuando se juntan las dos premisas, es decir, la toma del medicamento y la presencia de cofactores.
MÁS INCIDENCIA DE ALERGIAS ALIMENTARIAS
En la actualidad, Pagán advierte que se está incrementando la incidencia y severidad de alergias alimentarias. Las razones, añade, son múltiples. Entre ellas, destaca la predisposición atópica que padecen los pacientes alérgicos en general, la amplia oferta de nuevos alimentos, las mezclas de ellos naturales o industriales, la presencia en los alimentos de parásitos en frutos secos del mar como anisakis simplex, aditivos alimenticios, contaminantes, etc.
Este alergólogo advierte que la alergia a alimentos afecta a niños y adultos, variando según los distintos trabajos publicados consultados, entre un 2 y un 10 por ciento de la población. Dependen de los hábitos alimenticios de esa población concreta, factores genéticos, localización geográfica, edad, antecedentes atópicos, etc.
En los niños de nuestro entorno geográfico, señala que la prevalencia por orden de frecuencia es: leche de vaca, huevo, legumbres, pescado, frutas y frutos secos. No obstante, Pagán matiza que casi todos los niños que desarrollan alergia a leche de vaca o huevo en el primer año desarrollaron tolerancia a los cinco años. En el caso de los adultos la prevalencia sigue este orden: frutas, frutos secos, pescado y marisco.
Los pacientes alérgicos a alimentos pueden presentar un notorio abanico de síntomas que abarcan desde el picor de boca, conocido como prurito oral o síndrome de alergia oral hasta el shock anafiláctico que en algunas ocasiones puede poner en peligro la vida. Las enfermedades más frecuentes en la alergia a alimentos se producen en la piel por urticaria aguda y/o angioedema, dermatitis atópica, eczema, etc.
"Con menor frecuencia se afecta el aparato digestivo, se constatan síndrome de alergia oral, vómitos, diarrea, hinchazón y dolor abdominal, etc", según Pagán. En el ojo aparece conjuntivitis; y en las vías respiratorias rinitis, faringo-traqueitis, edema de glotis, asma bronquial, etc. En último lugar, caben afectaciones multiorgánicas graves como anafilaxias y shock. Muchos menos frecuentes son las esofagitis, gastritis, enterocolitis y otras enfermedades mediadas por células.
En el diagnóstico de alergias alimentarias, la historia clínica que relata el paciente es fundamental, según Pagán, quien señala que hay que valorar la presencia de alérgenos ocultos que no aparecen en la etiqueta como condimentos, aditivos, parásitos de pescados, contaminantes en el envasado, cambio en alimentos por ejemplo de almidón de patata a almidones de guisante o maíz, vinos con clara de huevo, contaminación del huevo por hongos, ácaros y otros alérgenos, etc.
Pagán destaca que el único tratamiento comprobado a día de hoy sigue siendo la eliminación en la dieta del alimento que produce la enfermedad. En caso de una reacción aguda, explica que es "muy importante" que el paciente lleve consigo un botiquín con adrenalina autoinyectable, corticoides orales o en gotas y un antihistamínico sublingual u oral.