De Murcia, destacan las tallas de Salzillo; de Cartagena, el orden y el silencio así como el Encuentro en la madrugada del Viernes Santo
MURCIA, 29 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Semana Santa de Murcia, Cartagena y Lorca están declaradas de Interés Turístico Internacional desde 2011, 2005 y 2007, respectivamente. En cada ciudad y en cada pueblo murciano la Semana Santa se vive de una manera completamente distinta.
La Semana Santa murciana mezcla lo artístico y lo espiritual. Son diez días intensos en los que las cofradías sacan sus mejores tesoros: pasos, nazarenos, flores, tambores y cornetas. En las procesiones tampoco faltan las monas de pascua, los caramelos e incluso viandas típicas. La procesión más característica es la del Viernes Santo por la mañana, en la que sale a la calle toda la obra de Francisco Salzillo.
De las procesiones de Murcia, destacan las tallas de Salzillo, esencia huertana y nazarenos que reparten caramelos, monas y otros presentes, lo que hacen que esta Semana Santa tenga una personalidad única en nuestro país, según reza la web de Murcia Turística, consultada por Europa Press.
Y es que en Murcia hay cofradías cuyo origen se remonta a la baja Edad Media, cuando a comienzos del siglo XV la peste y la hambruna mermaban a una población que acudía a la fe en busca de remedios expeditivos. Con el tiempo las cofradías se multiplicaron, existiendo a día de hoy 16 que acogen a su vez a miles de estantes y nazarenos penitentes.
El consejero de Turismo, Cultura y Medio Ambiente, Javier Celdrán, destaca la imaginería, "que cuenta con un lugar propio en la historia de la escultura en España". Partiendo de las más antiguas imágenes, artísticamente englobadas aún en el Renacimiento (Cristo de la Salud, Cristo del Refugio, Cristo Yacente, Cristo de la Misericordia), el Barroco irrumpió con fuerza a partir de la obra de Nicolás de Bussy para encontrar en Francisco Salzillo el máximo exponente de la imaginería murciana, "que ha seguido viva hasta nuestros días con obras del máximo nivel como las de Juan González Moreno o, ya en nuestros días la obra de José Antonio Hernández Navarro".
Y junto a la escultura, resalta, "la ciudad de Murcia es costumbrismo puro en las ropas de sus nazarenos, sonidos ancestrales en los tambores sordos y los carros bocina de la 'burla', en la entrega de caramelos, en la pasión que los murcianos y visitantes viven cada Semana Santa en la calle".
FERVOR Y ENTREGA EN CARTAGENA
La Semana Santa de Cartagena es uno de los mayores tesoros de la ciudad. Sus procesiones, de vocación nocturna y de madrugada, son vividas con tal intensidad que el visitante no podrá evitar el sentirse también partícipe de ese fervor y entrega.
Lo que las distingue es el perfecto orden y absoluto silencio de sus desfiles, herencia sin duda del pasado militar de la ciudad. Impresiona el movimiento simultáneo de los capirotes por las estrechas calles de la ciudad y el juego de policromías que se da entre la decoración floral y la iluminación de sus espectaculares tronos.
Cartagena vive estos días con tal entrega que sabe transmitirla a propios y extraños, unida en un mismo objetivo aunque dividida en la manifestación. Las diatribas entre marrajos y californios responden a un espíritu que va más allá del de la mera competición. Son Cofradías orgullosas de su pasado secular, y no existe contradicción al decir que separan a la ciudad para unirla más. Pero no todo acaba ahí. Ahí comienza, en realidad. Cartagena y su Semana Santa tienen otros motivos de orgullo. Son fiestas vividas con intensidad.
Y el visitante, atónito unas veces, sorprendido otras, emocionado casi siempre, podrá comprobar que las imágenes que procesionan tienen la calidad y la firma de los mejores talleres imagineros, talleres que al amparo del tiempo han alcanzado un renombre que la historia del Arte ha sabido atestiguar.
Imágenes rescatadas de la madera por las manos expertas de maestros como Benlliure, Sánchez Lozano, Salzillo, González Moreno, Abascal, Ardil, García Mengual o Capuz. La ciudad entera sale a la calle el primer gran día, el Viernes de Dolores, el dedicado a su patrona, una estampa de la Virgen de la Caridad a los pies de la Cruz que no hace más que preludiar los diez días intensos que siguen.
Lo más especial tiene lugar en la madrugada del Jueves al Viernes de Dolores. Este Vía Crucis de la Cofradía del Cristo del Socorro da el pistoletazo de salida a la Semana Santa de la localidad. Lo que la diferencia del resto de procesiones de Cartagena es el recorrido por el casco antiguo de la ciudad. Los miembros de esta Cofradía se acompañan solamente de un tambor sordo y el rezo de las estaciones.
También el Encuentro en la madrugada del Viernes Santo, la salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Pescadería de Santa Lucía y el Lavatorio de Pilato, que tiene lugar Miércoles Santo, añaden desde la misma página web.
Sobre la Semana Santa de Cartagena el consejero resalta que es "orden, luz, color y magnificencia". Sus imágenes, desde las más antiguas del siglo XVIII (entre ellas varias de Salzillo) hasta las que en el siglo XX realizaron algunos de los más afamados escultores españoles como José Capuz, Mariano Benlliure, Federico Coullaut-Valera o Juan González Moreno aparecen en la calle sobre tronos de gran espectacularidad "vestidos" de flor y profusamente iluminados, en una arquitectura efímera en movimiento sobre los hombros de sus portapasos.
Junto a ello bordados de gran riqueza e historia, un excelente acompañamiento musical y obras de orfebrería ricamente talladas que sorprenden en el ritmo pausado de los hachotes que portan los capirotes o penitentes al moverse al unísono por las calles de la ciudad, añade el consejero.
LORCA DESTACA POR SUS 'DESFILES BÍBLICO PASIONALES'
Los 'Desfiles Bíblico Pasionales' son la original seña de identidad que distingue la Semana Santa de Lorca de cualquier otra. Surgieron cuando, tras la desamortización de Mendizábal, la Iglesia quiso recuperar la celebración de la pascua cristiana pero no contaba con imágenes con las que procesionar.
Se decidió entonces representar "en vivo" la Vida, Pasión y Muerte de Cristo a modo de "catequesis viviente" para el pueblo lorquino. Los desfiles de Viernes de Dolores, Domingo de Ramos, Jueves y Viernes Santo discurren por la Avenida Juan Carlos I, "la carrera", donde se instalan palcos para ver los desfiles.
Blancos y Azules se sientan, unos frente a otros, vitoreando y jaleando con sus pañuelos a su Paso, contagiando a todos con sus "vivas" y su pasión mientras se escenifican pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento con la participación de miles de figurantes.
Lorca es pasión incontenible, destaca el consejero Javier Celdrán, "una Semana Santa interactiva, en la que el cortejo bíblico pasional discurre por la carrera levantando el fervor de los espectadores, que a su vez invitan a los participantes a ir más allá en el discurrir de jinetes, bigas, cuadrigas y de una puesta en escena espectacular".
Desde la recogida de las banderas a la despedida de los tronos de las Titulares de sus pasos, Lorca es un hervidero de sentimientos en dos colores: azul y blanco. "Y todo ello poniendo en la calle un patrimonio impresionante, donde el bordado lorquino es, en sí mismo, un tesoro, y una de las más bellas manifestaciones del arte de nuestra región", manifiesta Celdrán.
Destaca finalmente que "contamos con tres Semanas Santas de Interés Turístico Internacional, y un patrimonio secular que cada año sorprende a los visitantes y enorgullece a los propios".
Un reconocimiento con el que cuentan también las fiestas de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, el festival del Cante de las Minas de La Unión y el 'Entierro de la Sardina' en Murcia-Fiestas de Primavera. Así como la Fiesta de las Cuadrillas de Barranda y la Noche de los Tambores de Mula.