MURCIA, 8 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Consejería de Salud ha iniciado dos nuevos trabajos de investigación al amparo del Estudio Prospectivo Europeo sobre Cáncer y Nutrición (EPIC), que viene sirviendo de soporte durante más de 25 años a las recomendaciones sobre los estilos de vida y el riesgo de padecer cáncer y otras enfermedades crónicas.
Uno de los estudios busca dar una respuesta científica a las inquietudes de la población sobre el riesgo potencial para la salud que pueda suponer la presencia de bisfenol-A (BPA), un componente de los productos plásticos, en nuestro entorno cotidiano.
Para ello, se analizará este compuesto en sangre y se examinará si las personas con concentraciones mayores de BPA desarrollan cáncer o enfermedad cardiovascular en mayor proporción que las personas menos expuestas a esta sustancia.
La segunda línea de investigación evaluará la importancia del horario de las comidas y su sincronía con el reloj biológico interno como factores determinantes del aumento de peso y la obesidad. Para ello, se realizará una exploración antropométrica exhaustiva a los participantes y una evaluación pormenorizada de su dieta.
De esta forma se podrá analizar de manera más completa la asociación de la dieta, no sólo del tipo de alimentos y su cantidad, sino de su distribución horaria a lo largo del día, con el peso normal, el sobrepeso y la obesidad.
El director general de Salud Pública y Adicciones, José Carlos Vicente, resaltó la importancia de estos trabajos, que se desarrollan "gracias a la colaboración altruista de un número considerable de personas que participan en el proyecto EPIC para obtener resultados sobre el riesgo de padecer diferentes tipos de cáncer y enfermedades crónicas".
Estos resultados, junto con los de otros estudios, "están sirviendo para aumentar el conocimiento sobre las causas del cáncer y están permitiendo realizar recomendaciones a la población sobre las pautas de alimentación y los estilos de vida, con el objetivo final de ayudar a la prevención y el control de las enfermedades crónicas que afectan con elevada incidencia a la población de la Región de Murcia", agregó.
Los investigadores, adscritos al Servicio de Epidemiología de la Consejería de Salud, van a evaluar por segunda vez los hábitos de dieta, actividad física y estilos de vida de mil personas, a quienes se les solicitará además una muestra de sangre, para profundizar en el estudio de los mecanismos relacionados con el desarrollo del cáncer y otras enfermedades crónicas.
Estas mil personas ya forman parte del grupo de 8.515 murcianos que participan desde 1992 en el Estudio Prospectivo Europeo sobre Nutrición y Cáncer (EPIC), integrado por 500.000 europeos, de los que 40.000 son españoles.
A lo largo de los próximos meses, los participantes seleccionados recibirán una carta informativa del proyecto. Posteriormente, serán contactados vía telefónica para concretar las citas durante las que se les recogerá la información y muestras necesarias para el estudio. Con ello, da comienzo una nueva fase del proyecto EPIC en Murcia y España.
La doctora Carmen Navarro, jefa del Servicio de Epidemiología e lnvestigadora Principal de EPIC-Murcia desde su inicio, dirige estos estudios, que se desarrollarán gracias a la financiación de entidades como el lnstituto de Salud Carlos lll de Madrid, la Junta Provincial de Murcia de la Asociación Española Contra el Cáncer y la Consejería de Salud, y a la colaboración del Servicio Murciano de Salud, el Instituto Murciano de lnvestigación Biosanitaria (lMlB) y el biobanco (BioBanc-Mur) donde se almacenarán las muestras de sangre donadas.
OTRO ESTUDIO PREVIO DE EPIC
También con el soporte del EPIC, la Región ya ha dirigido un estudio que revela que el trabajo doméstico reduce el riesgo de mortalidad por cáncer y enfermedad coronaria, publicado en la revista Preventive Medicine.
Para completarlo, durante más de 13 años se han seguido los hábitos de 38.389 voluntarios, 8.515 de la Región de Murcia, con edades comprendidas entre los 30 y 70 años.
Entre las conclusiones, se observa que las labores del hogar contribuyen a disminuir el riesgo de mortalidad por cáncer en adultos entre un 30 y un 50 por ciento. En concreto, aquellas personas cuya actividad física doméstica era mayor veían reducido su riesgo de mortalidad por cáncer en un 28 por ciento los hombres, y hasta en un 48 por ciento las mujeres.