Imagen de los participantes en el proyecto
UMU
Actualizado: jueves, 4 mayo 2017 13:13


MURCIA, 4 May. (EUROPA PRESS) -

El Ministerio de Economía y Competitividad (Mineco) ha concedido más de un millón de euros a la Universidad de Murcia (UMU) para desarrollar una planta piloto, que permitirá obtener biodiesel a partir de los residuos de la industria del curtido (tratamiento de pieles animales).

El grupo de investigación ya ha comenzado los ensayos de síntesis de biodiesel en el laboratorio y se esperan resultados prometedores. El fin último de este proyecto, que finalizará en septiembre de 2019, es el diseño, el montaje y la puesta a punto de una planta piloto que usará la tecnología supercrítica para la producción de biodiesel. De momento, aún no se ha tomado ninguna decisión del lugar en el que se ubicará dicha planta piloto.

El grupo de investigación Green Chemical Process Engineering, de la Facultad de Química de la UMU, pondrá en marcha este proyecto, denominado 'Arvina-Biocombustibilis', para construir una planta piloto con la que transformar residuos grasos de origen animal en biocombustible.

Con este proyecto se plantean numerosos retos entre los que destacan no solo la propia obtención del biocombustible, sino también la reducción de las emisiones de CO2 y la valorización de residuos SANDACH, que hasta ahora tenían un escaso recorrido comercial, tales como la cáscara de huevo y los residuos de la industria del curtido.

El nuevo biodiesel se generará mediante transesterificación de una grasa animal muy ácida con metanol en estado supercrítico. Hay que recordar que un fluido se encuentra en estado supercrítico cuando es sometido a presiones y temperaturas superiores a su punto crítico, lo que hace que se comporte como "un híbrido entre un líquido y un gas. Un fluido supercrítico puede difundirse a través de sólidos como si fuera un gas y disolver sustancias como un líquido.

"Una faceta innovadora del proyecto consiste en combinar la acción del metanol supercrítico con el uso de catalizadores heterogéneos estructurados", explica Joaquín Quesada, investigador principal del proyecto, quien destaca que esta combinación "es una de las claves del éxito de un proyecto que permitirá, entre otras cosas, suavizar las condiciones de operación del proceso".

El proceso industrial convencional de producción de biodiesel requiere el uso de catalizadores homogéneos, que dan lugar a la formación de jabones durante la reacción. Estos jabones tienen que ser eliminados mediante lavado, generándose efluentes contaminantes, lo que supone un gran inconveniente.

Sin embargo, según señala el investigador de la UMU, "el uso de catalizadores heterogéneos estructurados, con actividad catalítica mejorada, no da lugar a la formación de jabones, de manera que se minimiza la emisión de efluentes contaminantes y se mejora la calidad del producto". Además, otra ventaja de los catalizadores heterogéneos frente a los homogéneos es que pueden ser reutilizados.

Los catalizadores heterogéneos que se usarán en este proyecto se obtendrán a partir de un residuo sólido abundante generado en la industria ovoproductora: la cáscara de huevo, que habitualmente se destina a vertedero.

Cuando el consumidor reposta gasoil en cualquier gasolinera europea, lo que realmente está repostando es gasoil con un contenido máximo de biodiesel del 7%. La legislación europea obliga a incluir biodiesel en el gasoil y actualmente la producción de biodiesel se lleva a cabo a partir de aceites vegetales y grasas animales refinados, que son caros.

Por lo tanto, es importante la búsqueda de nuevas fuentes de materias primas más baratas y el desarrollo de tecnologías novedosas de transformación para una producción más económica de biodiesel.

El proceso industrial convencional de producción de biodiesel no permite tratar directamente una materia prima de baja calidad, como es el caso de la grasa residual que se usará en este proyecto y que presenta una acidez muy elevada (de hasta el 30%).

Sin embargo, el proceso supercrítico combinado con los catalizadores heterogéneos permitirá la transformación directa y eficaz de esta materia prima barata en biodiesel.

Este proyecto es respetuoso con el medio ambiente, ya que se pretende tratar un residuo graso industrial de escaso valor comercial, minimizar la emisión de efluentes contaminantes, usar catalizadores heterogéneos reutilizables procedentes de residuos de cáscara de huevo y reducir las emisiones de CO2, con la consiguiente mitigación del efecto invernadero.

Arvina-Biocombustibilis cuenta con la colaboración de dos empresas (Beta Renowable Group, S.A. y Biotannery Lorca, S.L.), dos centros públicos (Instituto de Tecnología Química del CSIC-UPV y Universidad de Murcia) y un centro tecnológico (Instituto Tecnológico del Producto Infantil y Ocio, AIJU).

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