MADRID 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
Unas 300 personas despidieron esta tarde en el cementerio de La Almudena de Madrid entre aplausos, con el puño en alto y entonando la Internacional a Carlos Javier Palomino, el joven de 16 años asesinado el domingo en el Metro de Legazpi por un presunto neonazi de una puñalada en el corazón.
El menor fue incinerado en el crematorio del camposanto madrileño en presencia de la abuela y de su madre, con las que vivía, y con un gran número de vecinos de Vallecas y amigos que procedían de Zaragoza y Barcelona. Muchos de los jóvenes presentes, de entre 15 y 23 años y de estética antisistema, rompieron a aplaudir a la llegada del cuerpo y gritaron 'Carlos, hermano, nosotros no te olvidamos'.
Tras la cremación, la abuela del joven salió a dar las gracias a todas las personas que habían acudido a dar el último adiós a Carlos Palomino, al tiempo que los asistentes comenzaron a entonar con el puño el alto la Internacional, el famoso himno del movimiento obrero.
Palomino fue asesinado este fin de semana cuando se dirigía junto a un grupo de jóvenes antifascista a intentar reventar una manifestación de Democracia Nacional bajo el lema "Contra el racismo antiespañol, contra la inmigración".
Este grupo se topó de camino a la protesta, en un vagón de Metro, con el supuesto asesino, Josué Estébanez de la Hija, y se enzarzaron en una reyerta que se saldó con la muerte del menor.
La incineración se prolongó durante algo más de media hora y los jóvenes que habían acudido se marcharon del cementerio profiriendo algunas proclamas 'antifascistas'. El cuerpo de Carlos Palomino había sido velado previamente en la sala 25 del tanatorio de la M-30 tras realizarle ayer una autopsia en el Anatómico Forense.
El joven, que iba desarmado en el momento del crimen, murió de una puñalada en el corazón con un cuchillo de caza.