La Guardia Civil concluye que querían eliminar indicios que les vincularan al ataque
MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Varios de los acusados de la agresión a dos agentes de la Guardia Civil en un bar de Alsasua el 15 de octubre de 2016 borraron información de sus móviles en el periodo comprendido entre el ataque en el local y su detención, casi un mes más tarde, según un informe de la Guardia Civil en el que se analizan los dispositivos y al que ha tenido acceso Europa Press.
El informe concluye que esta eliminación de datos se hizo de forma consciente y tuvo como objetivo "dificultar o incluso impedir la obtención de pruebas". "Estos individuos han adoptado una serie de comportamientos o actitudes cuyo fin principal ha sido tratar de evitar que los móviles que utilizan pudieran albergar algún tipo de contenido que evidenciara su participación en la agresión", dice.
Los investigadores han analizado los terminales telefónicos y los dispositivos informáticos incautados tras la detención de diez presuntos agresores, centrándose en el periodo comprendido entre la fecha de la agresión en Alsasua y el día en que se produjeron los arrestos.
En el caso de uno de los acusados, el informe señalado apunta que eliminó la actividad telefónica de su móvil el día de los hechos, salvo una conversación a través de Facebook Messenger con el alcalde de la localidad, Javier Olla, poco antes de las siete de la mañana. En ella le pedía --"a pesar de lo intempestivo de la hora", apunta la Guardia Civil-- que se personara en el local.
"Aúpa tío. Me parece que tenías que hacer acto de presencia, tío. Te hemos llamado desde este mobil. Se an sobrado los guardias y forales con la porra. Si más", dice textualmente el mensaje incluyendo las faltas de ortografía. En este terminal se desinstaló y volvió a instalar la aplicación de Whatsapp y el acceso a Internet.
En conversaciones posteriores, el acusado se muestra prudente y asegura que no quiere comentar lo sucedido ya que "la cosa está en Madrid" y se está poniendo seria, en referencia a la investigación abierta por la Audiencia Nacional.
UNO USABA REDES WIFFI PRIVADAS Y UNA APP PARA IMPEDIR RECUPERAR DATOS
El informe apunta que varios de los presuntos agresores empleaban aplicaciones de intercambio de mensajes, como Snapchat, que borra automáticamente las conversaciones. Uno de ellos instaló una app para impedir recuperar datos.
También empleaba herramientas para acceder a redes wifi privadas ajenas, lo que los investigadores interpretan como una "medida de seguridad".
Un tercer procesado comunicó a su novia por Whatsapp que había "borrado todos los mensajes" y que había comenzado a utilizar un número de telefóno. Su pareja le indica en un mensaje: "Txurro, me tienes muy preocupada".
MENSAJES DE ODIO HACIA LA GUARDIA CIVIL
Otra de las conclusiones de los agentes es que los acusados intercambiaban mensajes de odio hacia la Guardia Civil que incluían insultos como "hijos de puta" y acusaciones de que intimidan con su presencia. "Tomar una consumición en un bar se interpreta como una provocación", dice el informe.
La juez encargada del caso, Carmen Lamela, mantiene en prisión provisional a tres de los acusados de participan en los hechos mientras que el resto se encuentran en libertad con la obligación de comparecer dos veces por semana.
La magistrada de la Audiencia Nacional ha concluido el sumario contra nueve de estos jóvenes, de entre 19 y 24 años, identificados como presuntos agresores de un sargento y un guardia civil en un bar, a los que atribuye un delito de terrorismo en concurso ideal de lesiones, atentado y odio.
La magistrada ha elevado las actuaciones a la Sala que será la encargado de dictar, si procede, la apertura del juicio en su contra. Las defensas recurrieron la decisión de la juez de procesarle unos días después de los arrestos.
En aquel auto la juez argumenta que no cabía demorar la decisión de procesarles ya que hay "motivos bastantes para afirmar con fundamento" que cometieron el delito.
Lamela enmarca la agresión en las rutinas de "hostigamiento" a los agentes del Instituto Armado que impone el colectivo Ospa Mugimendua, al que pertenecen algunos de los detenidos, y que opera en el municipio navarro. "Todos conocían con anterioridad la condición de Guardia Civiles del teniente y el sargento, siendo esta única y exclusivamente la causa por la que fueron insultados y golpeados", dice.
Según el relato realizado por la titular del Juzgado Central de Instrucción número 3, el teniente y el sargento de la Guardia Civil se encontraban, de paisano y fuera de servicio, realizando unas consumiciones en el bar Koxka de Alsasua cuando, alrededor de las tres y cuarto de la madrugada entró en el bar uno de los detenidos acompañado de una menor y se dirigió al segundo para decirle que no tenía derecho a estar allí.
En este momento intervino el teniente, diciéndole que les dejara en paz, pese a lo cual insistió en su actitud. Entre tanto se fueron acercando entre veinte y veinticinco personas que les rodearon y comenzaron a amenazarles e insultarles con expresiones como "esto os pasa por venir aquí", "tenéis lo que os merecéis", "iros de aquí", "hijos de puta", "cabrones fuera de aquí", "perros", "putos pikoletos", "txakurras", "alde hemendik (fuera de aquí)" "utzi pakean" (dejadnos en paz), para a continuación "comenzar a golpearles".
Los agentes y sus parejas intentaron entonces abandonar el bar y ya en la calle se encontraron con otro grupo de entre quince y veinte personas que junto con los anteriores continuaron insultándoles y golpeándoles hasta que llegaron los agentes de la policía foral, según la juez. La agresión les provocó múltiples contusiones y uno de los dos agentes resultó herido en el labio superior y se fracturó un tobillo.