MADRID, 10 May. (EUROPA PRESS) -
El ex ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente Josep Borrell ha dicho este miércoles que el PSOE no debería realizar ninguna interpretación de sondeos como el del CIS hasta que no haya pasado el Congreso del próximo mes de junio, porque no se sabe "a qué PSOE" se refieren los encuestados.
En una entrevista en la Cadena Cope, recogida por Europa Press, Borrell ha avisado de que "hay que esperar" a que el partido atraviese el periodo "transitorio" y de "indefinición constante" que vive un PSOE dirigido por la Comisión Gestora.
El dirigente socialista cree que los datos de las encuestas no pueden interpretarse hasta que la formación tenga un secretario general que defina la línea política que seguirá en los próximos años. "Estamos en un terreno en que ninguna interpretación tiene significación efectiva, hay que esperar", ha opinado.
Además, Borrell ha asegurado que "estadísticamente hablando, una o dos décimas" --el PSOE ha pasado en el último barómetro del CIS del 18,6% al 19,9%-- no son una prueba suficiente de la recuperación electoral del partido. "El margen de error de estas estadísticas es mayor que la variación que ofrece", ha explicado.
UNA COMPETICIÓN A DOS
Por otro lado, el ex ministro ha hablado sobre los avales presentados por los tres candidatos a la Secretaria General del PSOE. Según Borrell, la diferencia entre Susana Díaz (60.231) y Pedro Sánchez (53.692) con Patxi López (10.866) indica que no se trata de una disputa a tres, sino una competición a dos.
Con todo, ha querido dejar claro que "avalar no es votar" y que, pese hay que tener en cuenta los apoyos a cada candidatura, lo que realmente importa es el "voto secreto", que cada militante emitirá en las primarias del próximo 21 de mayo. De hecho, él cree que debería permitirse que los militantes avalasen a más de un candidato.
Borrell, que se concurrió en las primeras primarias del PSOE (1998) para ser candidato a la Moncloa, ha recordado que él solo se molestó en buscar los avales necesarios para convertirse formalmente en candidato, consciente de que "lo importante" eran los votos de los comicios.