Avisa de que la UE necesita una "base doctrinal común", difícil de hacer entre países con distinta historia y percepción de las amenazas
MADRID, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Asuntos Exteriores en funciones y próximo alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, ha avisado este miércoles de que la defensa europea tiene "un problema clarísimo de racionalidad y eficacia en la inversión, detrás de las cuales se esconden malas políticas y peores prácticas". "Invertimos cantidades no excesivas, pero invertimos mal, rematadamente mal", ha dicho.
En un desayuno informativo organizado por The Executive Forum y TEDAE, (Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio), Borrell ha señalado que los países europeos invierten un 1,4 por ciento de su PIB en defensa -según datos de 2017--, más que China y mucho más que Rusia y solo por debajo de EEUU. "Todo el mundo parece temer a Estados Unidos, Rusia y a China y nadie parece temer a la UE", ha señalado.
Según su análisis, el problema de racionalidad está en que el 80 por ciento de las licitaciones europeas se hace sobre una base nacional, igual que el 90 por ciento de la I+D+i. Eso sí, ha apuntado que la Comisión Europea liderada por Jean-Claude Juncker ha "entendido el problema y ha intentado por primera vez poner en marcha algunas soluciones.
En concreto, ha mencionado el Fondo Europeo para la Defensa, que financiará las primeras etapas de I+D+i de nuevas capacidades en las que participen varios países europeos, hasta que se llegue a nivel de prototipo, "la parte más arriesgada de cualquier proyecto", con cargo a los presupuestos europeos -si lo aprueba la Eurocámara--.
"UNA SOPA DE LETRAS"
En su futura responsabilidad, a Borrell le corresponderá, en la primavera de 2020, analizar si los distintos instrumentos europeos para la defensa común, que a veces parecen "una sopa de letras", son coherentes. En este ámbito se encuentran también la PESCO, cooperación reforzada de los Gobiernos en materia de defensa, y el proyecto de Facilidad Europea de Paz, con 10.000 millones no incluidos en los presupuestos comunitarios que financiarán los Estados en función de su PIB.
Se trata, en este caso, de tener capacidad legal y presupuestaria para ayudar a los países del entorno europeo, sobre todo del sur: "De poco sirve que animemos a la Unión Africana a asumir responsabilidades en el continente si no tenemos capacidad presupuestaria para ayudarla a ser operativa".
También ve necesario mejorar las misiones civiles y militares europeas, lo que en algún momento supondrá "abordar la creación de una instancia única de mando y control" y ser capaces de hacer operativos los grupos de combate europeos que nunca se han usado.
ESTADOS "AFERRADOS A CONCEPCIONES NACIONALES"
Al margen de todas las cuestiones operativas, Borrell ha avisado de que para construir la defensa común europea hace falta voluntad política y una "base doctrinal compartida" que ahora mismo los europeos no tienen y que será difícil construir. "No tenemos una visión estratégica de cuáles son nuestras amenazas y nuestros riesgos, seguimos aferrados a concepciones nacionales que son absolutamente legítimas y fundamentadas en la historia, pero que ya no pueden servir para garantizar nuestra seguridad común", ha explicado.
A su modo de ver, "la política exterior es la proyección de la propia identidad, y cuando las identidades son diversas y la comprensión exterior es diferente, ese es el reto, hacer que ese mosaico sea capaz de superar las diferencias". "No pretendo que haya una sola voz, me conformo con que sea un coro afinado", ha bromeado después.
Junto a la voluntad política y la unidad doctrinal, ha subrayado que no basta con establecer grandes objetivos, sino que hay que establecer "una correlación con las capacidades": "No habrá autonomía estratégica europea sin una base industria y tecnológica a la medida de nuestra ambición".
LA GENTE QUIERE SEGURIDAD, PERO NO INVERTIR EN DEFENSA
Borrell cree que Estados Unidos tiene razón al decir que Europa se ha acostumbrado a vivir bajo la protección europea pero duda de que los ciudadanos europeos estén preparados para asumir el coste de garantizar su propia seguridad. Así, ha señalado que los europeos dicen querer más seguridad, pero la opinión cambia cuando se les pregunta si quieren invertir más en defensa, cuando en realidad la seguridad se empieza a proteger "muy lejos de las fronteras". "Como decía Robespierre, el pueblo nunca se equivoca pero a veces está muy mal aconsejado", ha ironizado.
Por otro lado, ha insistido en que las capacidades que quiere construir la UE no serán excluyentes respecto a la OTAN, sino complementarias, cosa que "no debería preocupar a ninguno de los socios de la alianza", ni siquiera a Estados Unidos, que "no puede pedir una cosa y la contraria al mismo tiempo".
Eso sí, ha reconocido que cuando un país tiene una gran industria de defensa no quiere "otra que le haga competencia", pero ha recalcado que eso es "política comercial" y no se debe "encubrir con un ropaje que no es".
Borrell, que está convencido de que la respuesta al America First debe ser "Europa unida", ha reconocido que con Estados Unidos hay "discrepancias comerciales": "cuando plantean que la exportación de coches es una amenaza a la seguridad nacional tenemos un problema, como mínimo de lenguaje". Sin embargo, ha recalcado que la UE y Estados Unidos tienen mucho en común, de manera que hay que "evitar que las cosas vayan a peor y buscar acuerdos en lo comercial pero también en lo estratégico".