El camarero que vivió en Venezuela e increpó a Iglesias en un desayuno irrumpe en la comparecencia de Monedero

El camarero Alberto Casillas irrumpe en la rueda de prensa de Monedero
EUROPA PRESS
Actualizado: viernes, 20 febrero 2015 14:33

MADRID 20 Feb. (EUROPA PRESS) -

Alberto Casillas, el camarero que increpó al líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante un desayuno informativo en junio por su relación con el Gobierno venezolano, ha irrumpido a gritos este viernes antes de que diera comienzo la rueda de prensa del dirigente de la formación Juan Carlos Monedero para explicar sus trabajos de asesoría a varios gobiernos Latinoamericanos.

"Tienen miedo a la verdad. Dicen que van a llamar a la Policía", ha gritado Casillas pasadas las 13.30 horas en la sala donde decenas de profesionales de los medios de comunicación esperaban a esa hora a que diera comienzo la comparecencias.

Los gritos del camarero, que vivió en Venezuela y que es conocido por su oposición al Gobierno venezolano, han comenzado a raíz de que, según ha denunciado él mismo, una de los personas encargadas de la seguridad de los miembros de Podemos le haya instado a abandonar el lugar.

"No vengo a sabotear, vengo a oír ¿Por qué van a llamar a la Policía?", ha denunciado. Minutos después, el camarero se ha calmado, si bien se ha negado a abandonar el espacio. El profesor Jorge Verstrynge, ex secretario general de Alianza Popular y actual colaborador de Podemos -aunque sin ningún cargo orgánico-- ha sido una de las personas que ha tratado de dialogar con él.

A las 14.15 horas Casillas permanecía en la sala de la Fundación Diario Madrid que acoge la rueda de prensa. A esta hora, la comparecencia tampoco había dado comienzo, debido a un "problema de seguridad" según han explicado los responsables de prensa de la formación.

Posteriormente, se personaron en el local una pareja de policías, a los que Casillas les dijo que él no había hecho nada, tirándose al suelo. "O me llevan detenido o no me voy", les dijo. Cuando los policías han intentado levantarlo ha empezado a gritar: "no me toquen, no me toquen, me duele el brazo".

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