MADRID 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha señalado este jueves que la filtración de las declaraciones de los guardias civiles agredidos en Alsasua ante la Audiencia Nacional puede suponer un delito de revelación de secretos y ha pedido una reflexión sobre la conveniencia de respetar la confidencialidad del procedimiento judicial para que no se produzcan este tipo de situaciones.
Catalá ha hecho referencia a la declaración prestada ante la titular del Juzgado Central de Instrucción número 3 Carmen Lamela por los dos guardias civiles y sus parejas que fueron agredidos el pasado 15 de octubre en el bar Koxka de la localidad navarra por personas cercanas al entorno abertzale y al respecto ha dicho que es obligación de los ciudadanos respetar el secreto.
Tras asistir a la inauguración del Colegio de Registradores, el responsable de Justicia ha precisado, además, que es muy complicado conocer los detalles de la filtración aunque ha reconocido que es necesario estudiar los tiempos de la justicia para que haya respuestas más cercanas en el tiempo y no se dilaten en exceso las fases de instrucción de las causas.
En su declaración ante la magistrada los dos guardias civiles y sus parejas explicaron su día a día en dicha localidad donde recibe insultos y agresiones verbales y aseguraron que no pueden acudir a gimnasios o bares porque reciben amenazas constantes, según ha informado la Cadena Ser.
La Audiencia Nacional procesará la semana que viene a nueve de los presuntos agresores del teniente y el sargento de la Guardia Civil que el pasado 15 de octubre se encontraban, de paisano y fuera de servicio, realizando unas consumiciones en el bar Koxka cuando, alrededor de las tres y cuarto de la madrugada entró en el bar uno de los detenidos acompañado de una menor y se dirigió al segundo para decirle que no tenía derecho a estar allí.
En unos minutos fueron rodeados por más de una veintena de personas que les increparon y cuando éstos y sus parejas intentaron abandonar el bar se encontraron en la calle con otro grupo que junto con los anteriores continuaron insultándoles y golpeándoles hasta que llegaron los agentes de la policía foral, según la juez. La agresión les provocó múltiples contusiones y uno de los dos agentes resultó herido en el labio superior y se fracturó un tobillo.