No descarta descabalgar a Rajoy de la Presidencia apoyando a la segunda lista más votada
MADRID, 25 Oct. (EUROPA PRESS) -
Del cero al infinito. Cortejado y también atacado por todos. Ciudadanos, la formación liderada por Albert Rivera, acude a las elecciones generales del próximo 20 de diciembre viviendo su momento más dulce, convertido en el partido de moda y con capacidad, si se cumplen los augurios de las encuestas, para decidir quién será el próximo presidente del Gobierno de España.
El periodo electoral lo afronta con el subidón de los comicios autonómicos de Cataluña, donde pasó de nueve a 25 escaños y, lo más importante, superó por un amplio margen al PSC y al PP. Hasta ese momento, los sondeos sobre intención de voto lo ubicaban como cuarta fuerza para las generales, pero el 27 de septiembre marcó un punto de inflexión: C's empezó a subir, situándose incluso por encima de Podemos en algunas encuestas.
Esto ha llevado a Rivera a pronosticar un "partido a tres" entre el PP, el PSOE y Ciudadanos. No puede ocultar su optimismo, pero al mismo tiempo insiste en que hay que ser humilde y respetar a todos sus adversarios políticos.
El pasado enero, cuando el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas otorgaba a C's un apoyo del 3%, nadie se podía imaginar la evolución posterior. Si bien en el CIS de julio no le fue tan bien como en el de abril --bajó de un 13,8% a un 11,1%--, varias encuestas dan ahora a la formación naranja entre un 15 y un 17%.
Mientras, Ciudadanos sigue descolocando a quienes tratan de ubicarlo ideológicamente y saber a cuál de los dos partidos mayoritarios apoyaría tras el 20 de diciembre. Rivera prefiere no destapar sus cartas, insistiendo en que primero habrá que ver los resultados y que además sale a ganar.
Aunque en las negociaciones posteriores a las municipales y autonómicas de mayo priorizaron a la lista más votada, no está claro que en las generales vayan a actuar igual. Puesto que no ven a Mariano Rajoy encabezando la regeneración y las reformas que reclaman para España y que además no rechazan hablar con la segunda cadidatura más votada, no se puede descartar un apoyo de C's a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
MÁS ALLÁ DE CATALUÑA
Nacido de la plataforma Ciudadanos de Catalunya, C's se ha curtido haciendo política en esta comunidad, donde se constituyó como partido en 2006, entrando ese mismo año en el Parlament con tres diputados. Rivera suele recordar esa trayectoria, con lo que significa defender la Constitución en un territorio cada vez más dominado por el independentismo, cuando afirma que en su partido son "nuevos pero no novatos".
Pero el gran salto en Cataluña llegó con las elecciones de 2012, en las que triplicaron su representación en la Cámara autonómica. Aprovechando este impulso, un año después comenzó la expansión nacional del partido, y en los comicios de 2014 al Parlamento Europeo recibieron 500.000 votos.
A partir de ese momento, el crecimiento exponencial de C's se produjo en paralelo a la crisis de UPyD tras el fracaso de las negociaciones para ir juntos a las municipales y autonómicas de mayo, que el partido de Rivera supo capitalizar.
El otro gran empujón se lo dieron las elecciones autonómicas andaluzas del pasado 22 de marzo, cuando irrumpieron en el Parlamento con nueve diputados, como cuarta fuerza política. En cambio, en las municipales y autonómicas de mayo los resultados de C's quedaron ligeramente por debajo de las expectativas electorales.
Aun así, lo que logró Ciudadanos no fue nada desdeñable para un partido que tan solo dos años antes apenas tenía estructuras fuera de Cataluña: colocarse como tercera fuerza política a nivel municipal --Podemos no concurría a las elecciones con su marca--, entrando en los ayuntamientos de las principales ciudades, y lograr representación parlamentaria en diez de las trece comunidades que celebraron comicios el 24 de mayo.
PACTOS CON PP Y PSOE
Con esos resultados en la mano, Rivera proclamó que C's había abierto la "tercera vía" en España y que ya tenía la base para ganar las próximas elecciones generales. De momento, lo que sí permitieron es que la formación naranja desempeñara un papel clave a la hora de decidir gobiernos en muchos ayuntamientos y comunidades donde el PP o el PSOE necesitaban su apoyo ante la ausencia de mayorías absolutas.
Eso les obligó a posicionarse, y les llovieron críticas de todas partes porque, por ejemplo, al mismo tiempo que permitieron la investidura de la 'popular' Cristina Cifuentes en la Comunidad de Madrid, hicieron lo propio con la socialista Susana Díaz en Andalucía.
Eso sí, ese apoyo fue posible porque el PP en Madrid y el PSOE en Andalucía accedieron a firmar con C's tanto un pacto anticorrupción --como condición previa-- como un acuerdo sobre una serie de medidas económicas y sociales a impulsar durante la legislatura.
En lo que explicaron como un acto de "responsabilidad" que buscaba la gobernabilidad, el partido liderado por Rivera permitió la formación de gobiernos del PP en Madrid, Castilla y León, Murcia y La Rioja, que previamente tuvieron que aceptar sus exigencias. En esas comunidades, la candidatura más votada había sido la del PP; en aquellas donde ganó el PSOE, C's no logró suficientes votos como para hacer de "bisagra".
ALGUNAS MANCHAS EN EL CURRÍCULUM
En general, los cargos públicos de Ciudadanos no han protagonizado polémicas y han exigido con firmeza a gobiernos municipales y autonómicos el cumplimiento de los acuerdos firmados.
No obstante, ya hay algunas manchas en el currículum del partido. Los responsables son Jordi Cañas, asesor de C's en la Eurocámara que será juzgado por fraude fiscal; Eva Borox, diputada en Madrid que podría acabar imputada en relación con la trama Púnica; Carmen López, la concejal que quería que el Ayuntamiento le pagase los vuelos desde Chicago; y Jesús Presencio, portavoz de C's en el Ayuntamiento de Valladolid hasta que se descubrió que había sido condenado por conducir ebrio.
Estos problemas, sin embargo, no han impedido que C's se presente como un partido limpio y sin mochilas, sobre todo cuando se trata de corrupción y la comparación se hace con el PP o el PSOE.
A eso se suma la valoración positiva que recibe el liderazgo de su presidente en las encuestas. Con la intención de demostrar que C's no es solo Albert Rivera y que ya no es un partido autonómico, en agosto se reestructuró el Comité Ejecutivo para incluir a varios líderes municipales y autonómicos y a figuras como Luis Garicano, responsable del programa económico y fiscal. Además, en las listas al Congreso de los Diputados quieren incluir a juristas de alto nivel.
ATACADO POR TODOS
C's quiere representar, para aquellos ciudadanos cansados del bipartidismo y desencantados, una opción nueva y pragmática que, a diferencia de Podemos, no asusta al electorado más moderado. A aquellos que se identifican más con una formación política favorable a la economía de mercado y que apuesta, como dice Rivera, por reformar España "sin romper con todo".
Pero Ciudadanos también se esfuerza por marcar distancias con el PP y con el PSOE. Mientras que al primero le reprocha su historial de corrupción, su "conformismo" y su escasa ambición para hacer reformas, al segundo suele afearle que no tiene claro su proyecto para España.
Al mismo tiempo, C's se ha convertido en blanco de críticas por parte de los otros tres partidos, que han aprovechado cualquier oportunidad para atacarlo. Así ha ocurrido cuando los de Rivera han planteado cuestiones controvertidas como el contrato único, el sistema de financiación de la sanidad, la reducción de la inversión en el AVE, la limitación de los servicios sanitarios para inmigrantes indocumentados o la posibilidad de regular la prostitución y el consumo de drogas blandas.