El discreto papel de Rivera en el debate, la utilidad de su voto y algunas propuestas han provocado su caída en las encuestas
MADRID, 19 Dic. (De la enviada especial de EUROPA PRESS, Elsa Triguero) -
Favoritos en todas las encuestas en el arranque de la campaña electoral, tanto Ciudadanos como su líder Albert Rivera han ido perdiendo gas durante los últimos 15 días, pasando según las encuestas, de disputar incluso el segundo puesto al PSOE, a caer hasta la cuarta posición.
A la espera de los resultados del próximo domingo, el papel del joven partido que entrará por primera vez en el Congreso de los Diputados, dependerá del número de escaños y de su capacidad para impedir o facilitar la formación del nuevo Gobierno.
Ciudadanos arrancó muy fuerte la precampaña, favorecido por la imagen de éxito que había conseguido en las elecciones autonómicas catalanas del 27 de septiembre, pasando de 9 a 25 escaños, convirtiéndose de esa manera en el principal partido de la oposición.
Esa inercia de crecimiento se mantuvo en las encuestas durante toda la precampaña y el arranque de la campaña, en la que incluso se llegó a situar como segunda fuerza política en los sondeos. Sin embargo, los primeros indicios de que iba de más a menos, se conocieron ya en los primeros días de la campaña y se consolidaron a partir del debate a cuatro, que su líder Albert Rivera, tuvo en Atresmedia, con Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Soraya Saénz de Santamaría.
Aunque la mayoría de los medios centraron sus críticas en la intervención del líder del PSOE, Pedro Sánchez, al que dieron como el gran perdedor, el papel de Rivera en ese debate fue muy discreto para las expectativas que había levantado, destacando por el visible nerviosismo que manifestó durante el debate.
No obstante, ha sido a partir de esta semana cuando las empresas de sondeos ha ido confirmando que mientras Podemos subía como una flecha hacia arriba, Ciudadanos se iba desplomando, con trasvase de votos tanto a PP, PSOE como el partido de Iglesias.
Otro de los asuntos que han complicado su campaña electoral ha sido la política de pactos. Rivera ha mantenido que tras los comicios no apoyaría ni a populares ni a socialistas, aunque en las últimas horas ha planteado la posibilidad de abstenerse para facilitar la investidura de un Gobierno o votar no para impedir una coalición de perdedores con Podemos.
También ha tenido que dar muchas explicaciones sobre la propuesta de C's de extender a otros tipos de violencia doméstica el agravante penal por violencia de género. Asimismo, se ha enfrentado con otros contratiempos como las declaraciones del cabeza de lista por Cantabria, Carlos Pracht, quien afirmó que el aborto es "un tipo de violencia".
No obstante, Rivera ha tratado de restar importancia a las últimas encuestas, indicando que cambian cada día. En su opinión, a los cuatro partidos en liza los separan menos de ocho puntos en intención de voto, una situación "inaudita" en España.
Asimismo, destaca que no se pone "ni techo ni suelo", en el sentido de que son ambiciosos pero al mismo tiempo son humildes, subrayando que es un milagro que una formación nueva como la suya se haya convertido en "una amenaza al bipartidismo" tan solo un año después de decidir que concurriría a las elecciones.
Además, dice que a su partido le importa el porcentaje de voto que obtenga el domingo y en qué posición quede, más que el número de escaños. Y para aumentar ese porcentaje, durante la última semana no ha dejado de animar a los numerosos electores indecisos, ya sean abstencionistas, personas desencantadas con otros partidos o jóvenes que votan por primera vez, a elegir "la papeleta naranja".
Aunque Rivera ha hecho fundamentalmente una campaña muy televisiva, con muchas apariciones, ha tenido éxito de convocatoria en los mítines tradicionales. Así, consiguió congregar 10.000 personas en el Palacio de Vistalegre, de Madrid, una cifra importante, ya que ese mismo día el PP no llegó a 5.000 en la Plaza de Toros de las Rozas (Madrid)
PACTOS
Un tema que ha estado presente durante toda la campaña electoral ha sido el de los posibles pactos que intentaría buscar cada partido tras los comicios, habida cuenta de que, previsiblemente, ninguno de ellos alcanzará la mayoría absoluta.
Al respecto, Rivera ha afirmado que todos los votos que reciba Ciudadanos serán "votos de cambio" porque no va a apoyar ni a Sánchez ni a Rajoy. "Si no podemos formar gobierno para liderar una nueva etapa, no pasa nada, estaremos en la oposición", repite como un mantra.
Lo que no aclaraba nunca es si se abstendría para permitir la investidura de Rajoy o de Sánchez en el caso de que estos pudieran formar Gobierno. Ha habido que esperar al último día de campaña para que el líder de Ciudadanos dijera que en ese caso le parecería correcto "dejar comenzar la legislatura".
También ha dicho que C's se opondrá a la formación de un Gobierno de "perdedores" que desbanque al ganador de las elecciones generales y en el que sea decisivo Podemos, que apuesta por celebrar un referéndum en Cataluña sobre la independencia.
Al mismo tiempo, intenta convencer a los españoles de que solamente un Ejecutivo de Ciudadanos podrá ofrecer a España la necesaria estabilidad política, presentando a su partido como el mejor posicionado para dialogar con unos y con otros y para consensuar grandes reformas.