MADRID, 18 Sep. (EUROPA PRESS) -
España mantiene el nivel 4 de alerta terrorista de una escala de 5 desde el 26 de junio de 2015, coincidiendo con la oleada de ataques yihadistas en Francia --seis meses antes se había producido la matanza de 'Charlie Hebdo'--, Túnez y Kuwait reivindicados por el Estado Islámico (Daesh, según el acrónimo en árabe) en el primer aniversario de proclamar su califato.
Desde entonces, los fieles a Abú Bakr al-Baghdadi han sufrido un retroceso de sus posiciones en Irak y Siria y también numerosas bajas, destacando la de su portavoz Abú Muhamad al Adnani, 'cerebro' del grupo terrorista que falleció tras un bombardeo aéreo a finales de agosto de la coalición internacional liderada por EEUU, y de la que forma parte España.
La opinión pública europea, no obstante, ha seguido este verano horrorizada la cadena de ataques terroristas inspirados en el Daesh, con matanzas como la del 14 de julio en Niza, donde un yihadista al volante de un camión mató a 84 personas tras embestir contra los congregados con motivo del día de la Fiesta Nacional en Francia.
Se trata de atentados de inspiración yihadista llevados a cabo por individuos de forma individual, lo que las fuerzas de seguridad llaman terroristas solitarios --en lugar de 'lobo solitario' o 'terrorista exprés', términos que prefieren evitar--, y que en España ha obligado a extremar la vigilancia que ya se llevaba a cabo en zonas turísticas o grandes congregaciones vinculadas al culto del cristianismo.
El Ministerio del Interior ha redoblado su llamamiento a la colaboración ciudadana, recordando que los ciudadanos pueden colaborar con las fuerzas de seguridad a través de una página web (www.stop-radicalismos.es), un teléfono 900 gratuito (el 900 822 066) y un nuevo botón en la aplicación Alertcops para teléfonos móviles. El riesgo, insisten, es alto aunque en el caso de España aún menor que en Francia, Alemania, Reino Unido y Bélgica.
"No debemos sobredimensionar la amenaza pero tampoco trivializarla", advierte a Europa Press Mario Toboso Buezo, licenciado en Derecho y Criminología y profesor de la Universidad de Barcelona. Este experto en seguridad internacional, asesor del Proyecto Europeo Countering Lone Actor Terrorism (CLAT), aporta una serie de claves al respecto:
¿SE PUEDE HABLAR DE LOBO SOLITARIO?
Soy restrictivo con el uso del término. Al fin y al cabo estamos refiriéndonos exclusivamente a una táctica: la de cometer un atentado de forma individual sin atender a órdenes directas o al apoyo de terceros. El término destila cierto sentido épico que puede tener un efecto no deseado, de ahí que la propaganda yihadista lo utilice sin complejos. Utilizaría términos más neutros como el de actor solitario o terrorista individual.
¿SE TRATA DE UNA INNOVACIÓN TERRORISTA?
Si hablamos de yihadismo, no supone una innovación a partir de este verano de 2016. En 2010 el segundo número de 'Inspire', la revista de Al Qaeda en la Península Arábiga, ya alentaba a cometer atentados con vehículos a motor lanzados contra una multitud.
La mayoría de acciones individuales fracasan por un motivo: los terroristas individuales pretenden imitar los grandes atentados cometidos por los grupos terroristas que exportan un halo de admiración.
Pero entre la voluntad y la capacidad hay un abismo. De ahí la insistencia de la propaganda yihadista en señalar el ataque contra objetivos blandos mediante el uso de capacidades accesibles (atropellos, armas blancas). El de Niza es un ejemplo de este tipo de atentados menos sofisticados pero de alta letalidad.
¿HAY AHORA MÁS ACCIONES DE ESTE TIPO?
En términos cuantitativos las acciones perpetradas por actores solitarios en Occidente se han incrementado desde 2015. En primer lugar puede evaluarse como un signo de debilidad derivado de la incapacidad de cometer atentados de magnitud como los de París o Bruselas, pero también una forma de diversificar exponencialmente el universo de potenciales terroristas inspirados por la ideología salafista yihadista.
¿SON TERRORISTAS O PERTURBADOS MENTALES?
Decir que existe un ratio muy elevado de trastornos mentales entre los terroristas individuales es un argumento, cuanto menos, discutible. Dicho enfoque simplifica el fenómeno porque parece más sencillo y confortable para la sociedad pensar que un individuo está 'trastornado' o es un 'perturbado' que admitir que pueda planificar con cierta minuciosidad racional un atentado terrorista.
Pero no es así porque, sin ir más lejos, Mohamed Lahouaiej Bouhlel --autor del atentado del 14 de julio en Niza-- o Anders Behring Breivik --autor en 2011 de la matanza en Noruega-- planificaron sus acciones durante meses. Mientras sigamos hablando de individuos trastornados y no de táctica, el enfoque será desde una posición de debilidad porque desgraciadamente se ha demostrado que un sólo individuo con cierta planificación y dosis de pericia puede ser altamente letal.
¿CÓMO SE DEBE AFRONTAR LA AMENAZA?
A pesar de destinar grandes recursos humanos y económicos para evitar la perpetración de atentados terroristas, siempre existe una pequeña grieta en términos de seguridad por la que es mucho más sencillo que pueda pasar un individuo que un grupo terrorista.
Para detectar y prevenir procesos de radicalización violenta de carácter individual o colectivo la pedagogía de la amenaza es fundamental: es urgente mejorar el conocimiento de los ciudadanos respecto a las amenazas que se ciernen sobre la seguridad. Se requieren nuevas herramientas como la contranarrativa o los planes de prevención de la radicalización, contando con la participación de fuerzas de seguridad, instituciones públicas, comunidades islámicas, medios de comunicación, víctimas o incluso arrepentidos.
También hay que evitar la islamofobia y el relato maniqueo de 'ellos' contra 'nosotros'. Se debe prestar especial atención en Occidente a grupos violentos que atenten contra intereses musulmanes como comercios, mezquitas o asociaciones que acogen refugiados.
¿CÓMO EVOLUCIONARÁ EL TERRORISMO YIHADISTA?
Los grupos terroristas son operativamente conservadores y la innovación puede verse afectada por variables como la estrategia de la organización, el liderazgo o las dinámicas y resistencias grupales. Sin embargo el actor solitario planifica en virtud de su propia agenda y eso, en ocasiones, incentiva la innovación y explora su creatividad al no rendir cuentas a terceros.
El yihadismo anhelará, a corto y medio plazo, cualquier tipo de acción individual que logre cuota mediática. Me preocupa también el efecto contagio o los episodios con réplica que conlleva en ocasiones el terrorismo individual, que se idealice el modelo del luchador por su cuenta.
El impacto de lo visual, el relato apocalíptico o la fascinación por la violencia contrarrestan el nihilismo de muchos jóvenes llenando su vacío existencial y reafirmando, en el caso yihadista, su sentimiento de pertenencia a una causa trascendental.
¿URGEN CAMBIOS OPERATIVOS?
Obviamente la magnitud de los recientes ataques terroristas requiere una revisión de los protocolos policiales y probablemente la adaptación de los mecanismos operativos de respuesta.
La Policía de la Generalitat de Cataluña ha elaborado un instrumento denominado PRODERAI (Protocolo de Detección de Radicalización Islamista) que tiene el objetivo de prevenir y detectar procesos de radicalización violenta. Se ha sectorizado en diferentes ámbitos de actuación como prisiones, enseñanza y policías locales. La detección y prevención ha de tener una vocación transversal no exclusivamente policial.