MADRID, 9 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Congreso está preparando ya el homenaje a las víctimas del terrorismo que acoge cada 27 de junio desde hace una década y que este año tendrá lugar tan sólo unos días después de que concluya el estado de alarma derivado del coronavirus.
Este acto se viene celebrando en la Cámara Baja desde el año 2010 impulsado por el entonces presidente, el socialista José Bono, que lo estableció coincidiendo con el Día de las Víctimas del Terrorismo acordado a iniciativa de las asociaciones. En esa fecha, hace ahora 60 años, una niña de 22 meses murió calcinada en un coche como consecuencia de un artefacto explosivo que el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL) colocó en la estación de autobuses de San Sebastián.
Tras varios años ubicando este homenaje en distintas salas del Congreso, como la Sala Constitucional o el Salón de Pasos Perdidos, la actual presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, decidió en 2019 darle mayor visibilidad llevándolo de nuevo al hemiciclo.
Y este año la previsión es repetir esta ceremonia anual en el hemiciclo, de nuevo con música clásica, y en la misma fecha del aniversario, 27 de junio, aunque sea sábado. Así se lo ha anticipado ya este martes la presidenta, Meritxell Batet, a los miembros de la Mesa del Congreso y a los grupos en la Junta de Portavoces.
LIMITACIÓN DEL AFORO
A este acto, con el que se rinde tributo a todas las víctimas, tanto de ETA como del yihadismo y otras bandas, no sólo acude el Gobierno, y los diputados y senadores, sino que se invita a las principales autoridades del país y también a la Fundación de Víctimas del Terrorismo y diversas asociaciones y organizaciones de este colectivo.
Pese a que esta edición se celebrará una vez concluido el estado de alarma provocado por el Covid-19, aún no se habrá recuperado la plena normalidad y la Cámara Baja prevé fijar un porcentaje del aforo adecuado a la situación sanitaria en ese momento, con el fin de garantizar las correspondientes medidas de seguridad y protección.
Por lo tanto, se trabaja en un escenario de presencia limitada en el acto institucional, tanto de los parlamentarios como de las autoridades y de las asociaciones de víctimas, pero garantizando que se cursará invitación a todos los colectivos.
Desde que a principios de marzo estallara la crisis sanitaria, el Congreso decidió que sólo un 10% de diputados de cada grupo parlamentario asistiera a las distintas sesiones plenarias que se han celebrado desde entonces, un porcentaje que se incrementó hasta el 25% en el último Pleno y que se prevé que pueda aumentar semana a semana.
En anteriores ocasiones, el acto ha incluido discursos de las víctimas y de la Presidencia del Congreso, así como un minuto de silencio en memoria de las víctimas.