MADRID 1 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las dos facciones del PSOE enfrentadas por el control del partido continúan sin ponerse de acuerdo en qué votar, ni cómo hacerlo, ni quién tiene derecho a ello: la reunión del Comité Federal que debería haber empezado a las 9.00 horas sigue bloqueada casi nueve horas después.
Según han informado fuentes socialistas, el único avance que ha habido en todas estas horas, la mayoría ocupadas en recesos, ha sido la constitución de la Mesa del Comité Federal, que finalmente han vuelto a integrar los mismos miembros que lo forman desde que Pedro Sánchez es secretario general: Verónica Pérez, en calidad de presidenta, Rodolfo Ares y Nuria Marín.
Sólo este paso ya ha costado varias horas y no ha conducido a más avances. En un momento, cuando se pensaba que comenzaba la reunión, se anotaron incluso turnos de palabra, que superaron de largo el centenar, pero este proceso se suspendió.
A partir de las 15.00 horas, después de un incidente entre Ares y Pérez que acabó con la intervención de Pedro Sánchez proponiendo la readmisión a los 17 dimitidos, ha habido alguna intervención, pero únicamente para tratar cuestiones de orden. Entre ellas, ha estado la de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que ha llamado a la calma y ha defendido la votación del informe de la Comisión de Garantías, que pide la disolución de la Ejecutiva y la puesta en marcha de una gestora.
Pero por el momento, y mientras en el exterior se viven repuntes de tensión por la presencia de militantes partidarios de Sánchez, todo sigue encallado. Miembros de los dos sectores aseguran que desean buscar una solución, pero admiten que no se ve luz al final del túnel.
Pasadas las cinco de la tarde, afines a Sánchez y críticos discrepan en tres asuntos: los 'pedristas' quieren que puedan votar los miembros que se mantienen en la Ejecutiva, y cuya legitimidad no conocen los otros; que el voto sea secreto y que lo que se someta al Comité Federal sea la propuesta de celebrar un congreso extraordinario.
Mientras tanto, los críticos creen que la Ejecutiva ya no existe y, por tanto, no puede votar; defienden que hay que hacerlo a mano alzada, como se hace siempre en estas reuniones, y que el sujeto de la votación sea el dictamen de la Comisión de Garantías que da paso a una gestora.
Los dos 'bandos' aseguran que tienen los apoyos suficientes para que sus tesis triunfen. De hecho, todos atribuyen a los contrarios el temor a perder como causa de que se retrase la votación.
LOS CRÍTICOS NO CREEN QUE SÁNCHEZ VAYA SI PIERDE
De esta manera, parece que no ha surtido ningún efecto el llamamiento que hizo este viernes el secretario general, en una comparecencia sin preguntas en Ferraz, en la que pidió a sus compañeros que no se enredaran en asuntos reglamentarios y se centraran en el tema de fondo, que resumió de la siguiente manera: o congreso y 'no' a Rajoy, o gestora y abstención.
Sin embargo, los críticos no creen que del mensaje de este viernes se pueda deducir que Sánchez se fuera a marchar si pierde la votación sobre el congreso, en el supuesto caso de que lo aceptaran.
Los afines a Sánchez reconocen que si se somete a votación ese asunto, también sería difícil acordar los siguientes pasos. Según dicen, en el hipotético caso de que el líder del PSOE perdiera la votación, lo que quedase de Ejecutiva debería convocar un Comité Federal para que nombrara una 'comisión política' que fijara un congreso extraordinario.
Sin embargo, los críticos defienden que la salida de Sánchez debe llevar a una gestora que gestione con tranquilidad el relevo. Y los afines al secretario general no aceptarían que ese congreso se dilatara en el tiempo.
En la mente de muchos está que, si el secretario general pierde ahora esta batalla contra los 'barones', como la califican, podría presentarse para intentar volver a la Secretaría General.