La hermana de Dolors Bassa, condenada en la causa del 'procés', acusa a Sánchez y al PSOE de ser "cómplices" y "verdugos"
MADRID, 7 Ene. (EUROPA PRESS) -
Sánchez supera la investidura por sólo dos votos de diferencia
Reacciones tras la investidura de Sánchez
La diputada de ERC Montserrat Bassa, que ha ejercido de portavoz de su grupo en la última jornada del debate de investidura en el Congreso, ha proclamado ante el pleno que a ella, personalmente, le "importa un comino la gobernabilidad de España".
ERC, cuya abstención es clave para la investidura de Pedro Sánchez, ha escogido como portavoz en esta sesión a la hermana de la exconsejera catalana Dolors Bassa, condenada a 12 años de prisión por delitos de sedición y malversación. La diputada ha comenzado a hablar visiblemente emocionada por el "tiempo robado" con su hermana y acto seguido ha pasado a la "rabia" contra un PSOE al que ha acusado de ser "cómplice" de esa situación.
Sus palabras han generado indignación y una nueva bronca de los 'populares', que la han emplazado a votar no y han lanzado gritos de "golpista" y "delincuente" cuando Bassa se ha referido a su hermana como "presa política". "Apreteu", se ha escuchado desde la bancada, junto a 'vivas' a la Policía Nacional y a la Guardia Civil y la pregunta de si Sánchez les ha prometido la excarcelación de los presos.
Bassa ha acusado a esa "mitad del hemiciclo" de alegrarse del dolor de los familiares de los encarcelados, y se ha preguntado si el PSOE también se alegra y se siente satisfecho por las condenas dictadas. "No solo los jueces, ustedes también son verdugos porque está en sus manos hacer y cambiar las leyes", le ha espetado Bassa a Sánchez, acusándole también de participar en "construir un relato falso de violencia en Cataluña".
LA "RABIA"
Aunque ha confesado que su "rabia" le haría votar no "a un PSOE cómplice con la represión" y la "criminalización de la protesta", ha añadido que son los propios encarcelados, a los que ve a través de un "puto cristal", los que insisten en que ERC cree "en el diálogo" y en una república catalana "construida desde la cordialidad con España". "Nosotros no somos como ellos", ha añadido.
Así, ha confirmado que su grupo se abstendrá para facilitar la investidura de Sánchez, "desde la gestión de la rabia y la impotencia" y "para dar una oportunidad al diálogo" conforme a la "empatía", que, según ha dicho, preconiza la también condenada expresidenta del Parlament, Carme Forcadell. Al regresar a su escaño, el portavoz del grupo, Gabriel Rufián, la ha recibido con un abrazo.
Tanto Bassa como la portavoz de Junts, Laura Borràs, han reclamado la libertad inmediata del líder de ERC, Oriol Junqueras, y la nulidad de la sentencia condenatoria. Eso sí, Borràs ha dejado claro que sus diputados se mantienen en el 'no' porque, según ha dicho, no pueden "votar por la represión y contra Cataluña".
JUNTS SE OFRECE, SI SE VA MÁS ALLÁ DE LA COSMÉTICA
Eso sí, Borràs ha afirmado que si Sánchez pasa "del diálogo a los hechos" y trabaja a favor de Cataluña no solo con "propuestas cosméticas", Junts estará "ahí". Y es que ha dejado claro que no se fía de él, porque desde junio de 2017 ha cambiado de discurso sobre Cataluña "media docena de veces", de modo que es difícil saber qué piensa de verdad.
Borràs ha recordado a Sánchez que fue "parte proactiva e indispensable para implementar el 155 con el que empezó todo" y ha recalcado que no contribuirá a la investidura "cuando la arquitectura político-judicial del Estado está tratando de desposeer de la presidencia" a Quim Torra.
En esa línea, ha afirmado que en España "no hay separación de poderes" y ha esgrimido la decisión del Parlamento Europeo de reconocer a Oriol Junqueras, Carles Puigdemont y Toni Comín como eurodiputados para decir que España "que dice ser tan democrática y tan garantista no cumple ni con Cataluña ni con Europa" y va "en sentido contrario en la ruta del Derecho".
De su lado, la portavoz de la CUP, Mireia Vehí, además de reclamar "amnistía y autodeterminación", ha centrado su intervención en cargar contra "la agresividad de la derecha y la ultra ultra derecha", a los que ha acusado de tener "un problema con la democracia", y ha apostado por una "alianza antifascista en las instituciones y en la calle". "Trabajaremos para que la gente vea en nosotros una alternativa", ha dicho después de confirmar su no a Sánchez.