MADRID 22 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno español ha pedido este viernes a Israel que revierta "lo antes posible" la decisión anunciada esta semana de confiscar 154 hectáreas cultivables en Jericó (Cisjordania), un anuncio que España "lamenta y condena".
"Esta medida constituye un incentivo para la expansión de asentamientos de colonos en los territorios ocupados que, como el gobierno de España ha manifestado reiteradamente, son ilegales a la luz del Derecho Internacional", advierte en un comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.
"En estos momentos de tensión, este anuncio constituye un obstáculo a la creación del clima de confianza necesario para la reanudación de las conversaciones de paz y pone en cuestión la viabilidad de la solución de dos estados. Por todo ello, España llama a las autoridades israelíes a revertir lo antes posible esta decisión", concluye la nota.
El anuncio israelí comprende la apropiación de 154 hectáreas de tierras cultivables de la zona fértil del Valle del Jordán, próxima a la ciudad de Jericó. La zona, que ya estaba siendo explotada por algunos agricultores judíos y controlada por el Ejército, forma parte del territorio que los palestinos reclaman para crear su propio Estado.
La comunidad internacional considera ilegal la política de ocupación israelí y contraria al Derecho Internacional, así como un obstáculo para la creación de un Estado Palestino con garantías.
Los palestinos quieren formar un estado independiente que comprenda las regiones de Cisjordania y la Franja de Gaza, con capital en Jerusalén Este. Las últimas conversaciones para alcanzar una 'solución de dos estados' se rompieron en abril de 2014.
En agosto de ese mismo año, después de que los milicianos de Hamás secuestraran y mataran a tres adolescentes judíos, Israel se apropió de 400 hectáreas en el asentamiento de Etzion, próximo a Belén. Un movimiento que algunos califican como la mayor ocupación del Estado judío en 30 años.
Desde el 1 de octubre, fecha de inicio de la última ola de violencia en la región, han fallecido al menos 21 israelíes y un ciudadano estadounidense por ataques palestinos, mientras que las fuerzas de seguridad israelíes o civiles armados han matado a 139 palestinos, 89 de ellos descritos por Israel como asaltantes. Otro medio centenar ha muerto en enfrentamientos contra las fuerzas de seguridad durante manifestaciones.